Un amor inesperado [CLEXA AU]

25. Cena familiar

Lexa's Pov

—Lexa... yo lamento tanto que hayas tenido un padre tan rudo.

—No tienes porqué lamentarte, después de todo aprendí que gracias a su rechazo podía valerme por mí misma sin necesitar la aprobación de nadie. Ni siquiera de él.

—Y tu madre... ¿alguna vez hizo algo al respecto?

—La verdad ella poco podía hacer, recuerdo que una vez intentó hablarlo con mi padre pero resultó mal ya que duraron peleados por casi una semana y para ese entonces yo ya no vivía con ellos y después pasó... lo del accidente —dije recordando aquello amargamente.

Vi que Clarke iba a decir algo pero no la dejé—. Lo que sí agradezco inmensamente es haber compartido con mi madre, no lo hice lo suficiente como me hubiera gustado, pero al menos lo hice y eso es algo que jamás voy a borrar de mi memoria y de mi corazón —hice una pequeña pausa—. ¿Sabes? Mi madre no solía llamarme por mi nombre.

—¿Ah no? ¿Entonces cómo te llamaba? —preguntó intrigada.

—Esto es algo que nunca se lo he dicho a nadie pero, ella me decía "Leashy Loo".

—¿Leashy qué? —preguntó con el ceño fruncido gesto el cual me hizo reír un poco.

—Loo.

—¿Loo?

—Así es.

—¿Y eso qué significa?

—Es un apodo de cariño —dije recordando el tono de su voz llamándome así.

—Suena tierno —dijo con una sonrisa pero sin mostrar casi sus dientes.

—Al principio no me gustaba que me llamara así pero después le cogí aprecio.

—Me hubiese encantado conocer a tu madre —dijo ella acariciándome la mejilla, acto que como reflejo me hizo cerrar los ojos para poder así disfrutar de su contacto.

—A mi también me hubiese encantado esa idea —dije con una pequeña semisonrisa y casi susurrando lo último.

Después de aquella velada en el bote ambas decidimos irnos de nuevo a la casa de la playa. Cuando llegamos decidimos darnos unas una ducha las dos y para así poder dormir más frescas.

Al día siguiente eran cerca de las siete y media de la mañana y yo me encontraba recostada con mis dos brazos en el barandal del pequeño balcón que tenía la habitación principal. Me había despertado antes que Clarke, muchísimo antes que ella y me hallaba escuchando las olas chocar contra la orilla y también me deleitaba mirando hacia el horizonte disfrutando del amanecer que se reflejaba con el mar y el precioso sol al cual se le alcanzaba a ver la parte superior amarillenta de su coronilla. Respiré profundamente ese aire tan embriagador de la refrescante mañana.

—Buenos días —escuché a mi rubia susurrar contra mi cuello a la par que me rodeaba con sus brazos la cintura desde atrás.

—Buenos días, cariño —dije apenas volteando el rostro para verla de reojo—. ¿Por qué estás despierta tan temprano?

—Porque no te sentí cerca de mí. ¿Y tú por qué lo estás? —me devolvió la pregunta con un tono somnoliento todavía detrás de mí y con su frente recostada sobre mi cuello.

—Míralo por ti misma.

Ella alzó su cabeza y vio por un costado de mis hombros.