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Cerraron las puertas del auto para evitar que el frío se introdujera mientras el sol de invierno iluminaba a través de las ventanillas. Sehun encendió el motor y salió del estacionamiento.

—Oye, Sehun, ¿tienes sirenas y luces en tu coche? —Los ojos de Ren se abrieron con sorpresa cuando Sehun tomó una luz de debajo de su asiento que podía colocar sobre el techo del vehículo.

—También tengo una sirena que puedo activar.

—Genial. ¡Enciéndela!

Luhan se dio la vuelta y vio como los ojos de Ren se llenaban de ilusión al pensarlo.

Sehun sacudió la cabeza.

—Es sólo para emergencias y solo la he usado una vez. —Volvió a colocar la luz debajo del asiento mientras entraba a la autopista—. Pero si te comportas, trataré de que me den permiso de llevarte a dar una vuelta.

Ren introdujo su cabeza entre los dos asientos frontales.

—¿Quieres decir que podría subirme en una verdadera patrulla contigo? Eso sería demasiado genial.

Continuaron en dirección al oeste, pasando por el centro y dirigiéndose a las afueras. Al salir de la ciudad de Gangneung, pasaron frente a un letrero que decía: Seúl, 76 millas. Luhan se acercó a Sehun susurrando.

—¿Iremos a Seúl? —Sehun le tocó la nariz y continuó conduciendo mientras los dos hombres compartían una sonrisa. Sehun colocó su mano en el brazo de su asiento y Luhan colocó su mano encima, Sehun entrelazó sus dedos.

Media hora después volvió a ver un letrero que decía que estaban saliendo de Gangwon, Ren por fin lo comprendió y comenzó a saltar sobre su asiento.

—Iremos a Seúl. Es tan genial. —Estaba sonriendo de oreja a oreja y preguntando cientos de cosas—. ¿Qué vamos a ver? ¿Cuánto falta para llegar?

Sehun respondió las preguntas de Ren con paciencia y alegría.

—Iremos a hacer algo divertido. No te lo diré todavía y estaremos ahí en maso menos una hora.

Luhan se dio la vuelta.

—Sólo relájate y disfruta del paisaje.

Ren se calmó y miró de un lado a otro mientras cambiaban de autopistas, dirigiéndose al centro. Pronto, los enormes rascacielos de Seúl aparecieron en el horizonte y se elevaron tanto que Ren luchaba por ver las cimas de los altos edificios. Cuando dejaron la autopista y se dirigieron al centro, Sehun llegó a su destino estacionándose en un enorme garaje.

—Muy bien, vamos a almorzar y luego iremos a explorar.

Ren abrió su puerta y saltó del auto mientras Luhan se acercaba al asiento del conductor y decía:

—Gracias por hacer esto. —Sehun se giró para mirarlo y Luhan se aprovechó besándolo en los labios. Su intención era que fuera un beso corto, pero pronto se tornó en uno apasionado y Luhan no quería que terminara, pero sabía que tenía que hacerlo. Reaciamente se alejó, pero Sehun se acercó y le robó otro antes de salir del vehículo.

—Sí así es como me agradeces por un viaje a Seúl, no puedo esperar a averiguar cómo me agradeces un día entero de diversión. —Los ojos de Sehun mostraban picardía. Luhan tocó sus labios antes de quitarse el cinturón de seguridad y unirse a Sehun y Ren, juntos se dirigieron al elevador y luego a la calle.

Sehun y Luhan caminaron juntos con Ren justo delante de ellos, mirando hacia arriba a la cima de los edificios.

—¿A dónde iremos Sehun? —La energía de Ren era contagiosa.

𝗕𝗼𝘁𝘁𝗹𝗲𝗱 𝗨𝗽 - 𝗛𝘂𝗻𝗛𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora