「ʙ ᴇ ʜ ᴀ ᴠ ɪ ᴏ ʀ」 -H I A T U S-

4.

N/A: Pequeña pausa para poder recalcar lo agradecida que estoy por todos vuestros comentarios y vuestras estrellitas. Realmente nunca pensé llegar hasta este punto, al punto de tener a gente a la que le gustara mi historia. Simplemente... sois increíbles, de verdad. Sigo trabajando y os aseguro que estoy haciendo mi mayor esfuerzo para que la trama nunca se vea forzada. Publico cada semana para poder desarrollarlos bien y para tomarme un pequeño descanso. Un descanso que me permite ver mis series o jugar a mis videojuegos, o, bueno, salir con mis amigos a dar una vuelta, cosa que pocas veces llego a hacer. Pero en fin; no se que haría sin tanta motivación por vuestra parte.

Os quiero muchísimo, y no me cansaré de decir lo agradecida que me siento. Espero que este capítulo os guste tanto como los demás, espero que esté a la altura y cualquier duda u opinión que querais compartir la podeis dejar en los comentarios.

¡Un saludo! <3

—Kruddion

CHAPTER FOUR: CAN'T WAIT TO TELL THIS STORY TO MY GRANDCHILDREN

❝ˢᶤ ᶠᵘᵉʳᵃˢ
ᵉˡ ᵗᶤᵉᵐᵖᵒ
ˢᵉʳᶤᵃˢ
ᵉˡ ᶤⁿˢᵗᵃⁿᵗᵉ
ᵃˡ ᵠᵘᵉ ᵠᵘᶤᵉʳᵒ ˡˡᵃᵐᵃʳ

ʰᵒᵍᵃʳ❞

No pensaba decirle nada a Lee.

Compartió su camino de vuelta con Violet y con Louis. A su pesar, ninguno se ellos quiso esperar a Brody, ella incluida. La joven había decidido quedarse en la escuela por la pequeña reunión sobre los nuevos horarios de las actividades extraescolares, para luego informales de las opciones que habría aquel año. Agradecía aquella acción, aunque tanta consideración le extrañaba.

Pero aun así, esa no era su mayor preocupación. Ahora mismo, mientras andaba por la acera y miraba a Louis alzar los brazos efusivamente mientras hablaba sobre su nuevo proyecto, del cual, realmente, no se había enterado aún, su mayor problema era lo que le iba a contar a Lee. Era la primera vez que hablaría con su padre y nunca se le había dado bien eso de dar un breve resumen de su vida diaria. Ella estaba acostumbrada a no hablar con nadie de lo que se le pasara por la cabeza, y era algo que a Sarah le molestaba.

Ahí estaba otra vez ese maldito regustillo en el estómago. Debía dejar de sentirse culpable por la chica de gafas.

Pestañeó repetidamente como respuesta al ligero codazo que la rubia le había proporcionado para llamar su atención. Violet la analizaba con el ceño fruncido, y lo único que ella podía hacer era anhelar que no le hubiera preguntado nada.

—¿Te encuentras bien?

La pregunta le pilló desprevenida, y su mente se dedicó a sospechar que ninguna de las dos estaba prestándole atención al moreno. Pero al menos, había conseguido adivinar que acababan de empezar una conversación. No había ignorado a la rubia, y tampoco se había perdido ninguno de sus comentarios sin querer.

Así que, ella, sabiendo lo bien que se le daba controlar sus sentimientos, sonrió. Abrió la boca como un pez múltiples veces, con un exceso de confianza que ni ella se creía, para luego balbucear:

—Si.

Obviamente, eso no consiguió convencer a Violet.

La joven alzo una ceja, acusadoramente. Una de sus manos se dirigió a la asa derecha de su mochila en un impulso, mientras la otra seguía metida en el bolsillo de su chaqueta. A pesar de lo que ella suponía que iba a hacer, la chica no la presionó: o porque ni se molestó en hacerlo, o porque realmente comprendía que no quería hablar del tema.