Cuando Brian Epstein dijo que la agenda de las Beatlas estaba llena de compromisos, no mentía. Apenas un día después de la sesión de fotos con Mary Quant, las chicas hicieron una visita al club de fans oficial de las Beatlas en Londres.
Para no desentonar, las cuatro llevaban un peto color rojo y de falda corta encima de ajustadas camisetas blancas y con cuello de tortuga. Zapatillas de punta. Además de peinados altos, en cola.
Las congregadas eran más de 800 socias, tan solo en unos lares de la capital, pues en toda Inglaterra el número superaba las 3000 socias, y con el estallido del nuevo rol de John conjunto con sus declaraciones la cifra iba en aumento. Sin embargo, para no saturar a las chicas y brindando la mayor comodidad además de atención, Brian movió todo lo necesario para que a la reunión asistieran apenas 200 personas.
Muy a pesar de lo que quería John, Epstein invitó a algunos fotógrafos para que cubriesen el evento con la única condición de que no podrían intervenir para declaraciones, pues ese día estaba destinado a las fanáticas. ¡Y vaya que las 200 mujeres abarrotaron el lugar con sus mejores vestimentas y la mayor disposición de mostrar apoyo con el cuarteto femenino!
Saludaron a las Beatlas, que estaban sobre una tarima atiborrada por pancartas y luces. Podría decirse que saludar 200 veces les cansaría la mano pero fue todo lo contrario. Se sentían a gusto tan solo de ver cuánto amor y apoyo habían reunido, por los regalos y cartas que les dieron a primera instancia; las palmadas de recibimiento fueron como dulces campanas anunciando la llegada del propio Jesús. Algunas mujeres no pudieron contener el llanto.
—Antes que nada... —habló Freda Kelly, la encargada de llevar el evento y a quien los chicos se alegraron de ver desde que eran mujeres —, es un verdadero honor contar con la presencia de éstas cuatro damas que, con cada paso que dan, revolucionan al mundo. Hoy estamos reunidas para hablar con ellas de frente y pasar un rato agradable. De antemano sé que la agenda de las Beatlas está saturada, por lo que agradezco enormemente el espacio que abrieron con tal de venir. Les pido otro fuerte aplauso para ellas, por favor.
Las palmas no se hicieron esperar y, con un meneo de cabeza, los cuatro agradecieron por aquel cálido recibimiento que incluso para ser hombres internamente les conmovió desde el corazón. Freda Kelly bajó de la tarima con las manos puestas en su pecho. Acto seguido, Paul se acercó a un micrófono e hizo la toma de palabra, sonriente.
—Desde el fondo de mi corazón, y el de mis compañeras —las miró de reojo —, agradecemos este cálido recibimiento. Nos complace mucho verlas aquí, especialmente pasar un rato entre chicas —rió —. De verdad, de verdad. Queremos atender a sus dudas, escuchar sus historias y compadecer ante las críticas impuestas por una sociedad...
—Una sociedad opresora —Lennon no se contuvo e interrumpió a Paul —. ¡Sí! Una que por décadas minimiza el papel de la mujer, olvidando incluso las aportaciones que cientos de mujeres hicieron en la ciencia, en los derechos, en la literatura y el arte, e incluso durante la Segunda Guerra Mundial —juntó las manos levantándose del asiento para hacer una señal de victoria donde fue coreada por aplausos, bullas y flashes.
Brian Epstein, desde el fondo del rincón, sonrió con orgullo mientras miraba a su querida Joanne pavonearse maduramente como si fuera una joven promesa para ser futura portavoz de una campaña política.
La rueda comenzó con preguntas del club de fans a las Beatlas. Cuando George dio la orden de que levantasen la mano para pedir la palabra, varias manos se alzaron al unísono que fue difícil escoger quién sería la primera. Al final Ringo se decantó por una mujer de aspecto rollizo que se encontraba entre las butacas de en medio, con cientos de botones promocionales del cuarteto pegados a su ropa.
Freda le hizo entrega del micrófono.
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• MORE THAN A WOMAN •
Fanfic"¿Quién dice que ser mujer es un trabajo fácil?" «Adiós John, Paul, George y Ringo. Adiós Beatles y hola Beatlas» © Todos los derechos reservados. Quedan prohibidos los plagios.