—¿Entonces el gato entró por la ventana así sin más? —formuló John sentando en la orilla del sofá más grande de la sala.
George asintió mientras miraba al minino deslizarse entre las suaves piernas de John, que se mostraban gracias al efecto "seductor" de su vestido.
—Es un animalito muy sigiloso, pero sí. Y he decidido quedármelo en lo que resolvemos nuestros problemas; su nombre es Lester.
La puerta de la habitación de Paul se abrió y él se dirigió a la sala, se detuvo de golpe al ver a John cargando al animal y después dejándolo andar libremente sobre el sofá. McCartney no pudo evitar pensar en todos los gérmenes y pelo que soltaba aquel animalito negro, frunció el ceño y bufó.
—¡Por todos los cielos! ¡No puedo encerrarme cinco minutos en el cuarto porque esa cosa ya anda patas arriba en toda la casa!
—Paul. Te encerraste en tu habitación por más de dos horas... —George rodó los ojos.
—Ahg, no me quieras cambiar el tema, Harold —le apuntó con el dedo índice como una madre cuando riñe a su hijo —. Ya te dije que no quiero a esa bola de pelos negra en esta casa. ¡Sáquenla!
Se acercó a John y colocó sus manos sobre su cintura en una pose de diva. Lennon hizo una mueca graciosa ya que el semblante molesto de Paul siempre le causaba risa. Especialmente cuando él no tenía un perro pastor en aquella dimensión.
—La bola de pelos es nuestra ahora —dijo John, agarrando al gato por el lomo y alzándolo frente a los ojos de Paul —. Así que hazle una reverencia a tu futuro rey.
—¡Deja de ser tan infantil por un momento! —gruñó Paul, molesto —. No quiero que se quede. Estamos muy bien sin un gato. ¡Estábamos tan bien!
Lennon soltó una risa sin apartar sus ojos del semblante molesto y las mejillas enrojecidas de Paul. Pensó en que no importaba si era un chico o una mujer, él siempre tendría el humor de una diva cuando se tratase de gatos.
—Eso no es cierto, desde que estamos en esta situación crítica nunca hemos estado bien —articuló George.
—Tiene razón —añadió John —. Además, George encontró al gato, y éste parece haberse encariñado ya con el..., digo, la cejona. Yo no tengo ningún problema en que se quede, sabes que AMO a los gatitos.
—Claro, como a ti no te destrozan nada... —escupió Paul fulminando al animalito con la mirada.
—Epa, epa —John simuló taparle las orejas al gato —. Cuidado, Paul. Recuerda que los animales sienten la mala vibra, si sigues con ese comportamiento que no extrañe que él te deteste. Se amable, por favor.
McCartney rechistó.
—Amable, amable..., mejor tú ten la amabilidad de sacar a esa cosa por la puerta.
Divertido, John se levantó del sofá con aires de grandeza y entregó a George el gatito. Acto seguido, se dirigió a Paul con una mirada decidida, sabiendo que nadie lo podría vencer en la decisión que había tomado.
—Dejemos las cosas en claro: Paul, cierra tu habitación para que Lester no entre a destrozar nada. Y tú, George, procura ocuparte del gato en todo lo que puedas ya que serás el dueño mayor, además, intenta enseñarle a querer a su tía amargada para que no le destroce nada. ¿De acuerdo?
Ambos asintieron, aunque cabe resaltar que Paul lo hizo de mala gana.
—Adjunto que, en la primera cosa que esa bola de pelos negra le haga a mis pertenencias, lo echaré de aquí sin más... —añadió Paul.
ESTÁS LEYENDO
• MORE THAN A WOMAN •
Fanfic"¿Quién dice que ser mujer es un trabajo fácil?" «Adiós John, Paul, George y Ringo. Adiós Beatles y hola Beatlas» © Todos los derechos reservados. Quedan prohibidos los plagios.