Vadoma [{COMPLETA}]

Capítulo XI.

Lunes.
Dos meses después.

No quería salirme de la cama el lecho tibio rozaba todo mi ser desnudo, el cielo aún estaba oscuro y podía distinguir la pretensión del amanecer colándose por el cortinaje pesado.

Me giré encontrándome con la cama vacía, apenas puse los pies en el suelo supe que algo andaba muy mal, un escalofrío trémulo me removió por completo azotandome la cabeza, busqué la bata de satín para amarrarla mientras iba escaleras abajo.

El suelo mojado de la estancia mostraba que había más gente en la casona caminé de puntillas hasta llegar a las puertas de la oficina de Thomas dentro algunas voces discutían, continué por el pasillo descendiendo a la cocina en donde me encontré con la ama de llaves.

– ¿Puedo ayudarle en algo señora Shelby?

– Vadoma, llámame Vadoma – Le interrumpí ofreciéndole una sonrisa – ¿Qué hora es?

– Las tres de la madrugada, señora.

– ¿Qué hace despierta?

– Escuché unos automóviles y supuse que el señor podría necesitar atención para sus invitados.

– ¿Sabes quienes son? – Negó con la cabeza.

– ¿Gusta un té? – Asentí observando por la ventana como el cielo continuaba rompiéndose en mil pedazos.

Aspiré el cigarrillo bebiendo el té en el comedor de diario rodeado de ventanales, el periódico había llegado hace poco y hojeaba distraídamente las páginas mientras revolvía la taza de té, apagué el cigarrillo en un plato al tiempo en que Thomas Shelby aparecía arreglándose el chaleco, se quedó en silencio observándome, quizás pensando que desconocía su presencia allí, bebí del té echándome el cabello hacia atrás reclinando la cabeza para observarlo, sonrió.

– ¿Qué planeas ahora, Thomas?

– No sabía que mis negocios eran de tu interés – Respondió acercándose para sentarse junto a mí, estiró su mano para dejarla sobre mi rodilla, le observé – ¿lo son?

– No puedo responder que sí – Volví a beber de la taza alejándome pausadamente de su tacto, se acomodó en la silla observando por el ventanal la oscuridad infinita del amanecer invernal.
Su mirada regresó a mí cuando me levanté dejando caer mi cabello sobre mi hombro izquierdo

– Voy al lago... Deberías dormir...

Los negocios de Thomas eran un misterio para mí, al igual que lo que maquinaba su mente y lo que podía o no sentir, Thomas Shelby era un oscuro mar de secretos que se negaban a salir a la superficie y por tanto, aún cuando lo nuestro había avanzado hacia el plano físico, era completamente incapaz de entregarle algo más emocional.

La desconfianza crecía en cada invitado que recibía en su despacho, en cada vez que sus hermanos llegaban a la mansión para luego marcharse con más hombres en los autos, la comunicación entre nosotros era nula, y aún cuando conocía que sus sentimientos por mí iban más allá de algo carnal me negaba a ir más allá.

La casa Shelby era incluso más oscura y fría que la profundidad del embalse dentro del que, mi cuerpo suspendido, se mecía al compás del silencio ensordecedor de las aguas, abrí los ojos viendo cómo las burbujas de aire se escapaban de mi boca alzando mi cabello en el camino, toqué el fondo y moví los brazos hasta que mis dedos llegaron al aire en la superficie, había amanecido, quitándome el cabello del rostro pude ver sobre el muelle a Shelby fumándose un cigarrillo viendo como el sol salía entre los árboles, volví a tomar aire para nadar.

Thomas extendió una manta verde cuando subí la pequeña escalinata para llegar al muelle, dejó caer la tela sobre mí sin dejar de fumar.

– Conocí de muy mala forma a integrantes de la afamada IRA hace algunos días, la posición que nuestra familia y empresa a tomado en Birmingham y, próximamente en Londres ha llamado la atención de ellos para que mueva armas a través de los canales en nuestros embarques – Aspiró el cigarrillo escupiendo el humo observando el cielo nublado – conocen todo de nosotros, y, enfatizaron bastante el hecho de conocer a la perfección la rutina de mi esposa – sentí un retorcijón en el estómago – realmente pensé que podían ser inventos o intentos de intimidación, hasta que uno de ellos tocó a la puerta esta madrugada.