black [hyuckmin]

torture

Dream no era intocable. Por desgracia, eso lo habían comprobado cuando habían disparado a Donghyuck.

Sin embargo, seguían siendo los más protegidos y a los que menos se acercaban.

Los Jinetes eran cuatro jóvenes que arrasaban allí por donde pasaban, dejando una senda de muertos a sus pies.

El loco dúo de Chenle y Jisung no actuaba tan a menudo, pero se sabían los secretos de todo el país. No se les podía ocultar nada.

Mark no solo era el líder y hermano de un antiguo mafioso muy poderoso. También era la pareja del líder de Nct.

Puede que eso fuera por lo que lo atacaron.

- No sé por qué compras tanta fruta. Creo que nunca he visto a Chenle probar algo que no fuera precocinado - comentó Renjun.

- Deja de quejarte.

Cinco minutos después, Mark lo dejó salir para qur fueran a mirar otras tiendas.

- Venga, hyung - suplicó.

- Renjun, siempre miramos cuchillos. Ya tienes cuchillos.

No pudieron seguir discutiendo porque, de la nada, unos hombres los cogieron desde atrás y colocaron unas máscaras con gas cubriéndoles boca y nariz.

Renjun consiguió sacar la navaja que llevaba colgada en el pantalón y clavarla en el costado del atacante. Tampoco sirvió de mucho porque cayó insconsciente unos segundos después. Mark aguantó consciente lo suficiente para ver cómo dejaban caer el cuerpo de Renjun al suelo antes de desmayarse él también.

Mark era experto en torturas, eso no significaba que fuera inmune a ellas.

Lo habían encadenado al suelo en una cárcel vieja, llena de humedad y que olía a muerto. Ni siquiera le hicieron preguntas antes de empezar a pegarlo.

Todo empeoraba cuando entraban cada pocas horas a inyectarlo una sustancia que hacía que todo le diera vueltas y tuviera muchas ganas de vomitar. Química no era lo suyo, pero tenía claro que era alguna especie de droga para que no intentara pelear de vuelta.

No podía calcular cuánto tiempo pasaba con exactitud aunque mínimo había pasado un día antes de que se dirigieran a él.

- Dinos cuáles son los negocios de Johnny con Taeyang.

Mark dejó salir una risa ahogada, sangre cayendo al suelo en el proceso.

- Creí que solo querías un muñeco al que pegar, pero resulta que queréis un chivato. Pues lo tenéis claro.

Después de eso, no pudo decir más porque lo tumbaron de un puñetazo a la mandíbula. Para cuando, dos días después, fueron a rescatarlo, Mark era un cúmulo de sangre con demasiadas drogas en el sistema.

- ¿Cuánto tiempo más crees que es capaz de aguantar? - preguntó preocupado Taeyong.

- Es muy fuerte, puede hacerlo. Solo tiene que aguantar hasta que la droga desaparezca de su sistema y ya podrán operarlo - trató de tranquilizarlo Ten.

Un grito desgarrador se escuchó desde el fondo del pasillo, haciendo que la piel se les pusiera de gallina a ambos.

- Lo hará, pero puede perder tanto en el camino - suspiró con pesar el mayor, mientras negaba con lentitud.

Con un último grito el moreno cerró la pesada puerta de metal, callando el dolor.

[...]

- Mark, solo quedan unas horas - trató de tranquilizarlo el castañito mientras pasaba un paño humedo por la frente del pelinegro.