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Donghyuck se levantó con una cama vacía, como ya era costumbre. No esperaba que Jaemin dejase de despertarse temprano solo porque a él le gustase más quedarse en la cama hasta una hora donde el sol ya hubiese salido del todo. Se desperezó, se colocó algo de ropa y bajó las escaleras hasta la cocina con la lentitud característica de alguien que no está del todo despierto.

Se terminó de despertar cuando empezó a ver personas moviéndose con rapidez de un lado a otro. Los miró con el ceño fruncido, intentando recordar si era una fecha marcada que mereciera el revuelo, pero era incapaz de recordar nada.

- ¿A qué viene tanto movimiento? - preguntó aguantando un bostezo mientras se sentaba en la mesa del comedor.

Renjun, que estaba cocinando para todos, le colocó un plato con tostadas y huevos revueltos por delante. El menor le agradeció con una sonrisa de medio lado mientras se llevaba una de las tostadas a la boca.

- Día de cambio - dijo Taeyong sonriente.

Hyuck lo miró sin entender nada. Apreciaba que Nct lo tratasen como uno más, pero de verdad que quería matarlos cada vez que decían ese tipo de cosas sin acordarse que el castaño no se sabía las costumbres o ritos.

- ¿De cambio? ¿De cambio de guardia?

- De cambio de look - Jeno tenía una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Y a ese qué le pasa? - le susurró extrañado el castaño a Jaemin, que justo se había sentado a su lado y había dejado un beso en su sien.

- Al cabrón todo le queda bien. Juraría que es imposible que esté feo, así que se dedica a reírse del resto - susurró de vuelta el traficante mirando mal al pelinegro al otro lado de la mesa.

- Preparaos - anunció Taeyong a voz de grito mientras se levantaba de un salto y se dirigía al salón.

[...]

- Lo veo innecesario - susurró Hyuck mientras veía al peluquero acercarse tijeras en mano.

Donghyuck no tenía un gran historial con las peluquerías. Es más, el historial se basaba en dos veces en su vida en las que se había puesto en manos de un peluquero. Había sido después de la muerte de su madre, cuando su padre había empezado a beber. Su padre había considerado que el pelo rapado era más barato y más fácil de controlar que el pelo largo.

Desde entonces, Donghyuck se había encargado de su propio pelo. Con unas tijeras de cocina y un espejo roto había empezado a cortárselo para que su padre no tuviera la necesidad de volver a raparlo.

- Solo relájate, no va a ser para tanto - le trató de tranquilizar el peluquero, pero el castaño siguió temblando ligeramente.

- Solo - Hyuck intentó no titubear, era extraño estar tan nervioso por algo como cortarse el pelo así que cogió aire un par de veces antes de seguir hablando - avísame cuando termines, no quiero ver.

Cerró los ojos al escuchar el primer tijeretazo. Por mucha tentación que tuviera, consiguió no abrir los ojos durante los veinte minutos que se dedicó a cortar. Se dijo a sí mismo que podía abrir los ojos cuando notó lo que reconoció al instante como tinte en su pelo, pero ya que estaba con los ojos cerrados, se dijo que podía esperar y ver el resultado final de una vez.

- Vale, ya puedes mirar - le dijo el peluquero pasada una hora y poco.

Algo asustado, Hyuck abrió los ojos. Su pelo estaba más corto y un par de tonos más oscuros, la apariencia de cachorro lo había abandonado y parecía que sus rasgos se habían afilado y había madurado. De forma instintiva, llevó las manos a la cabeza para tocar el nuevo pelo, le tenían que haber puesto laca porque estaba de punta evitando sus rizos naturales.

black [hyuckmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora