Capítulo 10

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Magulladuras, dolor, sangre...

Esas eran las palabras que describían ahora su situación. Aun recordaba lo que había pasado la noche anterior y es que ese hombre había sido un total animal en cuanto a su trato con ella.

Flashback:

─ ¿Ya estás lista? ─ preguntó Tsunade desde la puerta al verla sentada frente a su cama observando el dormir de Sarada, velando por su sueño como lo hacía desde que era pequeña.

─Sí─ contestó en u hilo de voz. Odiaba lo que la iban a obligar a hacer. Pero, como todo buen medico tenía un haz bajo la manga.

Tsunade la miro burlona mientras terminaba de incorporarse y observó con desprecio también a su pequeña hija que dormida se veía como un ángel puro e inocente. Un ángel que un día estaría dichosa de corromper en aquel lugar así como lo hizo con su madre.

Sakura camino hacia Sarada y le dio un beso en la frente antes de salir de la habitación junto con Tsunade que no sabía él porque estaba más contenta que nunca de verla así, en esa situación como una cortesana que tendría que cumplir con sus obligaciones de acostarse con aquellos hombres.

Los largos pasillos conectaban muchos salones y es que aquella residencia era una parte del palacio reservada solo para familiares de la familia real. Desconocía de quien era la persona a la que pertenecía, pues de más joven nunca había podido preguntar por temor a ser castigada, pero según rumores de sus compañeras al parecer el dueño de aquel establecimiento era alguien importante. Eran tan inteligentes como para disfrazar su adiestramiento como adiestramiento de damas de sociedad, más no lo que realmente eran prostitutas finas, cortesanas.

El salón preparado para las reuniones internas se encontraba frente de los salones de adiestramiento. Era un lugar enorme cuya cabida era de por al menos 200 personas. Sus decoraciones de dicha época le daban un toque divino a la vista. Adentro las paredes estaban pintadas de un amarillo crema y el techo era en forma de cúpula. Los candelabros colgaban en los techos dándole una iluminación amena y acorde a la atmosfera que adentro se mecía.

Sakura recordó la primera vez que fue ahí. Era muy pequeña y en ese lugar entendió por primera vez cual era el trabajo de las cortesanas.

El salón estaba lleno de varios hombres que por cuya apariencia y ropas elegantes deducía como gente muy adinerada. Orochimaru a su lado sonrió al verla. Un tipo joven, pelirojo cuya apariencia era la de un hombre de menos de 30 años susurró algo al oído de ese despreciable ser por unos instantes causándole un poco de furia pues su mirada lasciva se dirigió en especial hacia ella ,seguro estaban hablando de ella como mercancía.

De lejos hizo una seña para que se acercasen.

Sakura y las muchachas a su lado se acercaron. La rubia y la castaña parecían más nerviosa que ella misma. Había tratado de hablar con ellas en más de una ocasión, pero Tsunade restringía su comunicación con el resto de cortesanas.

─ Sakura, ven ─ dijo Orochimaru en cuanto estaban a pocos pasos de ellos.

Ella lo hizo porque no había otra salida. Le dirigió una mirada reservada al hombre pelirojo.

─ Así que... ¿con que ella es? ─ preguntó el hombre pelirojo mientras ella se acercaba más a ellos.

─ Sí, Sasori-sama─ contestó los ojos miel. Luego reparo en las demás cortesanas que habían venido con la pelirosa. ─ Ella es la hija prodiga de la que le hable─ dijo con Sarcasmo en la voz. El hombre de nombre Sasori se burló y sus mejillas se tiñeron de rojo por el bochorno.

CortesanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora