Rawr.
Mientras el rugido de Arabella podÃa no tener el timbre o el peso del rugido de
un león, expresó adecuadamente su frustración.
Atada a un árbol, una vÃctima de nuevo.
-Déjenme ir, - gritó en vano. Nadie en el público le hizo caso. Ella estaba por
debajo de su consideración. Sólo una mujer.
Una mujer cuyo hombre arriesgó todo para salvarla.
Para salvarme. Porque no puedo salvarme a mà misma.
¿Cuántas veces más iba a dejar a la gente elegir por ella? ¿Cuándo iba a
levantarse por sà misma? Hace unos dÃas, Arabella habÃa pensado que era impotente,
que su única opción era ocultarse. Pero esconderse no era una vida. Ella tenÃa derecho a elegir su futuro. Ella no tenÃa que dejar a otros tomar esa decisión por ella.
A ella le fue permitido pelear.
¿Qué hay del dolor que viene del desafÃo? El lobo le susurró el pensamiento a ella, pero por una vez, Arabella no lo dejó reprimir su espÃritu.
¿Qué sobre el dolor? Ella habÃa intentado el servilismo. Ella habÃa intentado
mantenerse abajo. Eso no detuvo los golpes. Su humilde actitud no detuvo las
repugnantes palabras, o la vergüenza. Si someterse no funcionaba, ¿entonces por qué
estaba permitiendo que la trataran mal? ¿Iba a quedarse quieta y no hacer nada
mientras que otros peleaban sus batallas?
Diablos, no.
Cuando el viejo licántropo preguntó si alguien más deseaba pelear, ella
sorprendió a todos anunciando sus intenciones.
HabÃa sido aceptada. Yay.
Por supuesto, ella tenÃa un pequeño problema, en que estaba un atada por el
momento.
Ella soltó un gemido de frustración.-Mantén la vista al frente y la boca cerrada. - murmuró una familiar voz
femenina. -Tienes alguna idea de lo difÃcil que es sorprender a un grupo de lobos
cuando el maldito viento sigue cambiando de dirección. -
-Luna, ¿qué estás haciendo aqu� - susurró Arabella, manteniendo su mirada
sobre Hayder para no delatar a la leona.
-¿Haciendo? Rectificando un error. Aparentemente, deberÃa de haberte
enseñado como escapar de las esposas antes de cómo salir de un estrangulamiento.
-Debes irte. Si te atrapan...-
-No empieces con la mierda de no-soy-digna-de-ayuda otra vez. -
-Yo no lo iba a hacer. Iba a decir que si te atrapan, probablemente terminarás
con sangre en tu nueva camiseta. -
Luna se rió disimuladamente.
-El agua frÃa se encargará de ello. No te preocupes. Ahora quédate quieta por
un segundo, y te sacaré de las esposas en un santiamén.
Fiel a su palabra, Luna no tardó mucho antes de que Arabella sintiera más que
escuchara un clic. DifÃcil de escuchar cuando la multitud de licántropos miraban y
gritaban mientras Hayder se cansaba.
La primera mitad del partido terminó. Ahora venÃa la segunda parte, bestia
contra bestia. Siete opositores a la izquierda.
El león de Hayder se paró dorado y precioso. Una máquina letal con la más
suave melena.
Con los brazos libres, Arabella se separó del árbol, pero no para escapar. A
pesar de que Luna tiraba de ella, Arabella no podÃa moverse. Fascinada, vio cómo su
amante leonado mostraba al sigiloso y mortal asesino y las habilidades de su clase.
Él no sólo dominaba en tamaño. El superaba a los lobos con mordidas y ladestreza de las patas. Con sus garras podrÃa deslizar y enganchar a un lobo. Una vez
que tiró con fuerza a su oponente al suelo, su mandÃbula sujetaba alrededor del cuello.
Crunch. Mientras uno era vencido, otro daba un paso al frente.
Estaba ganando. Matando. Pero como antes, después de que el cuarto rival
cayera, sus movimientos se desaceleraron. Su león cansado. Una mancha de rojo
apareció en un hombro cuando un lobo logró un mordisco.
Se contrajo de dolor.
Más sangre fluÃa mientras dientes desgarraban en su pierna delantera.
Jadeo.
Herido o no, Hayder no se darÃa por vencido.
Pelea por mÃ. El pelea por nosotras. ¿Vas a dejar pasar esto? ¿Vas a seguir
escondiéndote? Ella se dirigió a la presencia de su loba que observaba.
Mientras Hayder se tambaleaba y otra herida era abierta, la sangre que fluÃa en
lentas lÃneas rojas, la correa que tenÃa a su loba prisionera se rompió. ¡No más!
Su loba gruñÃa mientras se liberaba violentamente. La ropa rasgada, la piel
pulsaba y se tensaba mientras piel brotaba.
Arabella emitió un eufórico grito mientras el dolor del cambio la barrió. Al fin,
ella era una de nuevo con su loba.
Estaban unidas en cuerpo. EspÃritu. Y rabia.
Hacen daño a nuestro compañero.
Entonces vamos a hacerles daño.
Sólo un contendiente lobo permanecÃa en el ring con el agotado león. El peor.
Fergus, un hombre con losas por músculos, y un lobo que levantó su labio para
mostrar sus afilados caninos.
En cuatro patas, ella corrió al sangriento campo de batalla, solo para detenerse
casi de inmediato antes de entrar.
Ella conservó suficiente de su cordura para saber que no podÃa interferir. Las
leyes permitÃan sólo un contrincante a la vez. Si ella trataba de ayudarlo ahora, todo lo
que Hayder habÃa sacrificado serÃa para nada, por no mencionar, si ella interferÃa, sus
vidas se perderÃan.
A menos que su cansado amante concediera y la dejara terminar esto.
Ella trató de que la viera, para transmitir su intención. Déjame luchar.
Soy una mujer. Él nunca me dejará. Él nunca...
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Cuando un Beta Ruge •||Saga El Orgullo Del Leon 2 ||• [Terminada]
Narrativa generaleCuan degradante. Ejercer de niñera de una mujer porque su alfa lo dijo. Como Beta del Orgullo, tenia cosas mejores que hacer con su tiempo, como lavar su impresionante melena, la caza de matones por diversión, y perseguir la cola, a veces la suya...