4.¿Clarke?

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La clienta Woods me devolvió la mirada penetrante mientras yo esperaba su posible respuesta.

Clarke... qué bonito nombre —dijo mi nombre casi susurrando como si estuviera queriendo saborear cada letra de éste.
Luego pude notar cómo ahora ella se quedaba detallándome de pies a cabeza un instante desde su posición, que por cierto estaba cerca de un escritorio y encima de este había un oso de peluche que hacía parte del adorno de la habitación.

No dije absolutamente nada.

—¿Sabes por qué estoy aquí cierto? —preguntó enarcando una ceja.

En ese momento quedé en shock porque me ella me hizo caer en razón que teníamos un determinado tiempo en cada sesión, un tiempo estimado de cuarenta y cinco minutos en el que yo debo complacer de una u otra forma a mi cliente y dependiendo de cómo lo haga en la sesión, así me va a tratar Wallace.

—Sí, lo sé... y-yo lo siento —dije un poco apenada.

—Entonces no se diga más, y demuéstrame de qué eres capaz —dijo con una semi sonrisa.

Una vez me dijo eso, empecé a acercarme hacia ella en paso lento y sensual dentro de lo que cabe. Una vez llegado al frente de Woods, comencé a ascender rozándole mi mano derecha en su brazo izquierdo hasta llegar detrás de ella y comenzar a acariciarle los hombros, después su cuello y regresé de la misma manera en la que empecé hasta su otro brazo quedando nuevamente frente a ella. La clienta se quedó mirándome a los ojos mientras yo separaba suavemente sus piernas sin querer incomodarla ya que todavía las tenía cruzadas, empecé por adentrarme en estas para ser su centro de atención y poco después agarré sus manos y las puse sutilmente sobre mis caderas. Cuando hice esto no sé porqué pero sentí un escalofrío que me hizo cerrar los ojos y suspirar.

—¿Sucede algo, Princesa? —preguntó notando mi reacción.

Abrí los ojos y proseguí con lo mío, meneé mis caderas lentamente mientras con sus manos subía y bajaba por mis costados, noté sus ojos verdes dilatados y fue entonces cuando decidí darme la vuelta haciendo algo que poco me gustaba hacer, dejé que observara mi trasero mientras seguía bailando y le permitía acariciar mis caderas, pero en un abrir y cerrar de ojos pude sentir cómo esta mujer se había parado justo detrás de mí haciéndome detener cualquier movimiento que estuviera haciendo.

Su cuerpo estaba pegado de tal forma que me hizo contener la respiración, sentí su pelvis pegada a mi trasero, sus pechos detrás de mi espalda y sus manos estaban posadas en mis caderas inmóviles, después me percaté de su respiración relajada en mi oído.

—Empiezo a creer que todo esto es una pérdida de tiempo —suspiró suavemente a un lado de mi cabeza.

Fue entonces cuando no sentí más su presencia detrás de mí y su tacto en mi piel semidesnuda. La vi dirigirse hacia la puerta, pero la detuve agarrando su brazo.

—Espera, por favor no te vayas, puedo hacer lo que tú quieras, puedes usarme a tu antojo pero por favor no te vayas todavía —dije esto viendo que nos quedaban aún, treinta y cinco minutos. Estaba tan desesperada por complacerla bien que no noté que aún estaba agarrando su brazo.

Ella miró el agarre e inmediatamente la solté.

—L-lo siento, no quise... perdóname —dije agachando la cabeza.

—Para empezar Princesa, no me quedaré aquí sabiendo que ni tú ni yo estamos disfrutando del momento.

—Puedo hacer otra co... —me interrumpió.

—Segundo, no necesito pedirte que hagas algo que no quieres hacer y tampoco te voy a obligar, tienes que ser tú la que me complazca con lo que sabes hacer. Y sino, ¿por qué sigues trabajando aquí si no sabes hacer nada?

Un amor inesperado [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora