Mi Otro Yo

1

¿DÓNDE ESTOY?

*.*.*

"Mala sangre, sangre pura.
Aquella que corre por las venas de los desalmados"

—¡Mantente con nosotros! ¿Me oyes? Sigue con nosotros. —La voz desconocida llega a mis oídos pero se escucha lejos. Distante.

—Su presión arterial está bajando demasiado rápido.

—¡Tenemos que inyectar.!

La voces a mi alrededor son tan desconocida para mí. No logro identificarlas. Trato de abrir mis párpados pero es inútil, no tengo la fuerza suficiente para hacerlo. Se sienten como piedras pegadas a mi piel. Solo me queda hacer función con mis otros sentidos y al hacerlo solo empeora la situación que estoy viviendo. Mi cuerpo duele, un ardor y un dolor tan inexplicable se cuela sobre mí que provoca que quiera gritar por ayuda pero las palabras quedan atrapadas en mi garganta que duele como el demonio.

Siento todo pero no puedo mover ni un solo músculo. ¿Por qué no puedo moverme? ¿Qué sucedió anoche?

El temor toma el control de todo haciendo que mi corazón lata tan deprisa que puedo imaginarme tener un ataque. Logro sentir movimientos cerca de mí, voces lejanas, toques suaves en mi muñeca y cuello. Pero no hacen nada para mejorar mi situación, los toques son dolorosos al menos para mí. El dolor no disminuye solo siento que se extiende igual que el temor.

El temor por descubrir que fue lo que sucedió conmigo o lo que pudo suceder a todos.

No, no, no.

«No quiero lidiar con esto. No puedo, no puedo, no puedo» Busco desesperadamente la paz, la tranquilidad que nunca he tenido. El cuerpo comienza a sentirse pesado, las sensaciones poco a poco se desvanecen y los sonidos se distorsionan sin embargo logro captar algunas palabras que me alertan.

—La estamos perdiendo.

—Ya basta. Vamos a entubar ahora.

«Despierta, joder» mi grito interno demanda que mi cuerpo obedezca pero aquél, solo queda inmóvil respondiendo con el dolor que no se ha ido y que por mucho lo que hagan los de afuera no se desvanece. Es raro la manera es que puedo sentir todo pero no logro mover un solo músculo. El cuerpo adormilado pero la mente despierta.

Toques llegan a mi mandíbula antes de abrir mi boca y es la sensación de algo introduciéndose que provoca que logre abrir mis ojos. Dos cabezas encima de mi rostro aparecen en mi visión nublada y borrosa, no logro enfocar y el miedo de lo que harán altera mis latidos. Trato de hablar, de decir algo, pero un objeto en mi traquea evita la acción.

El miedo se torna a pavor y trato de moverse. El suave movimiento activan los dolores que fueron olvidados en mi mente y un grito de dolor surge desde mi pulmones que fue opacado por el tubo atravesado. Los paramédicos agarran mis hombros tratando de calmarme, pidiendo que me tranquilice pero el toque me arde en la piel y las lágrimas no tardan en salir por el dolor tan insoportable.

La visión se nubla más, cierro los ojos y solo deseo que todo acabe, que se detenga de una vez.

Un pinchazo en mi brazo me distrae momentáneamente antes que todo se disuelva, se tranquilice y se desmorone alrededor.