capitulo 10

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¿Cuánto tiempo aceptara esperar Hayder mientras aclaró mi mente?
La pregunta la siguió hasta el sueño y estaba con ella cuando se despertó. Sola.
Ella debería haber celebrado el hecho de que la respetaba.
Que idiota.
Este era un momento que tal vez no hubiera importado una seducción, y eso era lo que hubiera sido, una seducción. Deseo mutuo, una erupción volcánica de placer. Que adorable. Excepto que no sucedió porque el idiota había escuchado sus deseos. Hayder se alejo, cada pulgada desnuda y deliciosa de él. Deberíamos haberlo hecho nuestro.
Perdió el pensamiento sin poder analizarlo, cuando un ruido atrajo su atención.
Con el corazón desbocado, rodó a su lado, sólo para quedarse congelada. Y mirar
boquiabierta.
Probablemente ella babeaba un poco, pero definitivamente no parpadeó. No se
atrevía, porque el espejismo podría desaparecer.
En la puerta del cuarto de baño estaba Hayder semidesnudo. Brillante, piel húmeda, vestido sólo con una toalla pequeña agarrada alrededor de su cintura. Piel ligeramente bronceada con sus propios músculos delineados en cada pulgada de su
cuerpo.
Él era la fantasía de toda mujer, una tentación andante. Un hombre que podía
tener a cualquier mujer que quisiera, y sin embargo, parecía quererla a ella. La prueba
estaba allí mismo en la impresionante tienda de campaña en el frente de su toalla.
—Buenos días, cariño. — Él prácticamente ronroneó las palabras a medida que
se acercaba, cautivador.
Ella no podía tragar, mucho menos hablar.
Se agachó, al mismo nivel de sus ojos
—¿El gato te comió la lengua? — Sus ojos arrugados con alegría. —No lo hice
aún, pero tengo pensado hacerlo más adelante. ¿Hambre? — Sí. Tan hambrienta. Le encantaría darle un mordisco en el suculento labio inferior. Quería ir a chupar con su lengua totalmente. O tal vez un sorbo de algo más
sustancial.
—Nena, cuando me miras así... — Hayder dejó escapar un suspiro. —Maldita sea, pero me tienes en este estado. ¿Supongo que no habrás cambiado de opinión?
Aun es temprano. Puedo volver dentro de un rato, y subir contigo. Entonces yo realmente puedo mostrarte una buena mañana.—
Ella abrió la boca. ¿Por qué estaba haciendo tiempo? ¿Por qué tenía miedo?
Ella ya sabía que iba a encontrar gran placer en su toque. ¿Cómo podría un momento
decadente hacer daño?
—Y…—
Bang. Bang. Bang.
—Arabella, soy yo. Abre. —
Olvídate de lo que había estado a punto de decir. La llegada de su hermano
arrojó un cubo de agua fría sobre ella.
—¿Estás jodidamente bromeando? Estaba tan cerca, — murmuró Hayder, mientras se ponía de pie y salía de la habitación, llevando todavía sólo una pequeñísima, pequeña toalla para saludar a su hermano.
¡Eep!
Arabella gateo fuera de la cama, pero no fue lo suficientemente rápida para
salir del dormitorio. Ella llegaba tarde, sin embargo, escucho,
—Por qué tu sucio gato de mierda. ¡Cómo te atreves seducir a mi hermana! —
¡Manotazo!
¡Golpe!
Rawr.
Grrr.

Se apoyó en el marco de la puerta mientras observaba a Hayder, que había
perdido su toalla, y su hermano, que llevaba el ceño fruncido, rodando por el suelo en
una ráfaga de puñetazos y patadas.
Un susurro de movimiento atrajo su atención hacia la puerta abierta del apartamento. Una rubia despeinada asomó la cabeza.
—¿Todo bien? —
—Creo que sí. —
Ojos ambarinos siguieron el camino destructivo de los combatientes.
—Hombres. No se les puede enseñar a comportarse dentro y no se puede
enseñarles a no mear en los muebles. —
La boca de Arabella dibujo una O de sorpresa. Seguramente había oído mal.
—¿Mear? —
—Sólo mi ex novio actuaba así. Él es la razón por la que me mudé. El cabron se
emborrachaba, irrumpía a través de la ventana por la escalera de incendios, y hacia pis
en mis cosas. Me volvía loca. Él pedía disculpas. Teníamos sexo salvaje, y luego le
pateaba para sacarlo y decirle que nunca más hablara conmigo de nuevo. —
Todavía no podía comprender la lógica.
—¿Tuviste relaciones sexuales con un hombre que orinó en tu sofá? —
—Me gustaba menos el sofá, y más la silla de la cocina, así que ya no había
nada que limpiar. Y la peor parte es que el hijo de puta esperaba a que me despertara.
Deambulaba por la cocina ajeno a todo, totalmente en cueros, por lo general para
encontrarlo comiendo una de mis galletas caseras. — Las cejas de la rubia loca se levantaron en un momento de Aha.
—Hey, espera un segundo. ¿Me preguntó si es por eso que buscaba meterse a
mi casa con tanta frecuencia? — Arabella interrumpió diciendo:
—El buscaba sexo sin compromiso.
—Yo estaba hablando acerca de las galletas, pero creo que tu explicación es más plausible. —
A diferencia de esta conversación. Arabella se preguntó si había sido
transportada de alguna manera a una dimensión alternativa. ¿Dónde más podría
conversar sobre orinas de ex novios mientras estaba vestida con nada más que una
camiseta y ropa interior, mientras que Hayder y Jeoff intercambiaban golpes?
Aunque esos eran menos golpes y más una lucha de gruñidos ya que se habían
cansado.
—Soy Luna por cierto, — la rubia en su puerta, dijo con una onda de cabello y
una brillante sonrisa.
—Y yo Arabella.
—Yo sé quién eres. Todos lo saben. Toda la torre es un hervidero por ti y por
qué estás aquí. 
—Estoy aquí por el peligro dentro de mi viejo clan. Un peligro que al parecer,
me siguió aquí. Lo siento.
La gente que Arabella había conocido hasta ahora parecía bastante agradable, y
odiaba haber traído su equipaje violento y perturbador. La nariz pecosa de Luna se
arrugo.
—¿De qué te estás disculpando? Todos estamos emocionados sobre la
posibilidad de patear algunos traseros de lobo. Yo estaba hablando de la otra cosa que
nos está zumbando alrededor. —
—¿Qué otra cosa? —
Luna rodó los ojos.
—Ya sabes. La cosa. Tú. Él. — Luna hizo un ruido chillón mientras se metió un
dedo a través de un anillo que ella tenía en la otra mano.
Los ojos de Arabella se agrandaron. ¿Estaba insinuando...?
—¡Oh, no! No tuvimos… No estamos... Él está aquí sólo para protegerme.
—Protegerte de qué, ¿la policía de la ropa? — Luna lanzó una mirada afilada a
Hayder, quien en ese momento se sentó en la parte superior de la lucha, y el culo
desnudo expuesto para que cualquiera lo viera.
Grrrr.
Arabella ni siquiera se dio cuenta de que se puso delante de Luna, bloqueando
su visión, hasta que la otra chica se rió entre dientes.
—En serio. Nadie va a decir nada sobre el hecho de que estés haciendo el tango
con el beta del orgullo. Si no estuviésemos relacionamos, probablemente haría una
jugada yo misma. —
—Nosotros no estamos involucrados.— Sólo porque habían conseguido interrumpirlos.
—¿Quieres decir que no estás golpeando las botas? —
Arabella negó con la cabeza.
—¿Por qué no? —
—Porque no estoy lista. —
—Oh. Entiendo. Él es uno de esos tipos egoístas. He salido con algunos. Sé todo
acerca de ellos. Su idea de los juegos previos, es pegarse a ti y arrinconarte sin algunos
lametazos primero. ¿No se dan cuenta de que una chica necesita un poco de acción de
la lengua?
—Um, yo no estaba hablando de los juegos previos. — Simplemente, decir la
palabra la sonrojaba.
—Quiero decir que no estoy preparada emocionalmente. — Luna parecía un tanto decepcionada.
Jeoff, por otro lado, estaba en éxtasis. Hizo una pausa en su pelea con Hayder y
voltear la cabeza para decir:
—¿Te refieres a que este gato no te ha corrompido?— Arabella sacudió la cabeza de nuevo. Y las cosas podrían haber estado bien si Hayder simplemente no hubiera
añadido:
—Todavía. —
La lucha podría haberse renovado lanzándose uno al otro si un gigantesco
hombre, que entro sin llamar, con grandes zancadas, y dando un vistazo a la situación,
la detuvo.
El choqué de cabezas de Jeoff y Hayder juntas, podría no haber sido la manera
más agradable para detener la pelea, pero seguro que resultó eficaz.
—Basta, — el hombre grande retumbó.
Ambos frotando sus músculos doloridos, Hayder y su hermano parecían de
acuerdo.
El gigante lanzó un trapo a Hayder, que lo cogió con una mano.
—Tú. Busca algo de ropa antes de antagonizar a Jeoff de nuevo. —
—Y luego salgan afuera, — Jeoff agregó. —No te quiero cerca de mi hermana.—
—No puedes hacer que me aleje, — se burló Hayder.
—Pero puedo hacer que ambos no puedan hablarse, — el gran compañero amenazo.
—Aguafiestas. — Hayder murmuró la palabra en voz baja mientras tomó su
ropa y se fue. Luna se fue, también, con un alegre:
—Gracias por el entretenimiento de la mañana. Eso ha proporcionado una
mejor sacudida que una taza de café espresso. — Entonces sólo quedaron Arabella, su hermano, y el muy, muy grande hombre,
que acababa de llegar y volvió su mirada a ella.
Teniendo en cuenta sus amenazas y su solución violenta, Arabella debería
haber temblando. Al menos estaba mirando sus dedos de los pies para no incurrir en
su ira. Pero encontró los ojos  más suaves atrapados en los de ella, y su tono de
voz era suave y calmante cuando se dirigió a ella.
—Tú debes ser Arabella. Soy Leo, omega del orgullo. —
—Más bien el ejecutor, — murmuró Jeoff, todavía frotándose la cabeza.
—Si te portases bien, entonces no tendría que recurrir a mis métodos. —
—Él empezó, — Jeoff acuso, señalando con el dedo a Hayder, que surgió del
dormitorio vestido con pantalones vaqueros que abrazaban sus muslos y una suave
camiseta que se aferraba a su pecho.
—Oye, no es mi culpa que saltara a la conclusión equivocada cuando contesté a
la puerta.
—¿Qué otra cosa podía pensar? Tú estás en el apartamento de mi hermana vestido sólo con una toalla. — Protegiéndola.
—¿De la misma manera que la protegiste anoche cuando la llevaste fuera y
alardeaste de ella?
—La llevé a cenar.
—¿Qué diablos quieres decir con que la llevaste a cenar? Pones a mi hermanita
en peligro.
—Ella no estaba en peligro.
—¡Te la arrebataron en la calle!
—Y yo la regresé. —
Los hombres se miraron de tú a tú, cara a cara, con los cuerpos erizados.
Leo, que se había sentado en un taburete de la isla de la cocina, se aclaró la
garganta.
—No me hagáis levantar de este taburete.  La tensión se mantuvo, pero la
violencia inminente los movió hacia abajo haciendo algunas muescas. Pareciendo
satisfecho, Leo se volvió hacia ella. —¿Café? — Él se dirigida a Arabella, sosteniendo
una taza que había elaborado en la máquina del mostrador.
Con una mirada cautelosa, tanto a Hayder y a su hermano, ella fue hacia él,
pero luego casi se quemo sí misma cuando Hayder ladró,
—Nena, ¿dónde están tus pantalones? —
Oh sí. Ella miró hacia abajo a sus piernas desnudas. Para su asombro, Leo no lo
hizo, pero lo hizo sonreír.
—¿Puedo añadir un poco de azúcar y leche a esto, mientras vas a buscar unos
pantalones? Luces como si necesitaras algo dulce. — Ella no pudo evitar devolverle la
sonrisa.
—Sí, por favor.
Aún ignorando a los otros dos hombres, paso por delante de ellos al dormitorio,
donde ella esculcaba en un cajón por los pantalones. Mientras se vestía, ella escuchó la discusión.
—Se va conmigo.— Su hermano no había cedido.
Tampoco Hayder.
—Incorrecto. Arabella no va a ninguna parte. — Ay. Ella sabía que a su hermano no le gustaría eso. Ella estaba en lo cierto.
—¿Disculpa? Tú no tienes nada que decir. Ella es mi hermana, mi responsabilidad. Me la voy a llevar. — Arabella volvió a entrar en la sala de estar.
—¿Sin embargo, qué pasa con el peligro, Jeoff?
—El clan está en la ciudad, y están buscándote.
—Ya se nos ocurrirá algo. —
—Ya lo tenemos. Ella se quedará aquí conmigo, donde está a salvo. —
Hayder cruzó los brazos sobre su pecho impresionante, mirando demasiado
determinado y sexy.
Ciertamente el hermano no estaba impresionado.
—¿Tan seguro como estaba ayer por la noche? —
Hayder puso los ojos.
—Oh, por favor. ¿Qué parte de... "teníamos la situación bajo control" no
entendiste? Leo, dile al lobo que Arabella nunca estuvo en peligro.
—Yo no le miento a mis amigos, — dijo Leo cuando se volvió a Arabella y le
entregó su café. Ella tomo un sorbo de la bebida caliente y suspiró mientrasescuchaba
las discusiones. Cuando Leo acarició el taburete junto a él, ella saltó sobre él.
Para un hombre tan grande, ofrecia un efecto extrañamente calmante. En ella,
al menos. Hayder y Jeoff, por otro lado, simplemente no podían detener su diatriba.
—Me equivoqué al meterla aquí. Así que puedes olvidarse de que te lo pedí. —
—Demasiado tarde. Ella es parte del orgullo ahora.
—Ella es un lobo, ¿o lo has olvidado? Ella pertenece a su propia especie. —
Jeoff torció el dedo e inclinó la cabeza hacia la puerta. Arabella no se movió,
más debido a las siguientes palabras de Hayder que la congelaron.
—Ella permanecerá conmigo. Arabella es mi compañera.

Mmmm hermosa luna  spoiler ella también tendrá historia😘😘

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Cuando un Beta Ruge •||Saga El Orgullo Del Leon 2 ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora