capítulo 20

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Rawr.
Mientras el rugido de Arabella podía no tener el timbre o el peso del rugido de
un león, expresó adecuadamente su frustración.
Atada a un árbol, una víctima de nuevo.
-Déjenme ir, - gritó en vano. Nadie en el público le hizo caso. Ella estaba por
debajo de su consideración. Sólo una mujer.
Una mujer cuyo hombre arriesgó todo para salvarla.
Para salvarme. Porque no puedo salvarme a mí misma.
¿Cuántas veces más iba a dejar a la gente elegir por ella? ¿Cuándo iba a
levantarse por sí misma? Hace unos días, Arabella había pensado que era impotente,
que su única opción era ocultarse. Pero esconderse no era una vida. Ella tenía derecho a elegir su futuro. Ella no tenía que dejar a otros tomar esa decisión por ella.
A ella le fue permitido pelear.
¿Qué hay del dolor que viene del desafío? El lobo le susurró el pensamiento a ella, pero por una vez, Arabella no lo dejó reprimir su espíritu.
¿Qué sobre el dolor? Ella había intentado el servilismo. Ella había intentado
mantenerse abajo. Eso no detuvo los golpes. Su humilde actitud no detuvo las
repugnantes palabras, o la vergüenza. Si someterse no funcionaba, ¿entonces por qué
estaba permitiendo que la trataran mal? ¿Iba a quedarse quieta y no hacer nada
mientras que otros peleaban sus batallas?
Diablos, no.
Cuando el viejo licántropo preguntó si alguien más deseaba pelear, ella
sorprendió a todos anunciando sus intenciones.
Había sido aceptada. Yay.
Por supuesto, ella tenía un pequeño problema, en que estaba un atada por el
momento.
Ella soltó un gemido de frustración.

-Mantén la vista al frente y la boca cerrada. - murmuró una familiar voz
femenina. -Tienes alguna idea de lo difícil que es sorprender a un grupo de lobos
cuando el maldito viento sigue cambiando de dirección. -
-Luna, ¿qué estás haciendo aquí? - susurró Arabella, manteniendo su mirada
sobre Hayder para no delatar a la leona.
-¿Haciendo? Rectificando un error. Aparentemente, debería de haberte
enseñado como escapar de las esposas antes de cómo salir de un estrangulamiento.
-Debes irte. Si te atrapan...-
-No empieces con la mierda de no-soy-digna-de-ayuda otra vez. -
-Yo no lo iba a hacer. Iba a decir que si te atrapan, probablemente terminarás
con sangre en tu nueva camiseta. -
Luna se rió disimuladamente.
-El agua fría se encargará de ello. No te preocupes. Ahora quédate quieta por
un segundo, y te sacaré de las esposas en un santiamén.
Fiel a su palabra, Luna no tardó mucho antes de que Arabella sintiera más que
escuchara un clic. Difícil de escuchar cuando la multitud de licántropos miraban y
gritaban mientras Hayder se cansaba.
La primera mitad del partido terminó. Ahora venía la segunda parte, bestia
contra bestia. Siete opositores a la izquierda.
El león de Hayder se paró dorado y precioso. Una máquina letal con la más
suave melena.
Con los brazos libres, Arabella se separó del árbol, pero no para escapar. A
pesar de que Luna tiraba de ella, Arabella no podía moverse. Fascinada, vio cómo su
amante leonado mostraba al sigiloso y mortal asesino y las habilidades de su clase.
Él no sólo dominaba en tamaño. El superaba a los lobos con mordidas y la

destreza de las patas. Con sus garras podría deslizar y enganchar a un lobo. Una vez
que tiró con fuerza a su oponente al suelo, su mandíbula sujetaba alrededor del cuello.
Crunch. Mientras uno era vencido, otro daba un paso al frente.
Estaba ganando. Matando. Pero como antes, después de que el cuarto rival
cayera, sus movimientos se desaceleraron. Su león cansado. Una mancha de rojo
apareció en un hombro cuando un lobo logró un mordisco.
Se contrajo de dolor.
Más sangre fluía mientras dientes desgarraban en su pierna delantera.
Jadeo.
Herido o no, Hayder no se daría por vencido.
Pelea por mí. El pelea por nosotras. ¿Vas a dejar pasar esto? ¿Vas a seguir
escondiéndote? Ella se dirigió a la presencia de su loba que observaba.
Mientras Hayder se tambaleaba y otra herida era abierta, la sangre que fluía en
lentas líneas rojas, la correa que tenía a su loba prisionera se rompió. ¡No más!
Su loba gruñía mientras se liberaba violentamente. La ropa rasgada, la piel
pulsaba y se tensaba mientras piel brotaba.
Arabella emitió un eufórico grito mientras el dolor del cambio la barrió. Al fin,
ella era una de nuevo con su loba.
Estaban unidas en cuerpo. Espíritu. Y rabia.
Hacen daño a nuestro compañero.
Entonces vamos a hacerles daño.
Sólo un contendiente lobo permanecía en el ring con el agotado león. El peor.
Fergus, un hombre con losas por músculos, y un lobo que levantó su labio para
mostrar sus afilados caninos.
En cuatro patas, ella corrió al sangriento campo de batalla, solo para detenerse
casi de inmediato antes de entrar.
Ella conservó suficiente de su cordura para saber que no podía interferir. Las
leyes permitían sólo un contrincante a la vez. Si ella trataba de ayudarlo ahora, todo lo
que Hayder había sacrificado sería para nada, por no mencionar, si ella interfería, sus
vidas se perderían.
A menos que su cansado amante concediera y la dejara terminar esto.
Ella trató de que la viera, para transmitir su intención. Déjame luchar.
Soy una mujer. Él nunca me dejará. Él nunca...

Cuando un Beta Ruge •||Saga El Orgullo Del Leon 2 ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora