Capítulo 11

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Karin, salió del cuarto dejando con muchas interrogantes a la pelinegra. Mikoto observó su marcha, por un momento, para luego perderse en sus pensamientos. Tendría que hablar con Sasuke a la brevedad posible. Una cortesana, no era ni de cerca, una digna dama con la que debería andar. Solo traería el apellido Uchiha por los suelos; al igual que su reputación.

¿Cómo Sasuke había terminado enredándose con una mujer como esa? Era una, de las muchas incógnitas, que se presentaban en su cabeza. Y una de las tantas, que empezaron a cambiar su humor. Prohibiría aquel romance.

─ Señora, el almuerzo está servido─ irrumpió una empleada en su habitación.

Mikoto volteo a verla y su ceño rápidamente se frunció.

─ ¿Sasuke ya ha regresado? ─ preguntó la pelinegra, molesta.

─ No, mi señora. Él aun no regresa con Naruto-sama, es más, dijeron que volverían tarde. Tenían muchas diligencias que realizar.

─ ¿Y Fugaku? ─ Su marido tampoco se encontraba por ningún sitio.

─ Él ha ido a almorzar con los Hyugas. Dejo avisado que vendría en la noche.

Mikoto relajo los hombros mientras cruzaba los brazos en una pose pensativa. Hacia días que su hijo salía temprano junto con Naruto y regresaba casi al anochecer sin ninguna razón. También tendría que hablar con su esposo. Esperaba contar con que le diera la razón.

─ Está bien ─ contestó la pelinegra. ─ Trae mi almuerzo al cuarto.

La empleada asintió en silencio, mirándola con cautela. Hasta hacia algunos días, Mikoto, pedía a sus empleados que la ayudaran a movilizarse hasta el comedor. Pues disfrutaba la compañía de los pequeños hijos de su ahijado. Su conducta solo podía significar una cosa. La llegada de Karin a la mansión Uchiha traería futuros problemas.

...

Sakura practicaba con las chicas los pasos de baile para los próximos eventos de la semana. La chica rubia y aquella castaña que había observado en aquella reunión y que tan parecida se le hacía, bailaban junto con ella en la misma dirección. Al observarlas había notado que eran algo torpes en sus pasos, lo que denotaba, que esa era una de sus primeras lecciones de baile. Seguro eran capturas recientes. Cuando estuvo en ese lugar solía oír muchos rumores sobre algunos raptos a jóvenes de baja clase social. Pobres aquellas mujeres, si lo eran y es que vivir toda una vida feliz para toparse con ese trabajo era algo muy difícil de sobrellevar. Suspiró cansada luego de casi dos horas de baile exhaustivo. Últimamente se sentía más fatigada de lo normal.

La maestra de baile, una mujer mayor de la edad de Tsunade, pidió un descanso mientras las clases seguían. Sakura sentía un poco los pies entumecidos de tanto ajetreo. Las heridas ya estaban empezando a cicatrizar en la espalda y eso ayudaba bastante pues en aquellos movimientos a veces la tela de su vestido chocaba haciendo que la piel se enrojeciera. Causándole algo de dolor.

Caminó un poco hacia donde se encontraban sentadas las demás cortesanas. Estaba aburrida de todo aquel encierro y quizá hablar con los demás ayudaría a sobrellevar el cautiverio.

─ Hola ─ saludó situándose junto con aquella rubia ojos azules.

─ Hola ─ le devolvió el saludo la mujer mientras le daba una tímida sonrisa.

─ ¿Es la primera vez que bailan? ─ preguntó Sakura.

La chica de pelo castaño respondió.

─ Sí ─ dijo con cautela, luego se tocó un poco el pelo agarrando un mechón y poniéndolo en su oreja. Sakura la observó un poco en aquella acción. Su rostro era más joven que el de las demás. Probablemente tenía 17 años, o quizá menos, pues parecía una niña frente a las otras cortesanas reunidas.

CortesanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora