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CHAPTER SIX: HOUSTON, I HAVE SO MANY PROBLEMS.

❝ᶜᵃᵈᵃ ᵛᵉᶻ ᵠᵘᵉ
ˡᵃ ᵐᶤʳᵃᵇᵃ ˢᵒⁿʳᵉᶤʳ
ˢᵉ ˢᵉⁿᵗᶤᵃ
ᵘⁿ ᵖᵃˢᵒ
ᵐᵃˢ ᶜᵉʳᶜᵃ ᵈᵉ
ˡᵃ ᵛᶤᵈᵃ

ʸ ᶜᶤᵉⁿ
ᵐᵃˢ ˡᵉʲᵒˢ ᵈᵉ
ˡᵃ ᵐᵘᵉʳᵗᵉ❞

Era viernes, y Clementine nunca había tenido tantas ganas de morir.

Desde el incidente del miércoles, estuvo mucho más atenta de todo lo que ocurría a su alrededor. Analizó con más crueldad la actitud de Marlon hacia la pandilla y alejada observó como se relacionaban todos. Estaba alerta en todo momento y criticaba mentalmente todo lo que hablaban, algo que podía e iba a gastar la poca energía que le quedaba poco a poco. Estuvo indiferente ante cualquier muestra de cariño de sus padres, y se la pasaba más en su mundo que en las tonterías que Marlon soltaba para que hubiera un buen ambiente.

Además, había hablado con Lee. Le había contado absolutamente todo. El incidente, sus sospechas. Todo.

Fue antes de ir a dormir, justo después de la cena. Carley no había venido porque estaba en un evento importante que debía reportar, por lo que solo ellos dos estaban en casa. Cuando empezó a hablar, le latía el corazón tan rápido que no sabía si en algún momento se lo iba a escupir a su padre.

Al principio, Lee, no se lo tomó bien (por supuesto). Se enfadó, frunció el ceño y torció la boca en esa expresión que tantas veces había visto, con los ojos ardiendo en fuego. Le explicó lo que suponía estar con esas personas, le explicó el como acabaría, el como al final la iban a dañar y la influencia que iban a ejercer sobre ella iba a acabar en desastre. Advirtió repetidas veces el como iba a acabar y aun así, era imposible estar atenta de ella las veinticuatro horas, más aún cuando se trataba de sus trabajos. Por lo que al final, derrotado, solo le deseo unas buenas noches y dejó que se marchara a dormir.

Bueno, pues no pudo dormir. Y a ella le encantaba dormir.

Se estaba desgastando. Se estaba matando a si misma con tanto estrés y tantas preocupaciones en la cabeza. Y ella, sin siquiera saberlo.

La única que lo notó fue Violet.

Notó absolutamente todo. Notó las afiladas miradas que la morena le dedicaba de vez en cuando, llenas de frialdad y cansancio, y veía con recelo como se quedaba al margen de cualquier decisión que tuvieran que tomar en grupo. No por ello la dejó de lado. Louis le contaba sus típicos chistes, Brody la animaba con sus ingeniosos comentarios y bueno, ella estaba ahí.

Tal vez no hacía nada: no hablaba como la pelirroja lo hacía, no le preguntaba sobre alguna tontería, no era tan encantadora como el tonto de su mejor amigo, pero si estaba ahí.

Además, ni de coña hablaría con Clementine en esas condiciones. No sabía si era porque era una cobarde, porque sus amigos estaban locos, o porque eran unos malditos afortunados, pero al menos la morena no los mandó a la mierda en ningún momento. Algo raro, por cierto. Luego de tanto tiempo siendo ella la que estaba de humor, sabía cuando dejar a las personas en paz. Y ahora había que dejarla. Necesitaba tiempo a solas.

Aun así, y luego de inútiles intentos por controlarse a si misma, Clementine colapsó cuando Lee le contó que Kenny había desaparecido.

No. Ese viernes, no estaba pensando con claridad y la rubia podía notarlo a kilómetros de distancia. Tal vez le preguntabas por su día y te respondía con un gruñido, y si estabas tan loco como para preguntarle por la hora tal vez te quedabas sin el puto brazo. Parecía un muerto viviente, y el hecho de que Louis quisiera hablar con Violet a solas, solo conseguía irritarla más, pues significaba que iba a estar con Marlon y los demás, además de estar sin nadie que pudiera ponerlo en su sitio.

「ʙ ᴇ ʜ ᴀ ᴠ ɪ ᴏ ʀ」  -H I A T U S-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora