||CAPITULO II||

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Es increíble cómo la vida puede ensañarse con alguien sólo por diversión... Los ángeles del destino se divierten jugando con los mortales que deben de guiar, a veces en forma demasiado cruel...
Todos en aquella familia parecían estar signados bajo la marca de alguna ¿energía cósmica?, llámele cómo desee mi querido lector, pero el hecho es el mismo al final: la desgracia siempre iba a estar acechando, esperando en algún rincón, en algún momento de perfecta ilusión de felicidad...
Dicen que el destino de cada ser humano está en sus propias manos, pero entonces ¿porqué las cosas suceden, no importa cuánto nos empeñemos en cambiar su rumbo? ¿es que no tenemos el control, es sólo una falsa sensación de seguridad que debemos saber interpretar para luego no sorprendernos en demasía?



Mansión SanRomán. 12 am.

Siempre había sido la señora de la Mansión SanRomán. Desde el primer día en que había puesto un pie en la casa de su hermano había dejado clara huella de su presencia... en todos los aspectos. Pero ahora, esa sensación de control, de poder se había desvanecido...¿desaparecido de pronto? Nunca. Nunca jamás permitiría que las cosas se salieran de su cauce, de la normalidad que reinaba en la casa desde hace veinte años, cuando habían regresado de aquel fatídico viaje. Mala experiencia para algunas, pero no para ella... no, había sido el golpe de gracia que esperaba desde que María había engatusado a su sobrino Esteban para que se casara con ella, convenciéndolo de su "amor interminable", sólo para poder entrar en la familia... Para robarle todo lo que le pertenecía...
Pero Alba siempre se las ingeniaba para que las cosas se voltearan a su favor y ahora no sería la excepción ¿o si?.
Bajó la escalera de la mansión mientras llamaba a su más fiel aliada en todos estos años.
-"REBECA"- No hacía falta gritar, su autoritaria voz resonaba en la casa vacía, a pesar de la hora era extraño que no hubiera nadie de la familia... ¿demasiado extraño quizá? -"¡REBECA!"-empezaba a molestarse, nadie hacía esperar a Alba Sanromán y menos una empleaducha que..
-"¡¡Señorita Alba!! ¡Disculpe la demora, es que..!-Rebeca llegaba apurada desde la otra habitación con unos manteles en la mano.
-"No me importa que estabas haciendo, ¿donde están todos? ¿Mi sobrino ya llegó?-preguntó ignorando a la pobre Rebeca que intentaba recuperar el aliento luego de la corrida desde la cocina.
-"No señorita, el Sr. no ha llegado todavía y los muchachos tampoco, ninguno de ellos avisó que no vendría así que ¿ordeno que preparen el almuerzo?"
-"Si, hazlo."-contestó secamente mientras se dirigía a la puerta de enfrente.
-"¿La Srita va a salir?"-Rebeca miraba atentamente mientras Alba se iba.
-"Si, pero regresaré para el almuerzo... ¡No sé porqué te explicó nada!... si Esteban llega dile que necesito hablar con él y que es muy importante... ¿Me entendiste?- dijo desde la puerta.
-"¿Llamo a Arnoldo para que la lleve Srita?"
-"No, no es necesario, adiós Rebeca"-Tomó su bolso de la mesita donde descansaba desde la noche anterior "<¿Cómo lo dejé aquí? No, no.. tengo demasiadas cosas en la cabeza...>"
El día estaba radiante, sin una nube que opaque el azul del cielo...Un día perfecto en todos los sentidos. Alba descendió los últimos escalones de la entrada de la mansión mientras sonreía… una sonrisa extraña, mezcla de satisfacción y malicia...
Miró el auto detenido en la puerta de la casa, mientras el hombre se apeaba del vehículo, dando la vuelta con la intención de abrirle la puerta del acompañante.
-“No te molestes, no necesito de tus galanterías de pacotilla”- dijo fríamente, mirando al hombre directo a los ojos.
-"Veo que no cambias... siempre tan amable y considerada con los demás ¿verdad Querida?. Pero, de acuerdo, será como quieres..."-el hombre se volvió sobre sus pasos y subió de nuevo al auto.
Alba subió al auto y mientras se acomodaba en el asiento miró a su acompañante. Lo había conocido en uno de sus tantos viajes. Hacía ya tanto tiempo que no recordaba donde, pero lo que nunca olvidaría fue cómo conoció a este hombre tan maravilloso... en su propio sentido.
Confidente de toda la vida, Juan Carlos era una de las pocas personas que podía decirse la conocía más a fondo, aunque nunca nadie lo sabría todo sobre ella... una mujer debe saber mantener en secreto su lado oscuro y ella lo sabía mejor que nadie.
Pero aún así, podía decirse que lo que la unía con Juan era especial.
Miró a su "amigo" y durante el segundo más largo de su vida se preguntó de nuevo porqué no se había ido con él cuando se lo pidió... había tantas cosas imposibles que la retenían y que aún así se negaba a abandonar, pero cada vez que él la veía con esa mirada conocedora de sus secretos no podía evitar pensar en ello otra vez.
-"¿Cómo has estado?, Hace mucho que no nos encontramos..."-preguntó desviando la mirada de él.
-"Muy bien, las cosas no han podido estar mejor.. ¿y tú? ¿Qué has estado haciendo todos estos años?- encendió el carro mientras la miraba de reojo.
-"Ya tendremos tiempo de conversar de nuestras vidas en otro momento. Ahora necesito saber algo"-volteó a verlo mientras él arrancaba el auto y se alejaban de la mansión SanRoman.


Campo de Polo del TECAMAC AC POLO CLUB, MEXICO DF. 12 am.

-"¡Vamos Héctor!! ¿Qué diablos estás haciendo ahí todavía? El partido va a comenzar!!-gritó Leonel ya exasperado de que su amigo no volviera de los vestuarios.
-"Voy!!!- Héctor SanRomán venía corriendo al encuentro de Leonel con el casco de polo en la mano-"Mi papá llamó, necesita vernos más tarde..."
-"¿Esteban llamó?¿Qué no iba a venir a ver el partido?"
-"Pues no, dijo que las cosas se complicaron en la oficina pero no quiso dar detalles, ya sabes como es papá con esas cosas!!! Vamos, ahora eres tú el que se demora ¿eh?- gritó mientras se montaba a su caballo para dirigirse a donde se encontraban los demás compañeros de equipo.
-"Hey, no se vale!! Espérame...-Leonel se apresuró a ponerse los guantes y levantar su casco del suelo mientras intentaba montarse al caballo -"Tramposo!!"
El juego comenzó. Ambos equipos eran muy buenos y no tardaron en encarnizarse en la batalla por ganar el partido.


Empresas SanRoman. 12.07 am.

No podía creer que las cosas se estaban volviendo tan complicadas a cada paso que daba para descubrir la verdad. Estaba harta de discutir, harta de cuidarse las espaldas cada vez que salía, harta de ver pistas y fantasmas donde no los había.
Esta había sido una de las discusiones más fuertes que había tenido con Esteban desde que llegó a México desde Aruba y se presentó ante todos ellos en aquel salón de hotel.
Parecía que era ayer cuando entró al salón que tan meticulosamente había preparado para enfrentarse con los que alguna vez había creído sus amigos... y lo peor, el que había creído el amor de su vida... Él la había olvidado para siempre y lo confirmó cuando vio su reacción en cuanto ella apareció por la puerta: se quedó mirándola como si fuera un fantasma y luego supo porqué... vaya la ironía ¿no?.
Salió de las Empresas Sanromán, miró hacia la avenida, buscando un taxi con la vista, pero no había un alma en la calle... era como si todo se hubiera detenido en ese preciso instante...
"<Hoy no es mi día de suerte... debería haberle pedido a Lupita que pidiera uno al servicio de taxis...>" Ni modo, no había que más hacer así que empezó a caminar por la vereda, de vez en cuando volteaba a ver si venía un taxi, pero nada... se giró para el frente, demasiado tarde para detenerse...
-"Perdón, que torpe soy!!"-atinó a decir mientras intentaba recoger las cosas desparramadas de la persona que acababa de llevarse por delante -"de veras, no sé que..."-María levantó la vista y lo vio. Ahí arrodillado junto a ella, él la miraba divertido porque con la confusión no se había percatado de quien era...

Mientras, ya en su oficina, Esteban intentaba comunicarse con su casa. "<¿Cómo es posible que nadie conteste?>", exasperado se levantó de su silla -"¿Dónde demonios están todos?-gritó en el auricular antes de percatarse que alguien ya había contestado.
-"¿Sr. SanRoman?"-preguntó tímidamente una voz femenina del otro lado de la línea.
-"¿Tránsito? ¿Donde están todos? ¿Por qué nadie contesta el teléfono en esa casa?"-estaba molesto, pero la pobre empleada no tenía la culpa de que él no pudiera manejar las iras de su esposa, así que cambió el tono, sólo un poquito...-"¿Mis hijos ya llegaron?".
-"No Sr., el joven Héctor dijo que no vendría porque tiene un partido de polo..."
-"Si, ya lo sé, hablé con él hace un momento...¿y Estrella?-se sentó de nuevo tras su escritorio, ya se sentía más tranquilo...
-"La srita Estrella llamó para decir que no vendría a la casa a almorzar, que pasaría la tarde en lo de la Srita Maggie..."
-"Ah, cierto... ¿y mis tias?"
-"La Srita Alba salió y la Srita Carmela está en su recamara, ¿quiere que le avise?"
-"No, no no, sólo avísele que no voy a ir a almorzar ¿de acuerdo?"
-"Si señor."
-"Ok...ah, ¿Tránsito? Perdone los gritos de antes, es que... no sé que me pasó.." "<Si claro.. no sabes que te pasó!!! María se llama lo que te pasó...>"
-"Descuide Sr. no tiene que..."
-"Sí, si tengo... hasta luego"-se levantó mientras miraba por la ventana.
-"Hasta luego Sr. SanRoman"-Tránsito colgó y se dirigió de nuevo a la cocina mientras pensaba lo extraño que estaba su patrón desde hacía unos días. Pero no, eso no era de su incumbencia así que mejor dejarlo.

Esteban tomó su sacó del respaldo de la silla donde lo había arrojado exasperado después de la disputa con María, y salió al pasillo de las oficinas. Una de las secretarias, Alma, aún se encontraba en su escritorio.
-"Sr. Lupita me pidió que le diera estos documentos que el joven Ángel dejó para usted"-dijo mientras le entregaba los documentos a su jefe.
-"Gracias Alma. ¿Angel ya se fue?"
-"Si Sr. SanRomán, hace un momento se fue".
-"De acuerdo. Buenas tardes Alma"-se encaminó al ascensor con paso cansino.
-"Buenas tardes Sr."-Alma se quedó mirando las puertas del elevador cerrarse lentamente.

El estacionamiento estaba vacío, sólo quedaban unos pocos automóviles estacionados, diseminados por toda la planta. Esteban se dirigió al suyo, todavía pensando en su discusión con María. Tenía que encontrar la forma de que ella cambiara su actitud hacia él. "<Te conquistaré de nuevo... yo sé que todo lo que dices sentir por mí no es verdad... tu me amas aunque lo niegues y yo te haré reconocerlo...>", rebuscó las llaves del coche en el bolsillo del pantalón mientras dejaba el maletín sobre el techo junto con su saco "<Condenadas llaves!!... ¿donde..? Ya!>"las sacó y abrió el la portezuela, tomó el maletín y el saco y los arrojó al asiento del acompañante y entonces lo vio... un destello rojo, apenas un puntito visible por la penumbra de las luces del estacionamiento... allí tirado en el suelo del coche.
Estiró su brazo y lo recogió. Un pétalo rojo.
Se acomodó en el asiento, apoyó su cabeza sobre el volante mientras los recuerdos fluían de nuevo... aquel día...

_-_-_-_Flashback_-_-_-_

La había llamado temprano y prácticamente le había rogado que aceptara almorzar con él.
-"María, por favor! Tenemos que hablar..."-
-"Esteban, no hay nada que decirnos... Y aunque así fuera, tengo demasiadas cosas, la platería está en su mejor momento y debemos organizar la presentación de los nuevos diseños y..."-María ya no encontraba excusas para retrasar lo más posible una de las tantas "conversaciones de Esteban", aunque ella se moría por estar con él, sabía que no podía ceder... no todavía.
-"María, María, sólo es un almuerzo...Tienes que comer ¿verdad? y mientras tanto me das el gusto de tu compañía..."-¿Eran ideas suyas o María le estaba rehuyendo...de nuevo?
-"De acuerdo, Esteban."-contestó María con un suspiro de resignación.
-"Estupendo, paso por tí en 1 hora ¿de acuerdo?"-Esteban no cabía en sí de la felicidad, ¿quizá ahora tendría la oportunidad que tanto anhelaba?
-"Aquí estaré, nos vemos Esteban"-"<¿Por qué siempre acaba por convencerme? ¿Por qué?>" Pero en el fondo no podía evitar alegrarse de lo ocurrido. Esbozó una sonrisa mientras miraba a Vivian, quien acababa de entrar a la oficina.
-"Adiós, mi amor"- Esteban colgó el auricular y con una sonrisa de oreja a oreja se dispuso a seguir trabajando.

-"Vaya, vaya ¿por qué tan contenta? ¿eh, Mária?- Vivian miraba divertida a su amiga que con cara de enamorada colgaba el teléfono-"¿Era el Sr. SanRomán?".
-"Si Vivian, era Esteban.."-miró a su amiga-"Quita ya esa sonrisa, no es lo tu estas pensando"-pero no podía evitar sonreír ella misma.
-"Dé acuerdo, Mária. Cómo tú quieras... Aquí te traigo los modelos que me pediste antes.."-y le entrega un folder.
María toma la carpeta y hojea rápidamente su contenido.
-"Vamos a tener que trabajar mucho si queremos que todo esté perfecto a tiempo, Vivian. Estoy tan emocionada!"
-"Se te nota..."-María la mira como diciendo "¿volvemos a lo mismo?"-"...pero si, tienes razón, deberemos esforzarnos mucho para terminar todo.."-dijo casi tímidamente mientras se dirigía a la puerta.-"Te dejo para que acabes pronto..."
-"Gracias Vivian..."-María se reclinó en su silla pensando en el almuerzo que tendría con Esteban... tendría que prepararse porque no podía cometer errores, aunque ya no estaba tan segura...

Los minutos parecían pasar tan lentamente que esa bendita hora se estaba haciendo eterna para Esteban. Estaba tratando de leer y comprender una nueva propuesta de fusión que le había entregado Leonel esa mañana. Si se concretaba sería un paso gigantesco para las Empresas SanRoman, pero le estaba resultando imposible concentrarse así que...
"<Faltan 23 minutos... no, 22 minutos...>" miraba impaciente su reloj mientras se acomodaba en su sillón de ejecutivo. "<Hasta que llegue al estacionamiento, conduzca hasta allá será la hora señalada...¡Sí, al diablo>", se levantó de un salto de su silla y salió velozmente de la oficina. Casi choca con Alma que venía del lado contrario e iba rumbo a la oficina de su jefe.
-"Sr. SanRoman, perdón Sr. no lo ví..."-Alma casi deja caer los papeles que llevaba.
-"No te preocupes Alma... si alguien me busca dile que llegaré como a las 3 pm...-se detuvo y lo pensó mejor-..."no, mejor diles que me comunicaré mañana ¿de acuerdo?"-empezó a caminar hacia el elevador.
-"Pero Sr.... hay un problema..."
-"Luego lo resuelvo, Alma... o avísale a Leonel y que él se encargue!!-fue la respuesta de Estaban mientras el elevador se cerraba-"BUENAS TARDES!!"
Alma se quedó con los papeles en la mano -"Buenas tardes.... Sr...". Se volvió hacia su escritorio y guardó los papeles en el cajón porque el Sr. Leonel todavía no llegaba, mientras sonreía por la actitud de su jefe.

Esteban estacionó su Jaguar frente a la Platería. Sólo había tardado 10 minutos en llegar y ahora estaba sentado tras el volante, como un adolescente esperando por su enamorada, todo nervioso, pensando las palabras correctas que le diría a su María, porque ya no podía cometer errores. Finalmente se decidió...se quitó el cinturón de seguridad y bajó del auto.
Se acomodó el saco y la corbata y se encaminó hacia la puerta...
-"Eh.. Buenos días... ¿María está?- dijo a la primera señora que se le cruzó, una de las artesanas de María.
-"Si Señor SanRoman, ya le aviso...¿me espera un momento?"-todas conocían al esposo de la Sra. María.
-"Gracias Sra., aquí esperaré"-dijo mientras miraba alrededor. Las cosas habían cambiado mucho desde la última vez que María lo había invitado a conocer su negocio...en ese tiempo las cosas estaban bien entre ellos y ahora...una voz femenina interrumpió sus cavilaciones.
-"Era en una hora Esteban"-María lo miraba con una mezcla de enojo y... ¿alegría?
-"Si, lo sé mi amor, pero pensé que tardaría más... tu sabes, por el tráfico..."-la miró con ojos de enamorado-"Te ves muy hermosa".
-"Esteban, ya te lo dije, no me digas "mi amor", no soy tu amor...-le dijo en voz baja, para que sólo él escuchara...-"Estaré lista en unos minutos"-y lo dejó ahí parado, mirándola embobado, como siempre...
-"Aquí estaré..."-"<Vaya, todavía te resistes...>" Entonces lo recordó...
-"Dios, que tonto soy!!!"- salió, se acercó al auto, abrió la puerta del acompañante y sacó un enorme ramo de tulipanes rojos. Los había comprado apenas salió de la empresa. Eran las flores favoritas de María cuando estaban casados, eso no lo iba a olvidar ni en cincuenta años!!!.
Regresó a la platería y cuando entraba María salía de su oficina, con su bolso y se detuvo mirándolo.
-"¿Ahora eres mago también?"-intentaba disimular la sonrisa que asomaba a sus labios viendo a Esteban con el ramo en la mano.
-"Tal vez... tendrás que averiguarlo..."-contestó pícaro-"Para tí"- dijo dulcemente mientras le entregaba el ramo.
-"Gracias Esteban, no tenías que molestarte.."-pero no podía evitar esa sensación de amor que la inundaba... a pesar de sus intentos, ya no podria resistirse mucho tiempo más... su amor por Esteban no había muerto, ni moriría jamás...
Él aprovechó el momento para tomarla de la mano y atraerla hacia él... lentamente levantó su barbilla con un dedo y la besó... un beso tierno, dulce... y para su sorpresa, ella lo correspondió.
María cerró los ojos, esperando lo ya sabía que sucedería... los labios de él se unieron con los suyos, llevándola en un viaje de placer y amor... y aunque sólo duró unos segundo, bastó para derribar todas sus defensas emocionales... ahora estaría a su merced, para siempre...

Un golpe sordo interrumpió sus pensamientos y...

_-_-_-_Fin del Flashback_-_-_-_

Esteban levantó la cabeza y miró a su izquierda, buscando con la mirada a quien se había atrevido a interrumpir tan hermosos recuerdos...
-"Sr.¿son suyas?"-el guardia lo miraba por la ventanilla, agitando unas llaves en la mano.
Esteban lo miró molesto y vio lo que tenía en las manos. Bajó la ventanilla.
-"Si, gracias"-"<Qué estúpido eres Esteban!!!, Dios!>"
-"De nada Sr. Que tenga buen día"-el guardia se volteó para regresar a su lugar habitual.
-"Si, usted también!!"-contestó Esteban mientras arrancaba el coche, guardando el pétalo en el bolsillo interno del saco.
Arrancó y saludó al guardia con la mano mientras salía al exterior.


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Tiempo presente. Mansión SanRoman. Despacho de Esteban. Noche.

"<A nadie le importará lo que yo tenga que decir, al final será lo que deba ser y no importa cuánto intente remediarlo ahora... ella no olvidará jamás... y yo tampoco>". La mansión estaba silenciosa. Todos los miembros de la familia SanRoman se habían retirado a sus habitaciones hacía más de una hora.
María había llegado justo para la hora de la cena, pero sólo saludó a los muchachos y se disculpó diciendo que no se sentía muy bien, en medio de una avalancha de preguntas de sus hijos. Esteban sólo se había limitado a mirar la escena, desde afuera porque él sentía que ya no tenía cabida allí... Cuando sus hijos se enteraran de la verdad, de todo lo que realmente había sucedido aquel día no se lo perdonarían...
"<Pero todo lo hice por ellos...por mi familia...>", pero esa idea sonaba cada vez más falsa y vacía y ni el mismo Esteban se creía ya ese poderoso argumento que hacía años venía callando las voces de su conciencia.
Se acercó a la pequeña mesa y se sirvió un trago.
-"No voy a rendirme, lucharé por su amor, ellos me entenderán..."- entonces una voz femenina a sus espaldas lo interrumpió.
-"¿y cómo estas tan seguro?"




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