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Comienzan los cambios.



Felix lo sabía y lo entendía de forma perfecta, si deseaba ayudar a reparar las partes rota de Changbin necesitaba que Seo aceptara y a alguien que fuese un profesional en el área, por más que le doliese aceptarlo: su amor no curaría Changbin, sus caricias no ahuyentarían los demonios que lo persiguen y sus besos no cubrirían las cicatrices que tanto le atormentan.

Aunque sintiese que por momentos podía levantar al chico, eran sólo eso, momentos. Cuando él no estaba con Changbin desconocía como se derrumbaba después de estar en lo alto.
Y eso apretaba el pecho de Felix pues creía con todas sus fuerzas que Seo Changbin merecía sentirse entre la nubes todo el tiempo sin importar quien estuviese con él o en donde se encontrase.

Felix lo decidió después de mucho pensarlo; sería el acompañante de Changbin no su cura.

Él sujetaría la mano del mayor cuando más le necesite y cuando no. Estaría a su lado cuando el pecho de Changbin se llene de felicidad y también cuando le duela por el vacío.
Haría y daría todo de sí sin intentar ser la solución de todo.

Lo había pensado desde que Chan le contó de la difícil situación emocional en la que estaba Changbin, por supuesto, no pensó en mantenerse a su lado en ese momento pues su amistad era casi nula; pero ahora, que eran tan cercanos, se decidió a comenzar a darle empujones al mayor.
Mas temía convertirse en un entrometido, en alguien que en lugar de ayudar le hiciera sentir peor y empeorara la situación del coreano.

Sabía que Hyunjin lo había intentado antes y Changbin se había negado rotundamente pero eso había sido en el pasado, existía algo latente que animaba a Felix haciéndole sentir que las cosas ahora eran diferentes y que las posibilidades de lograrlo eran más altas.

Era un dilema constante, pero si no lo intentaba él, ¿quién lo haría?

Chan dejó el control de la consola en el piso y se estiró antes de ponerse de pie y anunciar que iría por agua. El par que descansaba cómodamente con la cabeza sobre la ajena, asintió y Felix decidió que era el momento de proponer su idea.

—Binnie —susurró para llamar su atención y su voz tembló. Tenía miedo que Changbin le viese con un intruso en su privacidad y respondiera de forma negativa.

—¿Mmh?

Hesitó. ¿Y si el mayor se ofendía hasta el punto de aventarlo fuera de su vida? ¿Qué haría Felix sin aquel lugar tan cálido que posee Seo en su hombro?

—Voy a comenzar a ir al psicólogo para tratar mi fobia y la ansiedad —anunció sin subir el tono de su voz.

No mentía, después de su último ataque se arrepintió por haber dejado de asistir con su terapeuta sólo porque ya tenía las armas para controlarse en los ataques. Así que en un acuerdo con sus padres -y Chan- pactó que regresaría a sus sesiones semanales.

—Que bien —respondió en tono plano, aumentando los miedo de Felix.

—Y estaba pensando algo.

Changbin no dijo nada y Felix continuó:

—Quizá te gustaría asistir también —titubeó.

—¿Contigo?—Felix negó sobre el hombro del chico.

—No, como en terapia sólo para ti —su voz se perdió en el aire.

—Oh.

Después de aquel monosílabo ninguno añadió más a la corta conversación. Felix sentía que su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, sus temores se apaciguaron cuando pasaron los minutos y Changbin no se removió de su lugar ni soltó su mano.

La decisión final era de él y Felix no lo presionaría más, él sólo deseaba dejar la idea sobre la mesa.

Christopher regresó no mucho después y propuso que los tres jugasen algo. Changbin se separó de Felix y el australiano temió que nunca volvería a tomar su mano. El coreano salió unos segundos y regresó con una caja que contenía diversos juegos cartas, pero de las diferentes cajas se decidió por una de color rojo que contenía el clásico juego de uno.

Tomó asiento junto a Felix y comenzaron a jugar. Cada partida era más intensa que la anterior y todas estaban llenas de diversión desde los comentarios ocurrentes de Felix hasta las bromas de padre que hacía el mayor del grupo.

—Bien, que esta sea la última porque está oscureciendo y tenemos que volver a casa —Chan anunció y Felix asintió con un puchero sobre sus labios.

La partida nuevamente fue entretenida y finalizó con Changbin como ganador indiscutible del juego pues fue el que ganó gran parte de las rondas que jugaron.

Los australianos se pusieron de pie después de ayudar a recoger las cartas y Changbin les acompañó a la puerta. Chan insistió que quería despedirse de los padres del coreano pero éste se negó a buscarles y prometió mandarle sus saludo, cosa que los visitantes supieron, no pasaría.

En el camino a la salida Seo sostuvo la mano de Lee y sólo la soltó cuando el pecoso cruzo la puerta y se paró junto a Bang quien sonreía suave.

—Gracias por venir —murmuró y se recargó en el marco de la puerta—, lamento no haberles invitado a comer pero el tiempo se pasó volando y lo olvidé, además de que ustedes tampoco dijeron nada —rió.

—Está bien, también lo olvidé, prepararemos algo rápido en casa —comentó Chan y después apuntó con su índice a Seo —más te vale comer algo también —marcó su pronunciación en el verbo de forma estricta.

—Sí sí —puso los ojos en blanco.

—Gracias por recibirnos —Felix habló y Changbin le sonrió.

—No hay de qué, son bienvenidos cuando deseen.

—¡Nunca me dijiste eso cuando venía! ¡Menos a Hyunjin! —Chris habló traicionado haciendo ademanes exagerados.

—Ajá, bueno se van con cuidado —se paró de forma correcta y sujetó la orilla de la puerta.

Chan miró al coreano con los ojos entrecerrados y negó sin quitar su mirada del pelinegro. Felix rió suave y movió su mano despidiéndose del chico. Los chicos se voltearon y comenzaron su camino a casa.

Felix dejó salir un suspiro desanimado, al menos lo había intentado y se mantendría junto a Changbin sin importar qué.

Quizá Hyunjin al final, tenía razón.

—¡Felix! —Changbin le llamó desde fuera de su puerta.

Lee no tuvo que se llamado nuevamente para caminar rápidamente hasta el mayor quien tiró de la mano del pecoso y acunó la mitad del rostro del chico para darle un beso rápido.

—¿Cuál es el número de tu psicólogo? —preguntó al separarse.

Felix sonrió en grande por el beso y por la pregunta.

—Tienes una tendencia a hacer el final de los días muy dramáticos —fue ahora Felix quien se inclinó y besó al mayor.

—Lo siento —susurró sobre los labios del australiano y éste negó.

—No, me gusta —también habló en un tono bajo y los labios de ambos se buscaron nuevamente.

—Eh, Felix, se hace tarde —Chan carraspeó y habló mirando el suelo.

—Te envío la información por mensaje —dijo y Changbin asintió. Se soltaron y Felix regresó al lado de Bang a paso rápido, una vez caminaba junto a su amigo, rió y se burló del mayor.

¡No!
¡Hyunjin no tenía razón y esto ni siquiera era el final!
Felix y Changbin aún tenían un camino que recorrer y ahora estaba más que seguro que lo lograrían.

Recompondría las partes rotas de Changbin con el mismo Changbin ayudando a unirlas.

















actualizar una vez cada dos meses es mi pasión sjdjdsj perdon ):

mortem; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora