Capítulo 9

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Capítulo 9

Vestido con un pulcro y elegante traje color gris oscuro, Tony Stark descendió de su lujoso automóvil negro justo enfrente de un modesto complejo de pocos apartamentos. Elevó la vista hacia arriba y contó los pisos observando las ventanas rectangulares rodeadas con un grueso marco negro. Cinco pisos en total. Las paredes naranjas cubiertas de polvo y smog lo hicieron arrugar la nariz.

El objetivo vivía justo en el cuarto piso.

Se acomodó la corbata azul marino, carraspeó ligeramente y dibujo en su rostro la sexy sonrisa marca Stark que lo había llevado a conseguir todo lo que quería. Con paso seguro se dirigió hacía el portón verde, subió tres escalones y sintiendo el corazón latirle en la garganta, presionó el timbre del departamento deseado.

Nada.

Volvió a presionarlo y de nuevo nada pasó.

Observó la hora en el Rolex que adornaba su muñeca. Eran las 4 pm, estaba completamente seguro de que Steve tenía el día libre. Luego lo pensó detenidamente, el que tuviera el día libre no significaba que se quedaría encerrado en su casa, debió haberlo considerado.

También recordó que justamente se trataba de Rogers, el anciano no saldría a ninguna parte. Quizá debió haberlo llamado antes, aunque él sabía que una confrontación directa siempre aseguraba un resultado positivo. Bueno, lo esperaría un poco. Media hora quizá.

Se encerró en su automóvil y se puso a jugar cualquier cosa en su tableta. Steve tenía treinta minutos para llegar o si no, se iría a casa. Odiaba a esperar a la gente.

Por fortuna el sol no llegaba directamente hacía él, sólo la gran sombra proyectada por el edificio. Bajó un poco la ventana, el clima era agradable.

Dos horas pasaron.

El sol comenzó a tomar tonos naranjas y a descender ligeramente por el horizonte. Intentó convencerse de arrancar el maldito auto por sexta vez en su espera, aceptando el hecho de que el rubio no llegaría y que, haberlo esperado más de 10 minutos era estúpido e impropio de él; cuando una silueta apareció al final de la calle.

Un hombre corpulento caminaba a paso firme sobre la acera. Vestía un sencillo pants azul, una camiseta blanca y tenis. Ambas manos sostenían varias bolsas de plástico blanco y los ligeros rayos de sol que se habían filtrado entre las ventanas de los edificios, adornaban su cabello rubio. Parecía bastante concentrado en sus pensamientos porque ni siquiera notó el llamativo vehículo frente a su hogar.

Solamente el ruido de la puerta cerrándose que provocó al descender, lo hizo girar en dirección.

- ¿Tony?

- Steve...

- ¿Qué haces aquí?

- Vine a verte – sonrisa marca Stark.

- ¿Porque?

Steve ni siquiera se había inmutado ante el gesto. Tony parpadeó un par de veces.

- Porque... – su mente trabajó rápidamente para construir un pretexto creíble ya que su primera arma de seducción no había funcionado. Él en verdad esperaba que el otro lo invitara a pasar a su casa sólo por... por ser él – al parecer la agenda que instalé en tu casa ha tenido un par de errores y me gustaría corregirlos.

- No le he movido nada.

- Y no tienes que hacerlo, simplemente pasó y me llegó el reporte.

- Creí que las cosas que construías no tenían errores – se encogió de hombros.

Una fea mueca se dibujó en el rostro de Tony. Justo en el orgullo.

TightropeWhere stories live. Discover now