X.

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Cinco años atrás.

Miraba donde la pista de baile, sus labios los sentía húmedos y hormigueaban en un confuso impulso de sed libidinosa, suponiendo que saciaría el coraje, dio un trago inaudito a la botella harta en medio del chupe, miraba, con tal desdén que para el fulgor que se aglomeraba dentro resultaba imposible deducir la causa de sus disgustos, aunque habituales miradas furtivas ahora zambullendo al limbo del fervor.

Una mirada escarlata que se escondía bajo el sofocante bochorno de la discoteca, una que perseguía como el imán al metal la presencia insólita de un muchacho, gozar del jolgorio en compañía de sus amistades, Izuku se mantuvo ajeno, tan insulso, que la ira carcomía sus venas.

Horas transcurrían, y el festejo de los jóvenes se veía cada vez más nublado entre el alcohol.

Los chicos habían organizado una fiesta, en un antro no muy lejano del colegio, en un tipo de festejo posterior a su graduación, las bebidas presumían frente a las mesas, frente el apogeo, mientras el irresponsable beber sobre caía en algunos, y en otros las bebidas no desmesuraban algunos casuales tragos a sus copas.

Katsuki no sabia ni siquiera porqué había cedido entonces,
Si fue la irritante insistencia de los anfitriones de la fiesta (sus amigos), la vieja que le reclamó por ser un sujeto amargado a pesar de su corta edad; amenazandole con severos castigos y regaños en caso de que se negara a asistir, incluso de si fue la mirada jade de Izuku solicitarle gentilmente a que fuera, una invitación que no salía realmente de lo cortes, pero que de algún modo se sintió mucho más íntimo, el rogar en el brillo de su atisbo y encantadora sonrisa. El apostaba lo que fuera que fue por no querer pasar riñas denigrantes con la vieja, a pesar de lo que en el fondo trataba de ocultar.

En fin.

Aquel día ahí se encontraba, contra su voluntad, según él, mientras bebía demasiada cerveza, acompañando a sus amigos, encerrado en su propia burbuja ebria y distraída. Su corbata estaba algo desarreglada en medio del jaloneo coexistiendo entre el gentío, y tan solo podía pensar en Izuku, quien  bailaba en compañía de Todoroki.

—Maldito Nerd —bramó—. Maldito mitad mitad.

Nadia le hacía realmente caso, estaba solo, sabía, aquel enojo tan común en él no alertaba a ninguno, y lo cierto era que a pesar de su usual actitud iracunda, está vez apostaba estaba cerca de explotar la botella que sostenía, no lo haría, por supuesto, pero estaba a punto.

Prefiriendo admitir antes cualquier otra cosa que aquella rabia que sentía culminaba de los celos.

La noche transcurría de manera que en algún punto Izuku tomó asiento para beber un poco, sentándose a una silla de distancia de Katsuki quien jugaba con los pliegues de una ordinaria servilleta con la cual se desquició hasta el hartazgo. Izuku entonces había soltado un suspiro y mirado por el rabillo del ojo el perfil de Katsuki, bebiendo, con el fondo del Karaoke atrás y las risotadas tapar sus breves suspiros.

—¿Qué tanto miras, nerd de mierda? —no tarda en cuestionarle Bakugo, dirigiéndole una mirada severa, pero al mismo tiempo, y a su forma, dócil ante la dosis excesiva de alcohol ingerido.

—N-nada, Kacchan... —tartamudea—, tan sólo pensaba en que sería mejor si te unieras con los demás, ¡Kaminari está cantando el opening de Dragon Ball, deberías oírlo!

—A mí no me interesan esas mierdas —respondió mustio el muchacho de mirar fiero, y dio un trago breve a la botella.

Hubo un prolongado e incómodo silencio entonces, Izuku desvió su mirar nervioso, sintiendo sus mejillas sonrosadas, miro por un rato más a Katsuki y finalmente habló:

Far away - KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora