3. Me equivoqué

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Habían pasado tres meses desde que Clarke estaba desaparecida, porque aquel contrato no había sido más que una farsa. El primer día que fue al supuesto "Club de Bolos" en que iba a trabajar, le habían dicho que esperara en el callejón de éste para aclarar unos detalles, pero ahí ocurrió todo.

Ella pensaba que se encontraría con Dante en el mismo lugar, sin embargo, no fue así, como vio que transcurrió bastante tiempo, Clarke optó por llamar al sujeto por el teléfono, pero ante su despiste no se percató de la presencia de alguien que sin tiempo a reaccionar, este la había agarrado por la espalda, Clarke en aquel momento intentó forcejear, asestar golpes, e incluso llamar la atención de alguien cercano, pero el sujeto siendo más fuerte que ella apretó con más intensidad la mano en su boca impidiendo algún tipo de sonido, es así que arrastrándola hacia una furgoneta estacionada, la rubia vio aparecer a Wallace frente a ella, Clarke pensó que este la iba a ayudar, pero en su lugar le brindó una sonrisa de medio lado que provocó que todo su cuerpo se helara, y comprendiendo todo, ella hizo el último intento de gritar, pero ya era demasiado tarde, le habían puesto un trapo en la cara adormemciéndola, y como último recuerdo de aquel suceso, con su vista desvanecida vio la malicia en los ojos de Dante.

Desde aquel día empezó su peor pesadilla.

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En la actualidad

—¡PONTE LA MALDITA ROPA, ZORRA! —Le gritó un hombre el cual conocía como Alacrán.

—¡No volveré a salir ahí con un cerdo de esos! —espetó Clarke.

—¡CUANDO DIGO QUE HAGAS ALGO LO HACES SIN RECHISTAR MALDITA PERRA! —diciendo esto, Alacrán agarró a Clarke del cabello acercándola a él.

—¿Entendiste? —le preguntó este a la vez que le susurraba al oído.

—S-sí... —respondió en un susurro la rubia asustada.

—¡¿Te pregunté que si ENTENDISTE?! —enfatizó la última palabra haciendo que su aliento y algunas gotas de saliva rebotaran en su rostro.

—¡SÍ! —gritó Clrake sintiendo cómo este la soltaba bruscamente, empujándola contra el piso.

—Te espero vestida en cinco minutos —dijo Alacrán con firmeza antes de salir de la habitación e irse.

Cuando se fue, Clarke se sentó en la única cama que había en esa habitación, con paredes gastadas y malolientes, el suelo hecho de baldosas blancas y frías. Mirando a la única ventana que tenía frente a ella la cuál estaba cerrada con un candado de seguridad se dijo:

—¿En qué momento accedí a este trabajo? —escondió su rostro entre sus manos para consolarse con sus sollozos.

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Cinco minutos después, Clarke intentó tranquilizarse y borró los rastros de su llanto, luego salió seguida por Alacrán esposada con las manos en la espalda mientras este la guiaba por un pasillo hacia la oficina. Una vez parada en frente de esta, Alacrán tocó dos veces a la puerta y esta se abrió.

—Pero qué hermosa te ves, Clarke —dijo Dante mientras la miraba de arriba abajo sonriente.

Llevaba puesto un conjunto strapple de dos piezas de color negro y unos tacones del mismo color.

Clarke no lo miró a la cara y permaneció con la cabeza abajo mirando el suelo a la par que avanzaba hacia el interior de dicha habitación.

—Hey, ¿por qué esa carita?, mira que hoy tienes una cita con una persona que aprecio mucho, eh —dijo Dante con sorna.

Un amor inesperado [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora