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CHAPTER FOURTEEN: HOW TO RUN FROM THE MESS YOU MADE

❝ˡᵃ ᵐᵉⁿᵗᵉ
ᶜʳᵉᵃ ᵖʳᵒᵇˡᵉᵐᵃˢ
ᵠᵘᵉ ⁿᵒ ᵉˣᶤˢᵗᵉⁿ

ᵃᵖʳᵉⁿᵈᵉ
ᵈᵒᵐᶤⁿᵃʳˡᵃ

—No debimos haberlo hecho.

Clementine se encogió de hombros, manteniendo el algodón con agua oxigenada en la comisura de sus labios.

—Ha sido bastante divertido-

—Podrías- Podrías haberlo matado, Clem —reclamó el chico de pecas—. Matado. ¿Sabes-? ¿Sabes lo que significa eso?

—Tampoco te pases. Tengo mis límites, ¿vale?

—No lo dudo. Simplemente-

—No —cortó ásperamente, negando con la cabeza—. Simplemente nada. Ese gilipollas se lo merecía, y no iba a dejar que se saliera con la suya.

Duck no se atrevió a mirarla, pero el ambiente estaba lo suficientemente lleno de desaprobación como para darse cuenta de que el comentario no le había agradado. Al instante se sintió culpable, y rememoró con pesadumbre la última vez que ocurrió lo que había empezado horas antes.

—Hacía mucho que no te escuchaba decir eso.

La morena cogió aire, observando como la secretaria que había en frente de ellos, los miraba por un microsegundo con una ceja alzada. Cuando Greg saliera de dirección, ella entraría, y luego lo haría Duck para conseguir entre todos una versión que tuviera sentido y que fuera la causante todo el alboroto que habían formado los tres.

Aún tenía la adrenalina en las venas cuando volvió a hablar.

—Supongo... Que me he pasado un poco-

—Un poco mucho —corrigió el contrario—. A ese cabrón no lo van a reconocer ni en su casa.

—Ese no tiene ni casa —se apresuró a aclarar.

Duck asintió, suspirando serenamente.

—Eres lista. Cuando quieres, eso sí. Pero eres lista. Muy lista.

—¿Eso es malo o bueno?

—Dímelo tú.

—No sé si eso que estás usando es sarcasmo, ¿es sarcasmo? —apuntó inquieta— ¿Crees que lo que he hecho está mal?

— No, Clem. Agradezco que le hayas pateado el trasero a ese imbécil —explicó con tristeza—. De verdad que lo agradezco. Él era... Era un gilipollas. Un verdadero gilipollas. Pero yo... Solo... yo no... tenía miedo. Mucho miedo.

—Por eso le he dado una paliza —añadió ella con obviedad, con superioridad—. No iba a permitir que siguiera abusando de tí tal y como lo hacía-

—No lo entiendes-

—Claro que lo hago-

—¡No! ¡No lo haces! ¡No lo puedes entender todo! —exclamó Duck exasperado— ¡Yo no tenía miedo de él, Clem! ¡Tenía miedo de ! ¡De !

Pum. Golpe bajo. Muy bajo.

Pensó en Lee. En la decepción que supondría saber que su hija adoptada, la cual había superado problemas relacionados con sus impulsos y con las drogas, habría vuelto a cagarla dándole una paliza de la muerte a un pobre chaval. Sus intentos de argumentar algo para defenderse, fueron arruinados por su garganta seca. La culpabilidad fue en aumento, y sus impulsos fueron aplacados con una simple mirada acusadora. Analizó incrédula al chico, y este, en respuesta, solo asintió reafirmando su opinión.

「ʙ ᴇ ʜ ᴀ ᴠ ɪ ᴏ ʀ」  -H I A T U S-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora