¡Omega en venta!

Extra: 1 + 1 = 5

Correr, saltar y esquivar. 

Tomó una pausa para tomar aire, su cuerpo se encontraba en extremo cansado y el hecho de que sus municiones se reducían a dos tiros no ayudaba.

—Maldición— susurró con cierto enojo calando en su acalorado sistema. 

Crack, un sonido viniendo de no muy lejos llamó su atención. A lo que él, en respuesta apuntó con su arma, encontrándose con quien pensó nunca le traicionaría.

—Shoto, baja el arma— una de sus manos se colocó en el aire, mientras que la otra cargaba la misma mencionada, pero con la diferencia de que se encontraba en su absoluto poder. 

—Esto no tenía que terminar así, cariño— contestó con una sonrisa ladina y llena de cierta burla, a su lado su hombre más fiel. Sus ojos se dirigieron al chico, quien levantó su arma de igual manera — Has acabado con todos mis hombres, pero yo acabaré contigo — en ese momento su brazo robótico y de alta calidad se ensanchó en su cadera, con mofa.

—No lo harías— su susurro fue lleno de cólera mal contenida. En corto, sus ojos viajaron a su arma y en un movimiento condenadamente posicionó la misma justo para disparar al chico a lado de su marido.

Shoto volteó a su último soldado, quien yacía en el suelo. Había perdido.

—Ahora yo tengo el mando— carcajeó acercándose para patear al Alfa que había bajado la guardia— ésto te costará caro, Shoto. Se suponía debíamos ser del mismo equipo.

De repente, el sentimiento de traición se vuelve molestia y el mismo es lo que lo orilla a patear el arma del Alfa que soltó la misma, acto seguido su mirar heterocromático se dirigió con sorpresa al Izuku Todoroki, quien colocó su dedo en el gatillo.

—Lo lamento, Shochan.

—¿Lo harás?

—Ganaré honor— y jaló del gatillo, escuchando el quejido de su marido.

La alarma sonó y en cuanto eso pasó ambos miraron uno de los tantos megáfonos de la enorme área. 

"El equipo azul es el ganador, a toos los participantes se les pide dejar sus equipos de paintball en las bandejas que los empleados proporcionarán a la salida. Esperamos su experiencia sea inolvidable y sea digna de recomendar, ¡Hasta la próxima!..."

—JAJAJA, he ganado— rió Izuku ayudando a cierto Todoroki de igual manera sudado —Kota, ya puedes dejar de hacerte el muerto— contestó a su hijo de ya doce años, quien le había traicionado por igual y se terminó haciendo parte del equipo rojo. El cual venía siendo el de Shoto.

—Buena pelea, papá— rió el pequeño abrazando de manera rendida a su padre Omega, quien con cariño lo apegó a su figura.

—¿Y para mí?— preguntó el Alfa de a penas cumplidos treinta años. Izuku se alejó de inmediato, esquivando el abrazo.

—No hay cariño para traidores.

—¿Eh?, Pero Kota también era de mi equipo— replicó lanzándose a abrazarlo, y a pesar de que el menor se removió en el pequeño espacio que daban sus brazos, terminó por rendirse tras dar un bufido que a él se le terminó antojando bastante tierno.

—Pero es tierno— repuso, jalando las mejillas de su cachorro, quien de inmediato se quejó y se alejó como acto seguido. Haciendo a ambos padres reír entre dientes —Bueno, vámonos por los niños a los brincolines— anunció por lo alto, haciendo que Kota regresase como un pequeño resorte.

Los tres caminaron por aproximadamente diez minutos, siguendo las señalizaciones del bosque que era usado como una zona para la actividad recién practicada, había sido buena idea seguir los consejos del alocado pomerania.