"Bad news and bad feelings."

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Tercer tono, cuarto tono y nada. Llamada tras llamada, mensaje tras mensaje y ninguno contestado. El rubio se encontraba sumamente confundido por el comportamiento de su amada, desde la extraña llamada que recibió por parte de ella hace tres días lo traía desconcertado y sumamente preocupado. No se atrevía a ir a su casa, el músico podría estar allí. Estaba desesperado.

Sus pensamientos no podrían ayudarlo más, cada cosa que pasaba por su mente era mala y juraba que lo tendrían que internar por loco.

El sonido de su teléfono interrumpio la ida al colapso a la cual se dirigía su mente. Era Chloe.

- Hola Adrien.- se escuchaba incomoda y algo nerviosa, era muy raro escucharla así.

- Hola Chloe, ¿Qué sucede?- respondió el joven rubio.

- Adrien, no se como decirte esto...- su voz se trabaja al hablar.

- Ella me dijo que no te dijera nada, pero...- siguio la rubia; estaba dando muchos rodeos, esto no es algo común en ella.

- Chloe habla ya, por favor.- dijo Adrien, de la otra línea se escuchó un suspiro y unos pocos segundo de silencio.

- _______ va a casarse.- la rubia lanzó la bomba, quebrando en mil pedazos el corazón y alma del rubio. Escuchaba la respiración de Adrien acelerandose y como carraspeaba su garganta.

- ¿Estas bi...- sus palabras quedaron en el aire, el rubio había colgado.

(...)

La habitación se encontraba vuelta un desastre, un escritorio estaba volteado, un jarrón en el suelo roto en miles de pedazos, la cama desordenada y un rubio tratando de retener sus lágrimas.

La llamada de aquella noche comenzó a tener sentido, los miles de mensajes y llamadas sin contestar también. Ella se casaría con otro.

Su ira no era menos, odiaba al músico por habérsele adelantado, se odiaba a el por haberse dado cuenta de sus sentimientos tarde.

Necesitaba verla, abrazarla y sentirla como las veces anteriores; necesitaba escucharla decirle "te amo", necesitaba escucharla decir que era suya cada vez que se hacían uno solo, necesitaba gritar a los mil vientos que era suya y que le había ganado a el músico.

Golpeaba con frustración las paredes de su habitación, sus nudillos sangraba y las venas de sus brazos se marcaban cada vez más. Cada golpe que daba imaginaba a Luka recibirlos.

Su teléfono sono, estaba en la cama; al escucharlo paro de desquitar su ira con la pared e intento relajarse, lo tomo y contesto.

-¿Hola...?


Secret love | Adrien Agreste | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora