¡Omega en venta!

XLI: Bienvenido al mejor chiste de la historia

Nota de la autora: primero, por favor no me maten. Piensen en que les prometí un final feliz y que no todo es lo que parece... No quiero asustarl@s pero por fa no lloren que me voy a sentir mal y una completa perra :"v

Sí, yo también quise lloré escribiendo esto, es la primera vez que quiero llorar con omega en venta. Sin más que decir, aquí vamos... (el siguiente cap es el final y de ahí el epílogo)

Las miradas caían sobre ellos, incluso la suya. Y jamás, creyó poder vivir lo suficiente como para ver al gran Todoroki Shoto llorar como un bebé desconsolado bajo la lluvia o el castigo de sus padres. 

Al igual que nadie podía creer que él estuviese llorando.

"—Espero te mueras, Deku

—Yo también te quiero, Kacchan— contestó él, con esa maldita sonrisa que hacía de la tienda un lugar más ameno."

Los recuerdos venían como rasgos de luz que lo empujaban a la locura, a su lado él lo abrazó en un acto protector. Él sólo podía ver paralizado a el Alfa acunar ese cuerpo que estaba en agonía, a la vez en que le llamaba con desesperación en pequeños susurros.

—Izuku... Izuku... Izu, por favor

Sus ojos se cerraron, y dio un grito que desgarró el alma de los presentes. Hatsume también lloraba a mares, y gritaba a la par de él, había perdido a sus dos personas más valiosas. Al parecer ese no era un final feliz...

Esperen, creo que me estoy adelantando un poco. Tal vez unas horas o días. Porque en el presente la idea futura parece un mal sueño, ¿Y qué está pasando?, bueno, ambos padres se encontraban mimando a sus dos cachorros, ya que pronto sería la hora de irse.

—No sabes cuánto les amo— susurraba Izuku, besando a Rei en sus mofletes sonrojados. 

Shoto se acercó para robarle a la cachorra que se lanzó a su figura.

—¡Papá!— llamó, colgándose del cuello de Todoroki, quien rió entre dientes ante la ternura de su pequeña princesa —¡Quero dona!— pidió, y Shoto antes de que contestase un rotundo sí, el Omega habló.

—No, mucho dulce— dijo acercándose, la pequeña no tardó nada en hacer un puchero que hizo pedazos el corazón de su padre Alfa—No, he dicho que no Shoto.

—Pero Izu— dijo mirando esos ojos que pedían una dona —Sólo será una.

—No.

—Pe-  — decidió callar ante el gruñido de su Omega— Papi ha dicho que no, princesa— dijo cerrando los ojos, ojos que no ven corazón que no siente.

Izuku suspiró, y dejó caer su mirar sobre el pequeño Alfa con forma zorruna. El pequeño en cuanto se enteró de la última misión, le dejó de hablar a él.

Miró con una mueca a su Shochan, quien asintió. Otro suspiro se resbaló por su ser, uno con ligero sabor a pesar y tristeza.

Kota se encontraba recargado en una de las camionetas que habían sido traídas para que llevasen a los cachorros sanos y salvos al tren de refugiados en cuanto llegara. Con pasos lentos se acercó a su cachorro que en ese momento no llevaba su característica gorra, luego se recargó de igual manera contra el transporte y se dedicó a ver el cielo que se encontraba un poco nublado.

—Vete— gruñó el pequeño.

—¿Por qué estás tan molesto?

—Vete— gruñó, usando aquella voz que hizo que por instinto Izuku le mirase mal. Aquello hizo encoger al pequeño Kota.