Capítulo 14
Uno, dos, tres golpes. La cadena bailoteó y crujió desde el techo. Cuatro, cinco, seis más. El pesado saco de box regresó a él para ser golpeado de nuevo. Estaba internamente agradecido de que el hijo del dueño de aquel viejo pero hogareño gimnasio fuera un fanático suyo.
El padre ya lo habría corrido desde la última vez que había tumbado un saco arrancando la cadena del techo y dañándolo de paso. Ahora todo estaba reforzado.
El agudo rechinido del metal llegó a sus oídos, su rostro estaba empapado de sudor. Tan encismado estaba en golpear una y otra vez que no notó que sus nudillos cubiertos de gruesas vendas blancas comenzaban a sangrar ligeramente. Las gotitas saladas llegaron a sus labios. Sus pulmones se llenaban de aire y lo expulsaban rápidamente haciendo que el aire ardiera a través de su nariz, el corazón le latía con fuerza.
Tony saliendo por la puerta de su casa, apareció de nuevo en su cabeza. Todavía le angustiaban las últimas palabras, todavía recordaba el sonido del motor de su auto al arrancar.
Él se había ido.
El dolor en el pecho se intensificó.
Siempre había sido así, siempre había vivido bajo el rechazo. La negativa de Tony no había hecho más que recordarle que nunca dejaría de ser aquel pequeño y debilucho hombrecito que repelía a todo el mundo. Ni siquiera había creído que el suero y el nuevo físico que había adquirido cambiarían las cosas. No es que él hubiera pensado en algún momento usar eso a su favor.
Sólo le había gustado pensar que esta vez podría ser diferente.
A tropezones y con miedo, había dado lo mejor de sí. Igual no funcionó y él debió haber esperado eso desde un inicio.
Se sentía estúpido, humillado y de pronto había vuelto a ser aquel enclenque ignorado y abusado por cualquiera.
Ni siquiera podía culpar a Tony, aún le gustaba, lo apreciaba y lo admiraba. Era él quien no había sido suficiente y fue su error pedir más de lo que ya obtenía.
Otro golpe aterrizó en el saco. La venda se tiñó de rojo.
Su entrecejo se frunció cuando notó que alguien más había entrado a la habitación. Su paso había sido muy ligero, casi imperceptible pero aun así no había podido engañar a sus desarrollados sentidos. Los golpes cesaron.
- Escuché que te gusta el boxeo.
La sonrisa que apareció en sus labios fue pequeña pero inevitable. Se pasó una mano por el cabello húmedo en un intento de mejorar su aspecto y retirar el exceso de sudor, pero estaba sangrando y fue un desastre.
Se dio la vuelta y no se inmutó cuando Natasha se acercó a él, casi con precaución. Le tomó delicadamente la mano para comenzar a quitarle las vendas. Steve la dejó hacer, estaba demasiado cansado para reclamar.
Tenía los nudillos hechos puré y las heridas le quemaban los nervios. Ella levantó una ceja cuestionándolo.
- Creo que fui demasiado entusiasta.
- ¿Hay un botiquín aquí?
- En aquella esquina. Pero no tienes que hacerlo.
- Así es, no tengo que. Igual lo haré.
Regresó con algodón, antiséptico y vendas nuevas y con insospechada paciencia trató sus lesiones.
Steve se preguntó internamente si quizá ella querría saber que había pasado con su cita, si lo obligaría a contarle su vergonzosa historia. No quería hacerlo, su cuerpo se tensó por el simple hecho de imaginar el revivir aquel horrible momento. Se derrumbaría frente a ella y no se sentía cómodo con eso. Pero ninguna pregunta llegó.
YOU ARE READING
Tightrope
FanficMCU Tony y Steve se conocieron quizá de la peor forma posible. Entre discusiones y desacuerdos lograron al final, ser buenos compañeros de equipo. Pero ¿Cómo lograron romper sus propias barreras para conocerse más y cómo eso los llevó a enamorarse...