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14.
Punto de quiebre.


Advertencia: (No sé si debo de colocarla, pero nunca está de más y más vale prevenir que lamentar.) Este capítulo incluye la descripción de un ataque de pánico, si se llega a ser sensibles sobre el tema recomiendo que se evite este capítulo.



Felix no supo que decir.

Y al subir los ojos se encontró con los oscuros orbes de Changbin mirándole con atención. Pasó con dificultad saliva y comenzó a pasar el lápiz entre sus dedos. Sus ojos evitaron los ajenos después de aquel choque de miradas.

¿Por qué ahora?

—No lo sé —susurró mientras tiraba de las delgadas mangas de su suéter intentando cubrirse—, siempre fue así —terminó taxativo con sus ojos nublados, deseando que el mayor dejase aquel tema. 

Escuchó a Changbin suspirar.

El silencio que les abordó les pegó de forma incómoda. Ninguno quería decir más. Changbin no quería incomodar a Felix, mientras éste no quería llorar sólo por hablar de sus fobias.

—Hablar de esas cosas suele ser bueno —Changbin volvió a hablar después de suspirar—, algo así como curativo.

—Esos son los traumas —susurró Felix jugando con la orilla de las mangas ahora estiradas.

—Las fobias normalmente son provocadas por traumas —añadió el coreano, ambos estaban hablando en un tono bastante bajo, sino fuese por aquel pesado silencio que poseía la biblioteca probablemente no hubiera sido posible que se escuchasen.

—No siempre —argumentó paseando sus ojos sobre la mesa.

—Supongo que tu fobia es así.

Felix asintió despacio mordisqueando el interior de su mejilla derecha.

 Y el ambiente acalló de nuevo.

Lo único que se escuchaba eran sus lentas respiraciones y el golpeteo que provocaba Changbin con la parte trasera de su lápiz sobre la madera.

—No quería incomodar las cosas —comenzó el coreano atrayendo los ojos de Felix que parpadeaban insistentes buscando enviar sus lágrimas restantes a otro lugar—. Siempre he tenido la duda. Lo siento.

—No importa.

Fue lo único que salió de los labios del pecoso antes de que todo volviese a enmudecer.

¿Ahora qué?

Changbin pensó en comenzar a contarle alguna historia sobre mitología, pero su cerebro no dejaba de culparlo por estropear el momento y llenarlo de culpabilidad por lo que no podía pensar en ningún dios.

Felix tenía una batalla interna con sus pensamientos. Todos y cada uno de ellos buscaban causarle ansiedad, puesto que cada idea en su cabeza eran recuerdos de sus crisis. Casi como si buscase sabotearse solo.

Seo cerró su libreta y una lenta exhalación salió de sus agrietados labios.

Quizá era mejor que cada uno volviese a casa.

—¿Por qué te interesa tanto la muerte? —susurró Felix después de aclarar su garganta y calmar el nudo en ésta.

Changbin lo miró y le dedicó una sonrisa suave.

mortem; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora