Parte 8

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¡Coooolt! ¡Colt! ¡Hey, abre la bendita puerta! – Después de tanto gritar, Shelly consigue que el pelirrojo abra la puerta. – ¡Hoy toca “Todos contra uno”! ¡Apúrate!

¿Qué haces despierta tan temprano? – Dijo para luego bostezar mientras se peinaba vagamente con una mano.

Ya quisieras que me despertara temprano. Eres tu quien se esta levantando tarde.

Colt mira confundido el reloj de pared, se sobresalta al ver era demasiado tarde.

¡Ah, gracias por avisarme! – Entró nuevamente a su hogar dejando la puerta abierta para que Shelly pasara. Fue hacia el espejo de cuerpo completo en su dormitorio y comenzó a acomodarse su ropa.

Ey, tranquilo ¿Por qué tan apurado? – observa sorprendida como Colt no dejaba pasar ningún pequeño detalle y corregía al instante lo que veía mal.

Se supone que hoy estaría a esta hora con Poco. – Por el espejo ve como Shelly rueda los ojos.

Vaya puntual que eres. – Se cruzó de brazos mirándolo con una sonrisa por más que le molestara no ser ella quien tenía loco al pelirrojo. – No vi a Poco en la casa de opera.

Estará con Barley entonces. – Terminada de arreglar su ropa pasa toda su atención a su pelo desordenado.

Te acompañaré hasta donde se hará el evento. Suerte con tu cita. – Por sus palabras causa un leve sonrojo al más bajo y ella vuelve a sonreír enternecida.

Shelly y Colt salen a trote, ambos ya estaban llegando tarde. La morena se despide rápidamente de su amigo al llegar al evento para reunirse con sus compañeros de esa batalla: Bull y El Primo.
El pelirrojo sigue su camino trotando. Al estar ya más cerca de la taberna comienza a caminar intentando recuperar el aliento. Delante suya ve a Brock caminando en dirección contraria acercándose a él. Colt levanta su mano en forma de saludo y le sonríe cansado al mismo tiempo que el de piel más oscura levanta y apunta su lanzacohetes al sheriff.

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Los ojos del cuervo se abren luego de un extraño sueño y mira a su alrededor. Se encontraba en su campamento algo alejado del pueblo. Estaba amaneciendo, ya era hora de levantarse. Mira a su única compañera, la motocicleta, que había pasado la noche anterior intentando arreglarla sin éxito alguno.

Iba a su campamento cuando sentía que necesitaba un respiro luego de soportar a los otros brawlers y dar lo mejor de él en las batallas. Solo Spike y Poco sabían donde quedaba.
Se suponía que se presentaría al nuevo evento pero de lo cansado que estaba emocionalmente, iba a tomarse todo el día para relajarse. Los demás iban a estar metidos en los eventos, no tendría a muchos con quienes hablar.

Le resultaba raro que Spike aun no hubiera aparecido, aunque no hablara era buena compañía. En otro brawler que pensó fue Poco. El amable mariachi con el que se sentía cómodo y adoraba su música. Los mapas de los eventos en ese día no favorecían al esqueleto por lo que también supuso que se tomaría el día libre.

Así que fue a la taberna de Barley y, como había pensado, el mexicano estaba allí sentado junto al robot con guitarra en mano tocando una dulce y lenta melodía. Al ver tanto al bartender como el esqueleto en silencio escuchando relajados la música decidió esperar apoyado en la pared al lado de la puerta con brazos cruzados y su mirada puesta en el pequeño sanador.

Cuando Poco terminó de tocar hubo un pequeño silencio que dio paso a los aplausos metálicos de Barley. A estos se le unieron los aplausos de Crow que se acercaba sin despegar su mirada del mexicano. El esqueleto volteo a verlo con una sonrisa.

Cada día suena mejor. – dijo devolviéndole la sonrisa.

¿No ibas a estar en los eventos hoy? ¡N-no es que quiera que te vayas! No esperaba verte y me sorprendiste. – La emoción era notable en su tono de voz – ¿O estas aquí por…? – Crow lo interrumpe.

¿Hacerte participar en las batallas? No – Completa y responde la oración del más bajo. Crow señala la salida con la cabeza. Poco entiende, se despide del robot y lo sigue. – Hoy quiero pasar el día contigo. Nada de peleas.

¿Esto es un sueño? ¡Que alguien me pellizque! ¿Dónde esta el Crow que conozco? – Dijo burlón el esqueleto.

Oh, no me conoces tan bien… – Le dedica una semisonrisa al mariachi y este le da una sonrisa completa.

A ver, señor misterio, ¿Qué es lo que no sé? – Camina al lado del antropomórfico que mira a otro lado inexpresivo ignorando a Poco – ¡Ay, no comiences! – Poco hace lo mismo y por un rato nadie habla. El de estatura más baja termina riendo por lo graciosa que le parecía la situación. El mitad cuervo no pudo resistirse ante la sonrisa y los ojos brillantes que le hacían sentir un pequeño cosquilleo.

Te ves muy tierno así – Dijo sinceramente sin pensar mucho en sus palabras. La risa de Poco fue callando, lo único que respondió fue un “gracias” en voz baja, sentía que cada vez todo se ponía más raro.

Durante un tiempo se la pasaron caminando por el pueblo. El sol estaba casi encima de ellos por lo que habían pasado horas conversando. Cuando estaban a punto de ir al campamento de Crow, a la distancia ven como una gran cantidad de tierra se levantaba cerca de la taberna de Barley.

¿Qué fue eso? – Miró preocupado hacia donde estaría su amigo robot. Crow intentaba ver si quien lo había causado estaba a la vista y no respondió la pregunta del menor hasta que este la repitió.

No lo sé. Alguien debe de hacerse cargo antes de que empeore. – Vuelve su mirada a Poco al no encontrar lo que originó la explosión. – Quédate aquí. – Antes de que pudiera responder, Crow ya estaba corriendo hacia la nube de tierra que se había formado dejando al mariachi atrás.

El brawler sanador se quedó mirando en dirección al bar sin saber que hacer. Al final, terminó yendo detrás de Crow.

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La pequeña pelirroja se encuentra con Leon donde el chico había dicho que se encontraría. Pam, al saber que su hija iba a estar acompañada por uno de los mejores brawlers, la dejó con el joven confiando plenamente en él. Ambos se quedaron en la plaza charlando y, cuando Leon se quedaba sin ideas, Jessie sacaba hojas del cuaderno y dos lápices para que dibujaran lo que se le ocurriera. Se sentaron en dos rocas lisas como si fueran sillas y usaron una más grande como mesa. Se estaban divirtiendo pero de a poco Leon volvía a temas más serios como si intentara obtener el momento perfecto para decir algo. Por sus tartamudeos y sus manos temblorosas la pelirroja notó que estaba nervioso.

¿Qué pasa? ¿Estas bien? – En lugar de calmarlo, sus preguntas lo pusieron más nervioso.

¡S-si, estoy bien! Solo que…

¡No seas miedoso, pregunta!

¿Alguna vez has tenido novio? – Jessie se sorprende por la pregunta pero no se muestra nerviosa.

No, ¿y tu?

No- pero me gustaría- digo- si tu quieres… ser mi novia? – Bajó su cabeza dejando que su rostro fuera cubierto por la capucha. Jessie había tardado en entender por sus balbuceos.

¡Si, seré tu novia! – Le dio una sonrisa. Leon la miró sin saber si hablaba en serio.

¿Seremos como Penny y Nita? No estoy jugando. – La pelirroja se acerca a Leon y se queda mirándolo con una pequeña sonrisa enternecida por el rostro sonrojado del chico.

Ya estoy grande para jugar. Estaba esperando a que me lo dijeras, sabía que me querías. – De forma suave toma la mano del chico provocando que se volviera más rojo de lo que ya estaba.

Te pareces a tu hermano. – Mira a otro lado en un intento de que la más pequeña no viera su sonrojo.

Una explosión cercana hace que Jessie brinque y tome más fuerte la mano de su ahora novio. Se voltea y notan que no había sucedido tan lejos de ellos. Ambos estaban asustados pero Leon lo ocultó para mantener a la pelirroja tranquila. Aun tomados de la mano avanzaron para ver que sucedía, todo por la curiosidad del momento.

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Shelly es la primera que se da cuenta de la explosión que había sonado en el pueblo. Se detiene en medio de la batalla al estar fuera de peligro. Bull y El Primo también se quedan quietos al notarla así.

Estamos a punto de ganar ¿Qué pasa? – Dice El Primo tomándola del hombro para llamar su atención. Shelly voltea y sus ojos se abren como platos de repente.

¡Cuidado! – Empuja al Primo y cae junto a él al piso. Los laceres pasan al lado de ellos sin el típico aviso del jefe robot y algunos golpean a Bull que no había tenido tiempo para reaccionar.

Los tres brawlers se voltean escuchando al robot gigante acercarse y mantenerse a una distancia segura de los ataques. Robots mas pequeños y en grandes cantidades comenzaban a rodear a los brawlers. El Primo mira a los metálicos y aprieta sus puños enfurecido mientras Bull toma su escopeta y Shelly recarga la suya sin despegar la mirada de los robots.

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