Era una mañana tranquila, mis padres me esperaban para desayunar en el patio del hostal. Desde mi habitación se podía escuchar los pájaros cantar con el amanecer. Bajo las escaleras donde allí están sentados. Mi madre me sirve el café mientras mi padre lee al periódico de la ciudad. Son las siete y aún los huéspedes siguen durmiendo. Les servimos el desayuno a partir de las ocho. Es un pequeño refugio en Brumadinho, una ciudad en el Sudeste de Brasil.
Se escucha un ruido lejos pero muy fuerte, como si el mundo se estuviera haciéndose pedazos, me levanto de la mesa preocupado y miro a mis padres que están helados de miedo. Corremos hacia la parte alta del patio donde hay algo de visibilidad más allá del hostal. Mi padre sube en la escalera que lo lleva hacia al tejado, sus piernas tiemblan y no puede pronunciar ni tan solo una palabra. Los gritos de mi madre se hacen presente en esa ensena de terror. Una ruptura de una represa forma un rio de barro hacia nosotros. El mar de lama se hace cada segundo más rápido y mire por donde se mire estamos rodeados de muerte. Mi padre baja con toda la prisa de la escalera. Veo una madre en la ventana con su hijo pequeño suplicando por ayuda.
Mi madre se sienta en el suelo y se pone a llorar. Los perros ladran con todo el poco de aire que aún queda dentro de sus diminutos pulmones. Ahora el ruido es intenso, se acerca con mucha rapidez. Además del barro, el mar muerto arrastra coches, casas, personas, arboles, todo viene hacia nosotros. La madre desesperada deja de gritar al tirarse de la ventana con su pequeño que ya no se encuentra en sus brazos. Mis padres se abrazan y me miran paralizados. Intento acercarme a ellos y reconfortarme en nuestro último acto, pero ya es tarde. La costra espesa me atrapa y me lleva para dentro de sus entrañas. Ahora no escucho ni tampoco veo nada. Todo se hace oscuro y mojado. Intento respirar, pero no puedo, mi frágil cuerpo se choca contra algo que parece ser un trozo de árbol, sus ramas me cortan la espalda, pero no me duele. Siento alguien cogerme con fuerza, no sé quién podrá ser, sus uñas me lastiman, pero ya no importa. En una tentativa sin suceso busco aire por última vez, mis pulmones se reprimen y me duele el pecho. Mi nariz esta tapada por algo moscoso y el sabor dentro de mi boca es amargo. Ese momento que todos hablan que la vida se te pasa entera en diez segundos antes de que puedas partir para siempre, es real. Me veo de niño, con mi primera novia, en mi graduación con mis padres aplaudiéndome. Cierro mis ojos y noto que es hora de irme, la angustia me arrebata el alma, me ahogo en la muerte y respiro por última vez.
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Nathalia ▶ nathaliaferrarii
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La noche estrellada
RandomBienvenidos a la Familia Galaxia que llega con mucha fuerza dando comienzo con el año galáctico, se preguntaran ¿qué es esto? Pues es muy fácil: somos un grupo de escritores que nos unimos para participar en un gran proyecto que llamamos: un año gal...