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Las secas raíces de Seo.



Changbin sólo vio la conciencia y color de Felix desaparecer de la nada. Había estado en aquella situación, por lo que conocía que lo que Felix estaba sufriendo era una crisis de nervios, sin embargo, él no sabía como calmarse por lo que desconocía cómo hacerlo con los externos.

Su única opción, la más viable en realidad, fue llamar a Chan.

El australiano mantuvo la calma en la llamada mientras Changbin sentía que se hundía también al no saber que hacer y sólo veía a Yongbok tirarse al suelo jalando aire con desesperación y entre fuertes sollozos. Chan inclusive hizo respiraciones con Seo mientras estaba en su camino a la biblioteca, de forma afortunada el mayor estaba en la sala de música y no tardó mucho en aparecer para poder regresar la tranquilidad a la situación.

Changbin no hablaba inglés de forma fluida pero aún así logró entender que Felix imploró volver a casa una vez su mente comenzó a razonar nuevamente.

Todo era simple: aquello había sido su culpa.

Christopher le repitió con insistencia en la apresurada llamada que no era así, inclusive mientras se llevaba a Felix le articuló con un gesto suave que no lo era, que sólo habían tenido la infortuna de vivir aquello en ese preciso momento pero no era culpa o había sido causado por ninguno.

El pecho de Seo estaba totalmente oprimido, su mente le jugaba en su contra y no dejaba de evocar la imagen de Felix temblando y llorando.

Dio otra calada larga al cilindro que residía en su mano, desde que había salido del instituto -no mucho después de los australianos- no había dejado de fumar. Se vio inclusive necesitado de comprar otra cajetilla en su camino a casa. Caja que ahora tenía vacía más de la mitad. Había perdido la cuenta de los cigarros que llevaba, pero poco importaba puesto que no planeaba dejar de fumar pronto. Quería llenar sus pulmones de nicotina intentando reemplazar la culpabilidad que se había establecido ahí.

Fue tan estúpido e ingenuo en creer que las cosas con el menor simplemente fluirían de forma romántica o sana para ambos.

Tenía razón cuando quiso alejarse. Debió hacerlo. Por más doloroso que fuese, su vida no podría sentirse peor que como lo hacía en ese momento.

Si tan sólo hubiera alejado a Felix cuando lo abrazó.

Si tan sólo hubiera fumado aquel día en la cafetería sin importarle Lee.

¡El hubiera no existe y ahora su pecho dolía!

Tiró de su rostro con su mano libre y suspiró frustrado. Una cosa era dañarse a sí mismo, otra muy diferente era involucrar y saliesen perjudicadas personas externas, personas inocentes que, a diferencia de él, merecían felicidad.

Changbin tiró el cigarro sobre su mano y lo pisó antes de entrar a casa. Dejó caer su mochila en alguna parte de la entrada y entre suspiros se sentó en la vacía sala. Su mirada se perdió en un punto muerto de aquella deshabitada habitación. 

Por enésima vez despeinó su cabello y suspiró.

Que bien le vendría un abrazo de su madre ahora.

Soltó una risa sardónica ante aquel inesperado -y ridículo- pensamiento. Los padres de Seo Changbin pocas veces estaban en casa. Sí, debido al trabajo su horario en su hogar era bastante limitado.

Changbin podría decir que está acostumbrado a aquello, pero los suspiros que lo abordan cuando come solo cada tarde dicen todo lo contrario. Y pensamientos como el que recién lo atacó mostraban que no era así. Tenía 17 años, claro que necesitaba sus padres; quería estar con sus padres.

mortem; changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora