capitulo 11 el enfrentamiento

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Al entrar en el salón, Maia se sentó en una esquina, en el suelo y Hyun Joong la imitó. De pronto, se recostó, apoyando su cabeza sobre las piernas de Maia. Comenzó a pensar en todas las actividades que tenía esa semana e intentó relajarse un poco y olvidarse de todo. La chica lo miró y le sonrió. Maia notaba que ambos se habían comenzado a volver dependientes del otro y que les encantaba la mutua compañía. Ella comenzó a juguetear con sus dedos en la cabeza del chico, acariciándola suavemente y jugueteando con sus cabellos. Maia se quedó con la vista perdida en un punto fijo por cerca de 10 minutos, mientras continuaba jugueteando con el cabello del chico y pensaba en la conversación que había tenido más temprano con Sae Jin. Este último tiempo le había tomado mucho cariño a Hyun Joong y le dolía en el alma que no le fueran honesto. No podía permitirlo. Estaba dispuesta a contarle todo al muchacho si su novia no lo hacía. Hyun Joong descansaba. Le encantaba que le acariciaran el cabello. Aquello realmente lo relajaba.

De pronto, Maia notó que Hyun Joong la observaba con una dulce sonrisa en los labios.

“Qué?”, pregunté ella sonriéndole también. El muchacho se volteó y hundió su cabeza en el regazo de la chica, abrazándose a su cintura y pegando su rostro al vientre de ella.

“No me dejes nunca, Maia!”, dijo en voz baja, casi imperceptible. La chica sonrió bondadosamente.

“Bobo! Por qué lo haría?”, respondió dulcemente. 

Hyun Joong se separó de ella y adoptó la misma posición inicial, recostado sobre las piernas de la muchacha.

“No lo se! Pero no me gustaría!”, respondió él inocentemente. Con la chica se sentía tranquilo, feliz, seguro, simplemente completo.

“No lo haré!”, respondió ella mientras proseguía con las caricias, pero ahora en el rostro del muchacho. Maia lo miraba embobada. El chico le dedicó una tierna sonrisa.

“OK… Es que el repollito se sentiría muy triste sin su repollita! Sentiría que le falta algo, que ya nada es igual! No tendría quien lo cuide, quien lo haga reir, quien lo tranquilice, quien lo acaricie, quien lo consuele… Sería un infierno!”, añadió de pronto el muchacho observándola atentamente y comenzando a hablar como un niño pequeño.

“jajajajaja… OK, pero si me vuelves a decir así, olvídate de mi promesa y me voy hoy mismo!”, respondió ella entre risas amenazándolo. Hyun Joong sólo rió y cerró los ojos, abandonándose a las caricias de la muchacha.

Maia lo observó detenidamente. Su rostro le parecía tan bello, tan perfecto. Siempre había querido acariciarlo y comenzar a dibujarlo con sus propias manos y ahora el chico se lo permitía sin restricciones.

Con sus dedos, la muchacha recorrió los ojos del chico suavemente, sus pestañas, acarició sus pómulos como trazando un pequeño mapa de su rostro, hasta llegar a su quijada y luego a su mentón, que a la vista lucía terso pero al tacto evidenciaba una incipiente capa de bellos. Ahí se detuvo por unos instantes mientras sonreía viéndolo. Esa pequeña margarita en su barbilla, le parecía increíblemente sexy y la hacía perder casi el control. Después de eso, estaban sus labios. Bien definidos, voluptuosos, de un tono coral suave, humedecidos levemente en las comisuras… Deseaba tocarlos, y no sólo con sus dedos, sino que también con sus labios. Fue imposible evitar el recuerdo de los besos de aquel muchacho, sin duda los mejores que había recibido en toda su vida. La piel de Maia se erizó entera. Y si se acercaba a él y le robaba un beso? Sentía que esos labios eran un imán ineludible! Maia suspiró.

Cuando la chica estaba a punto de acariciar los labios del chico con sus dedos, él abrió los ojos y le dio una inocente sonrisa. Sin duda, no imaginaba los pensamientos de la muchacha.

Danza de un extraño amor de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora