10

1.8K 145 6
                                    

-Vale Daniela, no entiendo nada, ¿qué pasa que le sonría? - dijo con su estúpido acento Español que siempre amaba pero en ese momento ODIABA.
-Pues... - noté que no tenía nada de malo- no tiene nada pero me enoja, pensé que esa sonrisa que tenías sólo era por mi... nuestra amistad era mágica pero ya me di cuenta que así de mágica es con TODO el mundo-
-Espera, cálmate, nuestra amistad no tiene punto de comparación, es única y mágica. Sólo le sonría porque me iba a hacer un favor. -
-¿Y qué favor? - le dije enojada.
Ella miró a otro lado como sacando una respuesta rebuscada, una EXCUSA, no me quería decir. En este mes que llevábamos de conocernos, nos decíamos todo, no habían mentiras.
-Me vas a mentir, ni me respondes con sinceridad- le dije aún más enojada.
-¡YA PARA CALLE!, TE ESTÁS PASANDO DE FASTIDIOSA, ¿por qué te enfadas? No tienes derecho a preguntarme tanto y a enfadarte porque le sonrío a alguien, ¿estás celosa o qué?-

Me quedé paralizada... yo no estaba celosa. No podía estar celosa.

-No, no lo estoy, sólo que no quiero que seas conmigo como eres con el resto de tus amigos- dije ahora con un tono de voz suave.
-No es mi amigo- su respuesta hizo que la sangre me hirviera de nuevo, no era su amigo... Debía ser algo más.
Pero no tenía nada de malo, siempre me ha alegrado que mis amigas tengan amor en su vida.
Y como pasa cuando quieres seguir discutiendo pero no tienes una razón, buscas algo más para enojarte.
-Aparte me dices fastidiosa- dije volviendo a sus palabras de momentos antes- ¡si tan fastidiosa soy, no me hables y ya!-
-DANIELA YA BASTA, ESTA PELEA ES ESTÚPIDA, NO ENTIENDO TU ENFADO-
-CÁLLATE POCHÉ.-
-Cállate tú que eres la que pelea- me dijo y me dejó sin palabras.
-AHHH ME CANSAS, CHAO- le respondí dándome vuelta y yendome del lugar.
-Para, no salgas por esa puerta- me dijo justo antes de que la abriera para salir del salón- yo gané la apuesta de la comida, debes hacer lo que yo te diga, porque así fue nuestro juego-
-No me jodas con tus chistes ahora-
-No es un chiste Calle, debes hacer lo que digo, así que ven- quise discutir, decirle que nadie me decía qué hacer, que no me mandara, pero lo único que hice fue caminar hacia ella, justo cuando me detuve frente a la peli azul, volvió a hablar- acércate-
-No entiendo qué quieres-
-Acércate Daniela- lo dijo en tono chulesco
Me acerqué a ella lo más que pude, entonces ella se movió más y se empinó, quedamos frente a frente. Mi corazón se aceleró.
-Ahora: bésame.-
Ante esas dos palabras sentí que mi pecho se iba a explotar, mi corazón se detuvo por un instante y sentí mis brazos erizarse. No debía besarla. Es mi amiga, eso no debe pasar, no quiero que pase, pero mi cuerpo actuaba por cuenta propia, no manejaba lo que estaba haciendo. Puse mis manos en su cuello, mis manos temblaban y por mi cabeza pasaban miles de cosas pero me acerqué a su boca y nuestros labios volvieron a encontrarse.
Nos besamos, pero no como antes, no con ternura, fue apasionado, su lengua se movía con tantas ganas, la mía estaba hipnotizada ante su contacto, puse mis manos en su cabello y sin pensarlo lo jalé. Ella gimió ante eso, y mordió mi labio, fue suave pero tan exquisito.
La tomé por la cintura y la empuje hacia la pared, caminamos besandonos con ganas, sus labios se sentían deliciosos, llevábamos tres semanas sin besarnos y se sentían como años, supe que los extrañaba cuando no quería dejar de besarla en ese momento aún cuando no podía respirar. Su espalda tocó la pared y quedamos pegadas en ella.
De repente Poché se separó de mis labios para besar mi cuello, lo hacía despacio pero intenso, y ahí dijo una de esas frases que luego no logras sacar de tu sistema.
Se acercó a mi oreja y habló.
-Es una pelea tonta cuando ya sabes que soy tuya- sentí como sonreía al decirlo.
Eso me derritió tanto que me puso el mundo al revés. No sabía por qué había dicho eso, ambas habíamos hablado un día acerca de no ser propiedad de nadie, NUNCA, y en medio de plática, ella dijo que le sonaba a tóxico ser de alguien pero que si algún día llegaba a decirlo es porque en verdad sentiría que era una simple mitad sin la otra persona.
Y yo también sentía que era una mitad sin Poché, para quienes nos rodeaban podía ser todo muy apresurado, sólo llevábamos un mes conociéndonos, pero es que yo sentía que mi amistad con Poché nos volvía una sola, como si una parte de nosotras fuera de la otra, cuando tenía miedo Poché tomaba un poco de el y a cambio me regalaba un poco de valentía, y ambas teníamos una parte de la otra. Así mismo cuando teníamos mucha felicidad, emoción, conmoción o lo que fuera.
Mis pensamientos se perdieron al sentir que sus labios volvieron a mi boca, ahora quería yo hacer algo, quería ponerle el mundo al revés a ella.
La levanté y ella puso sus piernas al rededor de mi cintura como si ya lo hubiéramos ensayado, la cargué hacia unas de las literas. La miré por un instante y no pude evitar querer verla toda, desde el primer momento me pareció hermosa, pero necesitaba verla aún más, empecé a quitarle la camiseta con tranquilidad para tener tiempo de observar como sus músculos se contraian, al terminar tiré su prenda al piso para continuar y trazar círculos con las yemas de mis dedos, con esto, su piel se erizó, su abdomen era tan perfecto, tenía la cintura más preciosa del mundo. Subí mi mirada lentamente, quería examinarla toda, vi sus senos, coloqué mis manos sobre ellos subiendo de arriba abajo y viendo como se acoplaban a mi, corrí el bra un poco y uno de ellos salió dejando ver sus pezones totalmente duros ante mi contacto, me acerqué con cuidado y lamí alrededor, Poché presionó sus piernas y soltó un gemido ahora más fuerte. Ese sonido causaba tanto en mi.
No quería parar de sentir sus senos en mi boca, hasta que ella habló.
-¿Daniela a que esperas? Haz algo ya o lo haré yo- dijo con un tono de lujuria. Imaginen estar en un momento así, encendida de todas las formas y escuchar a la otra persona decirte eso y con un acento Español perfecto, con su boca perfecta.
Yo tenía tantas ganas hace días, imaginé lo que ella sentía llevando el triple de tiempo ahí, encerrada y sin nadie cerca. Quería ser quien la llenara de satisfacción.
No le respondí, me gustaba verla así de ansiosa.
-Se acabó nena, me toca.- sus palabras me dejaron en blanco.
Poché se levantó y me dio la vuelta tan rápido que no pude protestar, quedé abajo y ella arriba.
Se acercó a mi de espaldas y me besó el cuello mientras retiró mi camisa, me abrazó por la espalda al tiempo que subía las manos por mi abdomen hasta mis pechos, apretandolos con fuerza mientras se pegaba a mi a más no poder, sus dedos largos recorrieron las costuras de mi sostén, se metieron dentro y volvieron a salir; movió sus manos en mis pechos y sentí que no podría aguantar más. Voltee mi cabeza para verla pero ella se acercó besandome con fuerza, no nos teníamos suficientemente cerca. Sentí como relamia sus labios al llevar su mano entre mis muslos mientras la movía de arriba a abajo.
-Va, fuera- dijo finalmente desabrochandome el sostén.
Arquee la espalda para que puediera quitarmelo.
Besó mi espalda y me quitó los pantalones con rapidez, la necesito, la necesito ya. Sentí como volvía a darme la vuelta pero esta vez quedamos frente a frente.
Miré sus manos en mi vientre al sentir como estas iban bajando, mi corazón se aceleró al ritmo en que sus manos se acercan a mi zona.
Entonces metió su mano por debajo de mis interiores. Sentí su dedo llegar a mi punto más sensible y mis piernas empezaron a temblar. Sus dedos empezaron a moverse por encima y toda mi humedad le colaboró, entre más se movía más temblaba.
Gemí dos veces seguidas sin poder evitarlo, la quería adentro de mi, puse mi mano encima para hacerle saber lo que deseaba.
Se acercó y me besó con delicadeza, sentí como abajo introdujo un dedo, fue lento, tenerla adentro era delicioso, tuve un poco de dolor al inicio, pero la excitacion le ganó y entre más entraba y salía, más quería que continuara.
-Más, te necesito más- dije casi sin aliento.
Metió dos dedos con cuidado y gemí casi en un grito, nunca lo había hecho antes, pero ella estaba logrando que me encantara.
Sus dedos continuaron, dentro y fuera, muy despacio, y su boca se cerraba sobre mi cuello, chupó con fuerza y luego lamió para aliviar el dolor. Lo repitió una y otra vez, es como si todo mi cuerpo estuviera en llamas.
Todo en mi estaba encendido, jalé a Poché del cuello y la acerqué para besarla, tenía la respiración agitada, para calmarla le dije eso que siempre juré no decirle a nadie.
-Mía-
Noté como sonreía.
Todo pasó muy rápido pero tan mágico que no tenía ni palabras, aún teníamos tanto por hacer y...
Se escuchó un ruido afuera el cual me sacó de mis pensamientos, eran mis amigas, escuché sus voces al otro lado. Miré a Poché que ahora era una bola pálida de los nervios, agarré mi camisa y me la puse rápidamente junto con mi pantalón, ella no reaccionó hasta que le pasé los bras para que los escondiera, vi como se acomodaba su blusa de nuevo.
Fui hasta la puerta y quité el seguro, agradecí a la vida que en los salones, al cerrar la puerta automáticamente se cierran los seguros y sólo se puede abrir por dentro o por fuera con una llave especial que sólo tienen los profesores.
La puerta se abrió. Los ojos de ambas chicas pasan de mi, a Poché.
-Y esas caras, ¿qué pasó?- escuché a Laura angustiada por mi, agradecí de nuevo a la vida que ella le tenga tanto miedo a Poché que crea que me hará daño y no que me hará... Eso.
-Nada, yo ya me iba- Poché le respondió cortante pasando por su lado, Priscila la miró de una forma queriendo decir algo que no entendí.

-Bueno chicas, sólo hablábamos de que ambas queremos fiesta, ¿podemos invitar a Poché a la sala especial de Sebastián?-
Ambas se miraron un instante y casi obligadas asintieron con la cabeza.

Nuevo plan: unir a Poché y a mis amigas.

¿Confías en mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora