meet

1.4K 95 30
                                    

Donghyuck estaba molesto. Incluso molesto parecía poco para lo que estaba sintiendo; estaba enfadado. Bufó mientras se asentó en el camión, sabiendo que no tenía más qué hacer. Había pataleado, gritado e insultado hasta que su garganta se había irritado. No parecía que eso hubiera molestado en lo más mínimo a sus secuestradores, lo que le molestaba casi más.

Lo peor, es que su día no había empezado mal. A diferencia de la mayoría de sus días, este había empezado bien. Se había encontrado una cartera en mitad de la calle. Donghyuck no aprobaba especialmente del acto de robar, pero la cartera había estado llamándolo a gritos. Tras sacar todo el dinero y hacerse con la tarjeta de crédito, se empezó a sentir mal. Con algo de compasión, pensó que el dueño apreciaría al menos recuperar su cartera con sus documentos de identidad, aunque se hubiera llevado todo el dinero. Estaba en la puerta de la comisaría más cercana cuando lo cogieron.

Habían sido unas manos grandes sobre su boca y sus ojos le habían impedido reaccionar. Como si pesara lo mismo que una pluma, lo habían levantado del suelo y lo habían tirado a la parte trasera de un camión. No sin antes esposarle las manos enfrente suya. Intentando mantenerse positivo, pensó que al menos no estaba encerrado en su sitio pequeño; la parte trasera del camión estaba vacío a excepción de su propia presencia y tenía libertad para moverse por el par de metros cuadrados en los que estaba encerrado. Debía llevar algo más de media hora en el camión aunque no podía fijarse especialmente bien de su control del tiempo.

Ya harto, decidió que no iba a rendirse. Su voz se resentía, pero eso no iba a hacer que dejase de gritar y patear los lados del camión. Paró, sorprendido, cuando el camión se paró de golpe y escuchó un "ocúpate tú que, como vaya yo, lo mato" de un chico con voz grave.

Donghyuck tenía que admitir que casi se lo hizo encima cuando escuchó una puerta abrirse y cerrarse con un portazo, segundos después se abrieron las puertas de la parte trasera del camión. Asustado y lleno de adrenalina, se movió hasta estar sentado en la esquina más alejada de las puertas del camión. Sabía que, enfrente suyo, estaba uno de sus secuestradores. Sin embargo, costaba un poco tomarlo en serio cuando el secuestrador parecía ser más o menos de su edad. Era unos centímetros más alto que él y tenía una cara digna de un ángel enmarcada por un suave pelo moreno. Ese no podía ser su secuestrador.

- Mira, chico, o te callas o mando a Renjun a callarte. Y te aseguro que él es mucho menos amistoso que yo - explicó con indiferencia el chico guapo. Tenía una sonrisa de medio lado coqueta plantada en los labios aunque parecía el estado natural de su cara: coqueto sobrado.

La adrenalina seguía corriendo por sus venas y su necesidad de autopreservación parecía haber salido por la ventana. No pudo evitar que el enfado siguiera almacenado en su estómago, brotando con cada respiración que daba.

- Gracioso que seas tú el amistoso cuando parece que tienes la cabeza metida en el culo - dijo de forma amarga.

Jaemin dejó salir una risa irónica mientras negaba de forma tranquila. No parecía molesto, estaba casi más divertido.

- No se lo digas al resto, pero, de todos los que hemos cogido, eres mi favorito - le dijo con una sonrisa de medio lado -. Puede que no te matemos al final.

El enfado siguió creciendo dentro suyo. Había tenido muchos días de mierda y este se estaba convirtiendo en uno de ellos. No podía dejar de pensar que esos secuestradores le hubieran jodido su gran día. Había planeado ir a comer al primer restaurante que se pusiera en su camino y ahora iba a ser asesinado.

- Oh, vaya, me alegro tanto de que puede que no me matéis por algo que no he hecho - soltó con evidente ironía.

El chico guapo le hizo una seña para que esperase, la sonrisa aún en sus labios, y se aclaró la garganta.

black [hyuckmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora