Capítulo 4

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Había pasado casi una semana desde la vez en que ella y el pelinegro se habían visto en el lago por primera vez. Aunque estuviera mal ambos se sentían cómodos al lado del otro y Sasuke se había convertido en alguien especial no solo en términos románticos. Lo amaba y con el paso de los días lo confirmó aún más, ya faltaban solo 3 días para el bautismo del pequeño Boruto. Sarada había sido bautizada antes por unos cuantos problemas que surgieron en el pasado y la pelirosa no quería recordar. Por otro lado, Sasuke aún no sabía de la existencia de Sarada, Sakura se había encargado de que el piense que la pequeña era hija de, no sabía cómo reaccionaría Sasuke cuando si se enterara del pequeño regalito que les dio la vida a ambos aquella noche de pasión.

Estaba sumida en sus pensamientos cuando Kushina entro al consultorio, traía un enorme libro en las manos, que la pelirosa se lo había pedido hacia algunos días, tenía que encontrar la cura a una enfermedad como sea, o la muerte ruin e implacable le arrebataría lo más valioso que tenía en el mundo.

─ Este es el libro Sakura─ chan─ le dijo alegre la pelirroja mientras le daba el enorme libro a Sakura.

─ ¿Kabuto-san es el autor? ─ le brillaban los ojos a Sakura. Kabuto era uno de los más grandes genios de la medicina y ella lo sabía muy bien había curado a mucha gente y ese le daba un cierto alivio y esperanza.

Ya faltaba poco para cerrar el consultorio cuando vino un nuevo paciente, era la pequeña Himawari que se había caído y dislocado el hombro. Hinata y Naruto la trajeron inmediatamente y con un suave tirón la Uzumaki puso en su sitio el hombro de su nieta.

Sakura salió rápidamente del lugar. Quería volver a ver a Sasuke y ambos habían quedado como todas las noches en el mismo sitio...

...

Estaba feliz, parecía que la vida le sonreía otra vez, la tenía a ella. Ahora todo parecía mejor, la podía conquistar decentemente y es que en aquellos días había confirmado la fuerza de sus sentimientos por ella, la amaba y cada vez que veía su sonrisa la amaba más.

Al diablo podría irse el compromiso con Karin. A finales nunca sitio nada por ella y es que se sentía prácticamente obligado a casarse con la pelirroja. que, aunque parecía buen apersona, sencillamente no era dueña de sus sentimientos.

Estaba recostado en un árbol cuando vinieron unas cuantas imágenes a su cabeza...

Flashback:

Era un hermoso día en la mansión de los Namikaze y aquel día precisamente tenía que enviar algo urgente no sabía exactamente donde se encontraba el lugar, Naruto le serviría de guía. Se levantó temprano y espero al rubio en la sala. Sakura había salido temprano junto con Kushina al consultorio. Naruto no había que horas baje y eso empezó a preocuparlo un poco sin Naruto prácticamente estaba perdido no sabía dónde se encontraba la oficina de correo, necesitaba enviarle una carta a su madre para preguntarle por su salud, era algo que le importaba mucho, pensaba en la dulce Mikoto todo el tiempo.

Vislumbro por las escaleras a una de las sirvientas de la mansión la cual a paso presuroso descendió para informarle que Naruto había tenido que salir muy temprano puesto que había ocurrido un incidente con los trabajadores de los sembríos de arroz.

Bufo fastidiado, ya se las apañaría entonces solo, pero de la nada al llegar al jardín encontró a la pequeña pelinegra que ni bien lo vio ensancho una sonrisa y le saludo amablemente.

─ Buenos días Sasuke─ san─ le dijo la pequeña a Sasuke sonriéndole tiernamente.

─ Hola pequeña Sarada─ Anko le había dicho el nombre de la niña.

─ Parece preocupado por algo─ dijo la pequeña mientras lo observaba detenidamente, como analizando sus gestos. Para ser tan pequeña se notaba que era muy inteligente.

CortesanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora