Sakura acarició nuevamente su vientre por encima de la tela de su yukata. Una sonrisa soñadora se dibujaba en su rostro. Miró hacia abajo, aun su abdomen seguía plano, pero ahora, ella sabía que había una vida dentro. Una, que le llenaría la vida de alegría; que al igual que Sarada le traería una inmensa felicidad. Pensar en sus pequeñas manitos y en su carita cuando naciera, era lo que más le emocionaba. Al principio, no había sabido cómo reaccionar frente a un acontecimiento así, pero ahora con todo más claro en su cabeza y con la firme esperanza de que Sasuke la sacaría de ese lugar, porque eso tenía que pasar. Se había permitido pensar en su bebé, en: ¿cómo sería? ¿Que sería? ¿Quizá sería otra mujercita? O un varoncito. Un mini Sasuke bello e indefenso que vendría al mundo para hacerle ver aún más lo bello que era. Era más que obvio que se parecería más a él porque a ella era muy poco probable. Sarada, su hija, había heredado de ella solo la forma de su rostro, pero si la veían y comparaban sus rasgos, era notable el parecido a Sasuke. Se parecía más a él que a ella. De seguro su bebé también sería una copia de su padre. Y cuando joven tendría muchas pretendientas. Sonrío un poco. El bebé no nacía y ella ya hacía planes de a quien se le parecería más y hasta en su sexo. Podía ser una niña nuevamente, aunque internamente deseara que fuese un niño...
Suspiró mientras alejaba sus manos de aquel lugar sagrado que protegía a su bebé, sintiéndose indefensa al hacerlo. Sarada pronto vendría de clases y tenía que ordenar algunas cosas que había dejado tiradas mientras estudiaba. Los libros de medicina estaban totalmente hechos un desastre en la mesa. Había dedicado bastantes horas al estudio, pero por el bien de su pequeña, ella haría lo hasta lo imposible. Cada día, cada minuto, cada segundo iba en contra suya. Una emoción fuerte significaría un decaimiento en la vida de la pelinegra. Sakura siempre pensaba en aquello y era por eso que la cuidaba tanto. Además, con las últimas guías de medicina había entendido mejor la enfermedad de su hija y quizá pronto descubriría cuál sería su solución o en todo caso algún tratamiento que la ayude a controlar su enfermedad mejor.
─ Mamá ─ llamó su hija desde la puerta.
Dejo sus pensamientos mientras miraba curiosa a su hija. En cada uno de sus rasgos encontraba algo de parecido a Sasuke. Es más, parecía fiel copia suya. Sin pensarlo dos veces cualquiera notaria su semejanza.
─Hola, Sarada...─ saludó a su hija en tanto ella entraba a su recamara. ─ ¿Cómo te fue? ─ preguntó.
─ Bien, mami. Maestra Tenten es muy buena con nosotros y nos enseña muchas cosas ─ habló la pelinegra con sonrisa risueña.
Perdida en sus pensamientos Sakura escuchó aquel nombre bastante parecido. Habían pasado muchos años y ella no había vuelto a saber de su paradero. Desde en la noche que escapó. La castaña la había ayudado en demasía. Escuchar su nombre la hizo marearse un poco de la impresión.
¿Sería la misma persona?
Confundida e insegura. Se permitió indagar sobre aquel nombre tan parecido.
─ ¿Tenten se llama tu maestra, hija?
Sakura detuvo el movimiento de sus manos sobre los desordenados libros para mirar a Sarada y prestarle la máxima atención posible. Su mente era un torbellino. Podía ser bizarro, pero dentro de él esperaba que fuera así. Si lo era, entonces, ella quizá tendría una oportunidad de escapar. Una maestra, en un lugar como ese, podía entrar y salir a la hora que quisiese. Si era así, entonces solo significaría que su mejor amiga había comprado su libertad.
─ Sí, mami ─ Sarada la miro curiosa para luego agregar: ─ ¿No te lo había mencionado ya?
No. No había escuchado nada.
Aquellos días había estado tan ocupada en aquellas danzas que seguramente poco o nada había prestado atención a lo que su hija le había dicho. Es más, muchas veces cuando la pequeña llegaba ella reparaba en una presencia un poco y seguía con las arduas lecturas. Cada vez se fascinaba un poco más por el cuerpo humano y la forma en que muchas personas habían descubierto la cura de algunas enfermedades. Pero al mismo tiempo se sentía culpable por dejar de lado un poco a Sarada. Ellas dos, desde siempre habían sido sumamente unidas.

ESTÁS LEYENDO
Cortesana
FanfictionDesde muy pequeña, Sakura, sabe cual es el destino de las cortesanas y aunque la aterra, es algo de lo que no puede escapar. Aquella noche, sería la primera vez que entraría en ese submundo. Lo que no esperó, es que aquel pelinegro de aires misterio...