Vadoma [{COMPLETA}]

Capítulo IV.

Viernes.

Abracé mis rodillas hundiéndome en el agua lentamente las algas se mecían entre las piedras en desniveles, peces, el cuerpo de agua mecido por el movimiento de un líquido vivo, joder, amaba el lago y el agua fría calándome los huesos.

Abrí los ojos al ver una sombra sobre mí reconocí la silueta del bote y esperé a que mis pies tocaran el fondo de piedra para impulsarme hacia el exterior abriéndome paso entre las aguas con los brazos, una mano atrapó mi muñeca jalándome hacia el exterior permitiéndome respirar una vez más, mi hermana y su marido con ambos remos en las manos, se reían.

– Una sirena de agua dulce – Canturrio en nuestra lengua mi hermana quitándome el cabello del rostro – Aidan gírate voy a sacarla – ordenó mientras mi hermana me ayudaba a salir del agua dejando una manta sobre mí, estrujé mi cabello – padre está buscándote.

– ¿Cómo puedes tolerar el frío del lago? – Preguntó Aidan remando de vuelta a la orilla, su cabello rubio caía en su rostro con el esfuerzo.

– Nacimos en el agua – Respondí friccionando la manta contra mi piel para secarme – ¿Qué es lo que sucede?

– Mi cuñado se reunión junto a sus amigos y Johnny Dogs con los Shelby en el bosque, Johnny iba a venderles un caballo. Terminó en una pelea y ahora mi cuñado tiene el rostro cortado – Explicó Magdala ayudándome a vestirme con la ropa que había recogido de la orilla – no quieren que andes sola por ahí, podría ser peligroso.

– Entonces Thomas Shelby está vivo.

– No por mucho más – Interrumpió Aidan bajándose del bote para jalarlo hasta la orilla donde bajé ayudando a mi hermana a moverse con su prominente panza – están en problemas, sé que hechizaste a su caballo para que ganara las carreras.

– Sí – Respondí firmemente mientras le ayudaba a girar el bote para dejarlo boca abajo.
– Estás causándome problemas con mis hermanos, Vadoma, no puedes meterte con ellos.

– No estoy metida con ellos.

– ¿Qué hacías en la casa de los Shelby anteayer entonces? – Cuestionó cruzando los brazos contra el pecho, el cabello rubio le caía en ondas suaves y definidas por los costados de la mandíbula cuadrada, me lamí la boca bajando la mirada.

– Johnny llegó a buscarme al campamento, no dijo nada simplemente me metió al carro y me llevó hasta allá – Expliqué observando a mi hermana guardar silencio nerviosamente – si quieres culpar a alguien culpa a Johnny, los Shelby solo quieren mi magia.

– Y no la tendrán más – Me advirtió tomando mi muñeca cuando intente alejarme.

– ¿Qué?

– Lo que haz oído.

– No ha nacido el hombre que me dé órdenes a mi, Aidan – Se irguió en todo su porte deteniéndose delante de mí mantuve la mirada sobre los ojos azules para cruzar los brazos contra el pecho.

– Somos tu familia.

– Y es por eso que siempre los he de preferir a ustedes, no haré magia que perjudique a nuestra aldea, o a ti, o a Magdala, o a mis sobrinos.

– No puedes seguir viéndolos.

– No he pedido tu permiso...

– Soy tu rey – Interrumpió fiero.

– Aidan – La voz de mi hermana se acercó a interrumpir.

– No te metas, cariño. Vadoma, te adoro, eres como otra hermana para mi, pero estás atrayendo problemas, los Shelby cortaron la cara de mi hermano y casi dejaron ciego a uno de mis cuñados – Dejó sus manos en mis hombros flexionando las rodillas para buscar mi mirada – necesito saber que cuento con el apoyo de mi familia, el completo y total apoyo ¿lo tengo? – Bajé la mirada acomodándome el rizado cabello, asentí, odiaba sentir que cedía ante una demanda tan exigente aún más proviniendo de un hombre.