Capítulo 1

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Capítulo 1

El reloj marcaba las 9 de la noche. Steve Rogers se miró de nuevo en el espejo y resistió el intenso deseo militar que lo obligaba a querer fajarse la camisa dentro del pantalón.

- ¿Acaso eres un anciano? – le había recriminado Natasha, la última vez que lo había visto hacer eso – así no lograrás conquistar a nadie.

Teóricamente si, era un anciano, uno con cuerpo atlético y cara joven; pero con conversaciones e ideales "anticuados". Quizá por eso nunca funcionaba cuando trataba de invitar a salir a alguna chica, además era tímido.

Volvió a mirarse en el espejo y suspiró.

- Steve, tienes que salir y conseguir ligar con alguien.

- Lo dices como si fuera algo sencillo Nat, además tener una cita no es una necesidad básica y yo...

- ¡Lo es! Eres joven, guapo y no obtendrás nada dedicándole tu vida solo a pelearte con cualquier imbécil con el que te manden. ¡Sal y diviértete! Es una orden soldado – Natasha le había guiñado el ojo y palmeado la espalda con una completa camaradería.

- ¿Y porque no vamos juntos como la vez pasada?

- Porque todo el mundo volvería a pensar que somos pareja y nadie se acercaría, así no funcionan las cosas. Mira – había sacado una pequeña hoja con la propaganda de la apertura de un glamuroso antro en el corazón de la ciudad – este lugar tendrá su inauguración mañana ¿por qué no vas y le invitas una copa a alguna chica afortunada?

Natasha Romanov tenía un enorme poder de convencimiento. Los pretextos, su apretada agenda, su clara incomodidad y su alma de abuelo no la detuvieron para obligarlo a salir el viernes por la noche. Incluso le "exigió" una fotografía para revisar el atuendo que él usaría ese día.

Estaba vestido con una camisa de manga larga, azul marino (la que Natasha le había regalado en su cumpleaños) abotonada hasta el cuello, pantalón beige y botas.

Apuntó el teléfono al espejo y con cierta dificultad tomó varias fotos. Sólo una no estaba borrosa y era la única en la que salía con una cara torpe. Genial...

- ¡Te ves fantástico! J - había respondido su amiga al mensaje.

- Procura no avisarme cuando regreses a casa, así sabré que te fuiste con alguien ;)

Si, claro, como si pudiera socializar.


Cuando terminó de gruñir, tomó su chamarra de cuero negra, el casco de la motocicleta y salió de su casa.

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El antro era un lugar enorme. En el último piso de un lujoso edificio alguien había decidido inaugurar este lugar lleno de ruido y gente gritando. Sus oídos aún no estaban acostumbrados a la música actual por lo que, aquellos ritmos repetitivos y escandalosas melodías le parecieron molestos.

Consiguió una cerveza y se refugió en uno de los muros. Al fondo pudo visualizar el bar con una enorme barra blanca iluminada desde el piso y una pared repleta de bebidas alcohólicas y a unos cuantos metros, una cabina elevada donde un hombre con lentes parecía dirigir la música.

Había tantas personas que por un momento él, el Capitán América, se sintió intimidado. Terminó su cerveza y decidió tomar otra, que algún mesero le ofreció.

A lo lejos, una mujer joven y rubia le sonreía constantemente. Steve giró a ambos lados para cerciorarse que realmente era a él y al confirmarlo, le regresó el gesto con una torpe sonrisa.

TightropeWhere stories live. Discover now