Capítulo 19

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Capítulo 19

El edificio central de S.H.I.E.L.D. poseía una enorme biblioteca exclusiva para consulta de sus mejores agentes. Estaba dividida en secciones, a las cuales no todos tenían completo acceso. En ellas se encontraban diferentes mapas, planos, libros, enciclopedias completas y textos que no se habían digitalizado aún; todos ellos, pulcramente ordenados entre los estantes traslucidos que poseía el lugar. Los colores cobrizos de las portadas de los libros le daban un ambiente antaño al sitio en comparación con la sala de computadoras que se encontraba al fondo.

A Steve le encantaba.

No tenía una computadora en su casa porque aún era muy lento al utilizarla y tendía a desesperarse. Los libros "viejos" eran algo que conocía a la perfección y en los que se sentía seguro, nadie tenía que enseñarle como un usar uno después de todo. No le molestaba buscar pacientemente al indicado mientras deslizaba de forma cuidadosa, la punta de sus dedos sobre los lomos de los libros.

Pero, sobre todo, le gustaban aquellas tardes de paz donde no había misiones o entrenamientos, tampoco aburridas juntas y en las que el sol anaranjado se filtraba entre las ventanas del lugar y delineaba los contornos del mobiliario con una cálida luz rojiza.

Si, él podía estar ahí todo el día, siempre. Lento, paciente, a su manera.

Alguna vez Fury le había sugerido que utilizara el proyector holográfico de planos para poder visualizarlos mejor, pero Steve prefería expandirlos sobre una de las enormes mesas que estaban en la sección apartada a la izquierda. Los extendía y aplanaba con ambas manos y quizá, eso en el fondo; le recordaba a las noches de antaño en las que Bucky, Peggy, Howard y él discutían bajo la luz amarillenta del cuartel, sobre diferentes estrategias para rodear y sorprender al ejército de Hydra.

Había un toque de nostalgia en ello, como en todo lo que hacía.

Haciendo uso de la enorme paciencia que poseía, escogió los rollos que contenían los planos que iba a estudiar ese día y se dirigió hacia la sección trasera del lugar. Notó a través de la ventana superior que había algunas personas más, pero nada de eso le molestaba, solo fue doblemente cauteloso al entrar para no importunar o distraer a alguien.

Y... Tony estaba ahí.

Definitivamente la vida lo odiaba. Steve sabía que el hombre con el que solía salir no era alguien de bibliotecas, él mismo se había reído con cierto toque de extrañeza cuando Steve le confesó que uno de sus pasatiempos era perderse entre los pasillos de la biblioteca central de Nueva York.

Siendo el hombre practico y tecnológico que era, le había sugerido el uso de libros digitales, incluso quiso regalarle una tableta, mencionándole la enorme cantidad de textos que tendría a su alcance, aunque a él no le había convencido la idea realmente.

¿Por qué estaba ahí?

Pensó que aún no era muy tarde para arrepentirse y regresar por donde vino. Cuando notó que, de hecho, a través del enorme holograma azul que tenía enfrente, Tony no apartaba su mirada de él. Seguramente lo había visto desde que entró al lugar. Suspiró.

No huiría, no era ningún cobarde.

Con paso decidido se acercó, planificando en su mente el saludo casual y reglamentario que debía dirigirle para luego encontrar una mesa donde instalarse, preferentemente lejos de él. Ambos eran adultos pensó, así que debía ser capaz de mantener una conversación formal.

- Hey – comenzó Tony.

- Hey – respondió intentando sonar igual de casual.

TightropeWhere stories live. Discover now