Capítulo 11

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Notas del autor: 

Hey! Hola, aún sigo viva. Disculpen por desaparecer tanto tiempo, el año pasado en definitiva no fue mi año, creo que lo único bonito que me pasó fue entrar al hermoso mundo del Stony, fuera de eso todo estuvo terrible. Y bueno, en diciembre tuve una situación que me llevó a deprimirme aún más pero en fin, aquí estoy :)

Este capítulo me quedó demasiado largo porque quería tratar muchos temas y al final terminé partiéndolo en dos. Así que uhmmm, tenemos dos capítulos largos y seguidos (yay?)

Al final de este texto les dejo una viñeta que me inspiró a hacer una de estas partes y el link de una canción que menciono XDDD así que ya me callo y las dejo disfrutar de la lectura ;) 


Capítulo 11


Si alguien le hubiera dicho a Steve Rogers lo complicado que era vivir y salir con otras personas en la época actual, hubiera preferido quedarse congelado para siempre. O dedicarse a la cristiandad, si, esa era la otra opción.

Había comenzado a aceptar más misiones por parte de SHIELD, bajo las insistencias de Fury, las persuasiones de Natasha, su gran compromiso con el deber y la justicia, su amor por la responsabilidad de haber sido creado para ello pero sobre todo (y lo veía como un beneficio extra), porque anhelaba distraerse de cierta situación que le llenaba el cerebro de dudas.

La gran mayoría de sus responsabilidades consistía en entrenar a los agentes y, como el gran estratega que era, diseñar planes de acción en caso de cualquier ataque. También lo incluían aunque en raras ocasiones, en misiones de espionaje o recuperación de objetos importantes.

Era entonces cuando se sentía calmado y enfocado, toda su mente y su ser se centraban en el trabajo y las demás preocupaciones desaparecían.

Salvar al mundo y proteger a los débiles era lo único que tenía y era lo único real. Le daba sentido a su existencia. Él siempre había querido ser el chico bueno, el portador de la justicia, el protector de los otros. El ejército y, posteriormente SHIELD; le daban esa oportunidad.

Al final del día hacía una pequeña pero vigorosa rutina en el gimnasio y, una vez que su resistente cuerpo por fin sentía una ligera fatiga; se retiraba a dormir. Solo, en la paz de su departamento.

Nunca se había considerado un hombre sociable, era cortés con sus semejantes, un caballero, pero porque eso estaba tatuado en sus valores. Realmente no le preocupaba entablar una plática más allá del saludo y algunos ligeros comentarios sin sentido. Quizá su introversión alejaba a la gente, siempre había sido así, ya estaba acostumbrado a ello.

La única en la actualidad que traspasaba esa barrera era Nat y últimamente Tony.

Tony...

Suspiró. Si comenzaba a pensar en él perdería el sueño de nuevo. El colchón rechinó un poco cuando se giró sobre su costado.

La luz de la calle se filtraba por sus cortinas, el ruido del tráfico llegaba a sus demasiados finos oídos acompañados de un siseo permanente. Poco tiempo después de despertar de su largo sueño, había descubierto que ese zumbido era la electricidad pasando por los cables. Los primeros días ni siquiera había podido dormir, en el pasado todo era tan oscuro y silencioso; el futuro era completamente un antónimo.

Apartó la manta que lo cubría y se incorporó. Caminó descalzo hacía la cocina buscando un vaso de agua pero se detuvo en el baño. Lo había visto hace 10 días y de nuevo y como siempre, el recuerdo de lo vivido con él lo perseguiría algunos días más. Se le revolvería el estómago, se le oprimiría el pecho.

TightropeWhere stories live. Discover now