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CHAPTER SEVEN: I JUST NEED SOME FUCKIN' TIME TO CALM DOWN

❝ᵠᵘᵉ ᵖᵒᵈʳᶤᵃ
ᶜᵒⁿᵗᵃʳᵗᵉ ᵈᵉ ᵉˡˡᵃ

ᵉˢ
ᵘⁿᵃ ᵇᵘᵉⁿᵃ ᶜʰᶤᶜᵃ
ᵈᵉ ᶜᵒʳᵃᶻᵒⁿ
ᶠᵘᵉʳᵗᵉ
ʸ ᵈᵉ ᵃˡᵐᵃ
ˢᵃˡᵛᵃʲᵉ

Vale. Eso no se lo esperaba.

Mientras más pestañeaba, más se daba cuenta de que, Gabriel García, estaba ahí, frente a ella. El mismo chico en el que había tenido un crush de pequeña se encontraba frente a ella, con esa estúpida y boba sonrisa con la que había fantaseado inocentemente en su infancia.

Seguía sin poder mover un músculo.

—¡Hace años que no te veo! —habló acercandose a base de codazos, volviendose a colocar ese estúpido gorro que llevaba desde los cinco años.

Clementine reaccionó. Cogió aire con dificultad y se levanto de su asiento para recibir un inesperado abrazo del chico. Lo correspondió un poco después, alzando las cejas por la confusión que le causaba el contacto en aquellos momentos. Habían pasado mínimo unos tres años desde la última vez que lo había visto, y ahí estaba, como si fueran vecinos.

«Mi padre decidió que era mejor quedarme aquí con Mari y con Gabe que ir a otro lugar» sonó la voz de Sarah en su cabeza, haciendo que al instante frunciera el ceño.

Oh, mierda.

Sarah se lo había dicho, y había estado tres días en aquel instituto sin siquiera preocuparse por buscarlos para arreglar las cosas. Seguramente ahora mismo la chica estaba buscando a Gabriel por todos lados como una loca, con la agradable de Marianna a sus espaldas, porque, habiendo conocido a Sarah por más de un año, era lo que sabía que estaba ocurriendo sí o sí.

Ahora. Si Sarah la veía con Gabriel seguramente la llamaba de todo menos bonita: su insulto preferido sería "traidora", y sabía que iba a ser su apodo hasta que no lo arreglaran.

—No sabes lo mucho que te hemos echado de menos. ¡Mari estuvo el otro día hablando de tí!

Gabriel se separó con una sonrisa, y Clementine, saliendo de su trance, puso sus manos en los hombros del chico, una pequeña mueca en el rostro.

—Eso es estupendo —articuló lentamente, mientras miraba repetidamente tras él—, ¿y como le va a Javi?

—Muy bien —asintió vigorizadamente—. Ganó el partido de la semana pasada y ha ayudado a mi madre ha abrir una cafetería en la esquina de la calle... Uhm... Mierda. Creo que es en la que está el cementerio, si no recuerdo mal.

—¿Kate ha abierto una cafetería?

—Sip. Además, Eleanor le ha estado ayudando con la tarta de manzana —un sonrojo vistió sus mejillas—. Un día de estos, uh, molaría que vinieras a probarla. Conmigo. Y con Mari, claro.

—Uhm, si. Si, vale —afirmó insegura.

Gabriel se acomodó la mochila, aun con ese tierno rubor en las mejillas.

—¿Querrias ir a- ? Bueno, yo... Eh, me refiero —frunció el ceño, enfadado con sus nervios—, si no estás muy ocupada, ¿te gustaría ir a tomar algo? O salir por ahí, dar una vuelta-

「ʙ ᴇ ʜ ᴀ ᴠ ɪ ᴏ ʀ」  -H I A T U S-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora