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-¿Viste lo mismo que yo, Iván? - Apenas podía hablar.
-Es mejor que llamemos a un guardia-
-Poché mató a alguien más, si vienen lo sabrán-
-No vamos a decir nada de Poché, ella no me gusta como es, pero Daniela, aquí no decimos lo que vemos.
Pasa muy seguido éstas cosas y nunca descubren quien ha sido el culpable, es casi seguro que fue Poché pero no seremos chismosos-

Unos minutos más tarde habían personas inspeccionando.
La muerta se llamaba Camila, había sido apuñalada más de siete veces.
Iván me contó que en un tiempo habló con Poché, ella solía decir que alguien la perseguía cuando nadie estaba cerca, decía que un señor la había amenazado el día en que llegó al reclusorio, pero ningún hombre estuvo con ella ese día... Poché sufría una enfermedad mental, inventaba una historia y se aferraba a ella con todas sus fuerzas, pero yo no iba a dejar que pasara eso sola, la iba a ayudar, aún no sabía cómo hacerlo, en el fondo tenía miedo, yo podría ser la siguiente víctima.

Tras el accidente fuimos al patio central, Iván me dio palabras de consuelo y se fue con sus amigos.
-Dani... ¿Qué pasó? - Laura se acercó a mi casi corriendo.
-Creo que se quién mató a Camila, vimos a... -
-Da igual a quien viste Dani, esas cosas se callan, si no quieres que te vaya mal, no hables, sólo aléjate de esa persona-
No podía dejar de pensar en Camila, no podía callarme. No podía parar de sentir un vacío horrible en el pecho, aún cuando no la conocía, no merecía acabar de esa manera.
-Hoy vamos a una fiesta de Sebastián, en el salón secreto, olvidarás todo, ya verás- asentí.
-Deberíamos jugar un poco mientas anochese, vamos a la habitación, ¿sí? -
Tomé su mano y subimos.
Entre juego y juego, las horas pasaron.

Fui al baño antes de irnos a la fiesta para lavarme la cara. Sentía los ojos inflamados aún cuando no tenía nada, mi cabeza era un caos.
Al contacto de mis manos con el agua sentí el agua medio tibia, y no me gustó, necesitaba esta noche para olvidar todo y disfrutar con mis amigas.
Observé mi reflejo mientras limpiaba mi cara, sentí un frío en la espalda al percatarme de una segunda presencia.
Su cabello azul se reflejaba al lado de una de las duchas.
-Calle...-
Mi corazón se aceleró y mis piernas temblaron, corrí lo más rápido que pude y salí del baño, le tenía miedo, ella era una mala persona. Si es que se le podía llamar persona.
Entré a mi cuarto y me encontré con mis amigas, fingí que nada había ocurrido y tomé mi chaqueta de cuero para irme a la fiesta que tanto necesitaba.

En el pasillo volví a ver a Poché y sólo la ignoré cuando me llamó a lo lejos, no la quería tener cerca, cada que la veía, sólo recordaba sus manos con sangre y a Camila postrada en el piso... Muerta.
-¿qué le pasa a esa? - comentó Priscila.
-No lo sé, es rara-
-Si sigue jodiendo nos avisas y hablamos con algún contacto de la otra sala que la calme, ¿te trata de hablar hace rato y sólo desde hoy? -
-No es necesario Lau, ya no me hablará más, sólo fue una llamada, nada muy grave-
Bajamos y fuimos directo al salón secreto, donde Sebastián nos recibió con un abrazo.
El lugar estaba lleno de luces azules y rojas, vasos de colores por todos lados y gente bailando, se veían felices.
-¡Vamos a beber! - gritó Laura a Pri.
Agarré un vaso de plástico que descansaba sobre una mesa y vertí en el aguardiente, necesitaba algo asqueroso para no pensar en nada, y el aguardiente me pegaba fuerte muy rápido.
Después de cuatro vasos, mi sangre empezó a subirse a mi cabeza. Fui a la mitad de la sala y bailé sola una canción de Ariana, que con los tragos, no logré reconocer.
Next next... Next next, sólo oía esas palabras y no entendía por qué no recordaba el nombre, YO AMO A ARIANA. Tomé otro vaso y mezclé varias bebedidas sin pensar.
Empezó a sonar otra canción de Ariana y la canté mientras bailaba, sentí a alguien tomar mi cintura y voltee, era Iván, bailamos mientras él me daba más y más bebidas.
Vi a Sebastián acercarse a Laura a lo lejos y pasarle un condón, ella le sonrió y lo tomó de la mano llevándolo a un lugar más oscuro.
Iban a coger, miré a Iván.
-¿Me traes ganas? - dije sin pensarlo y me tapé la boca, estaba muy tomada, yo no suelo hablar de esa manera.
-No Daniela, quiero una amistad y nada más- rio y seguimos bailando.
Qué lástima, estaba buenísimo.
Y luego perdí la cuenta de cuántas botellas bebí, y de cuántas canciones bailé.
Empecé a sentir mareo y ya no vi más a mis amigas, ambas habían ido a coger, y pensé en mi mamá.

¿Confías en mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora