Capítulo 5. Contrastes

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                                                                                                          Moon in a river - Louis Armstrong


Nueva Orleans 2011

Era Domingo, la vergonzosa presentación sobre el tema que les fue asignado a Ino y Hinata había sucedido con algunos movimientos y gestos insinuantes por parte de la rubia, causo un ligero revuelo en un Instituto conocido por su conservatismo religioso. Ino casi se metió en problemas, pero la rubia era muy buena para mantenerse en los límites. Ella siempre estaba a casi de ser castigada, a casi de ser reprimida, nunca pasaba del casi.

- Casi no cuenta – Refutó la rubia.

- ¿Viste la cara de Tsunade? – Preguntó Hinata. Ino negó con la cabeza.

- ¿Tú le viste la cara? – La rubia se rio – Yo no podía dejar de ver las tetas que tiene ¿Por qué la vida no me bendice a mí con esos atributos? – Se quejo

- ¡Ino por Dios, no eres plana, no sé de donde sacas esas ideas! – La pelinegra estaba avergonzada del inexistente filtro que tenía su amiga para decir las cosas

- Algún día encontrare la fórmula de la voluptuosidad – Ambas rieron divertidas ante la idea – Quien me preocupa es Hiruzen. El viejo es estricto, no podré estar en el límite de las reglas la próxima vez, al parecer las faltas se acumulan y forman un expediente por mi comportamiento. Graduarse casi a los 20 años es suficiente para mi así que tendrás que ser una amiga de esas terribles que me impiden hacer cosas divertidas.

- Lo siento por eso. – Se disculpó Hinata. Ino haló de uno de los cabellos que estaba manejando.

- Juro que si tienes esa expresión de culpa en tu cara otra vez te cortare uno de tus preciados mechones de cabello. Yo elegí, necesitabas una amiga y yo no iba dejarte sola. Fin de la discusión – La reprimenda cariñosa la hizo sonreír.

- Ya, ya, entiendo. No metas a mi cabello en esto, sabes que no me lo cortare por nada del mundo.

- Sí que lo sé.- Ino dejó escapar un suspiro - Ya está, si no me aceptan en la facultad de medicina bien podría ser una excelente estilista.

Ino recordó la promesa que su amiga había hecho después de perder cada cabello sobre su cabeza. Lo apreciaría cada segundo que lo tuviera...

Eso había dicho, la rubia rezaba que Hinata no perdiera de nuevo su cabellera. El cáncer siempre podía regresar, como la última vez. Ino tenía un mal presentimiento.

Un golpe suave y amortiguado resonó en la habitación sacando a ambas de su entumecimiento.

Era Hiashi.

- Buenas tardes señoritas – Hizo una venía graciosa que ambas respondieron – Veo que ya están listas.

- ¿Ya es hora? - Hiashi no paso por alto el temblor en la voz de su hija.

- Debemos salir ya si queremos estar ahí para cuando bajen del avión – Hinata sabía que estaba dándole a elegir si era lo que quería hacer. Y lo era, aunque no dejaba de ponerla nerviosa.

- Será mejor que nos apresuremos– Intento un tono alegre pero no salió muy bien, estaba más nerviosa que otra cosa.

- Vamos entonces – Ino no disimuló, no le agradaba la idea.

Si por ella fuera les diría que llegaran en taxi y no tener que ir por ellos, si fueron capaces de irse era capaces de regresar también. A los ojos de la rubia no tenían derecho a exigir un buen trato, no cuando abandonaron a Hinata cuando más los necesitaba.

Gracias al Jazz [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora