El recuerdo de lo que fui

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 Y

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 Y... después de todo, aquí estoy yo...

Mi nombre es Catherine. Catherine Swan. Tengo quince años y vivo en Colorado, Estados Unidos. Voy a tercero de la ESO. El instituto es mi infierno, no hay mejor palabra que lo describa. Realmente no acabo de comprender si soy quien digo ser, o, simplemente, dejé de serlo hace tiempo. Llevo años buscándome pero no logro encontrarme. Quizás no me encuentre jamás. Quizás no dejen que pueda hacerlo. Las heridas del pasado siempre dejan una horrible marca que se va cerrando con el paso del tiempo. Pues, a pesar de todo, la más fea y espantosa de las heridas jamás se sellará por completo. Supongo que, al igual que la de otras personas, mi herida continúa abierta. A la espera del día en que se pueda cerrar por fin. Cada día parece ser más profunda y no puedo evitar desesperarme. No todas las cicatrices pueden verse a los ojos de los demás. 

No todos los monstruos son como los imaginamos. Muchos de ellos, por no decir casi todos, se encuentran entre nosotros. Son humanos, como tú y como yo. Y, por desgracia, nos acechan sin sentimientos, a la espera de un punto débil, como verdaderos depredadores.

Dañan vidas por que las suyas propias ya están dañadas. Inconscientemente, lo están. O puede que no. Algunos de ellos son perfectamente conscientes de sus actos. Monstruos... quién lo habría dicho.

Después de todo, tengo que esconderme. Ocultarme para poder vivir tranquilamente el pequeño trozo que me queda de lo que alguna vez fue vida. A veces, por las noches, contemplo el cielo estrellado a través de mi ventana, desde la pequeña habitación donde se refugian mis ideas y pensamientos... sin poder salir de su tumba. Las estrellas, para mí, simbolizan aquello que alguna vez pude ser. Algo que sigue en algún sitio. Pero a una gran distancia.

Hoy ha llegado mi día. El día en el que por fin dejaré a los monstruos atrás. Sus burlas y ataques hacia mí quedarán atrás para siempre. No hay vuelta atrás. Asquerosa, increíblemente horrible, un estorbo y sin importancia alguna. Al parecer, todo el mundo me tiene asco, y si no es así, los monstruos se encargan de ello. Sin amigos y sin fuerzas para continuar. Regreso a casa sin lágrimas para llorar. Llena de insultos y de heridas. Mis brazos están llenos de heridas y cortes. Algunos fueron causados por esas personas. Otros, en cambio, me los hice yo. Unos cortes más y todo acabará por fin. Los monstruos se quedarán abajo, y yo por fin seré libre. Seré como las estrellas. Una estrella más en el cielo, el recuerdo de lo que fui, que aunque ya no esté, una parte de mí siempre estará ahí, en algún lugar.

Mi nombre es Catherine Swan, y hoy he pasado a ser una estrella más en el cielo.

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Eneko ▶ Eneko2004

La noche estrelladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora