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La mañana del sábado estaba despejada y fría.

—¿Por qué nos vamos tan temprano? —Preguntó Ren al subirse al auto.

—Tenemos que pasar por un lugar. —Luhan los llevó a la biblioteca pública que se encontraba a unas cuantas calles de su casa y vio el gesto de desagrado en el rostro de Ren—. ¿No eres un buen lector?

—No leo muy bien. —El gesto permaneció.

—No me sorprende, no has tenido muchas oportunidades. —Luhan rió levemente al ver la expresión de Ren—. Vamos, encontraremos algo que te guste. —Parecía un tanto escéptico, pero siguió a Luhan al interior.

Ren miró a su alrededor al entrar, observando a las personas, pero mantuvo las manos en los bolsillos, como si tuviera miedo de tocar algo. Luhan escogió algunos libros para él mismo y luego tomó el primer libro de Harry Potter para Ren. Al regresar al auto, Luhan le entregó a Ren el libro y éste se lo devolvió inmediatamente.

—No leo muy bien. —El gesto de desagrado se hizo mayor.

—No lo harás si no lo intentas. Además, estos no son difíciles de leer y son divertidos, con hechiceros y magia. Te gustará. —Le entregó el libro a Ren y esta vez, éste no se lo devolvió.

Llegando a la tienda, Luhan se preparó para abrir mientras Ren barría y se aseguró de que la entrada estuviera limpia y seca.

—¿Por qué no te relajas un poco? La tienda no te necesitara sino hasta después del almuerzo y no quiero que trabajes todo el día.

Ren sonrió y desapareció en la parte de atrás. Unos minutos después, Luhan escuchó el ruido de la televisión.

Cuando Ángela ingresó justo después del mediodía, Luhan fue a la parte trasera para ver si Ren estaba listo para ir a comer y se sorprendió al ver a Ren recostado sobre el futón, concentrado en el libro.

—¿Listo para ir a comer? —Ren bajó el libro y fue por su abrigo.

—Ahora estaré listo. —Cuando Luhan se colocó su abrigo, encontró a Ren en el frente hablando con Ángela. Los dos tenían las cabezas juntas y cuando lo escucharon, Ángela levantó su cabeza y sonrió pícaramente en su dirección antes de ayudar a un cliente.

Al regresar de su hora de almuerzo, se encontraron con un caos. Tanto Ren como Luhan se ocuparon, pasaron la tarde y el principio de la noche atendiendo el negocio. A la hora de la cena, ambos estaban hambrientos, así que envió a Ren a comprar un bocadillo ligero. Regresó unos minutos después, pálido y temblando.

—¿Qué pasó? —Luhan vio como Ren se dirigía a la parte trasera de la tienda. Miró a Ángela y luego lo siguió—. ¿Qué pasa?

Ren se sentó sobre el futón de la oficina, meciéndose adelante y hacia atrás, estaba realmente asustado. Luhan se sentó a su lado y colocó un brazo alrededor de sus hombros.

—Vi a Yong el Dragón cerca del restaurante. Corrió hacía mí en cuanto me vio. —Ren aun respiraba con dificultad—. Corrí hasta aquí tan rápido como pude.

—¡Mierda! —Luhan se puso de pie y corrió a la tienda tan rápido como pudo. Había unos cuantos clientes caminando alrededor de la tienda y un enorme hombre se encontraba afuera mirando a través de las vitrinas—. ¡Ángela, llama a la policía!

Ésta levantó el teléfono mientras Luhan observaba al enorme hombre alejarse de la vitrina y correr por la calle. Podía escuchar a Ángela al teléfono hablando con alguien.

—Enviarán a alguien inmediatamente.

—Bien. Iré a revisar las cámaras de seguridad para ver si lo filmamos. —Nuevamente en la parte trasera, encontró a Ren, quien aún se encontraba sentado en la oficina. Luhan se sentó a su lado.

𝗕𝗼𝘁𝘁𝗹𝗲𝗱 𝗨𝗽 - 𝗛𝘂𝗻𝗛𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora