Capítulo 4

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– ¿Por qué esta con seguro?

Paso a un lado mío ignorando mi pregunta, se recargo en la pared, me dio una mirada rápida de los pies a la cabeza, era la segunda vez que lo hacía desde que lo conocí y ni quisiera sabía su nombre.

–Lindas botas.

–No has respondido mi pregunta –recalque, cruce los brazos

–Cuando el profesor Hannigan cruza esa puerta nadie más puede entrar.

–Eso es una tontería.

Pareció que le hizo divertido mi comentario porque mostró una pequeña sonrisa en sus labios mirando hacía el suelo.

–No me has dicho tu nombre –mencione

–Ni tú el tuyo.

Touché –le di una sonrisa–, ¿Por qué llegaste tarde? Yo tengo una buena excusa, ¿Cuál es la tuya?

– ¿Ser nueva es tu excusa? –dio una carcajada sarcástica– Nunca has estado en un internado antes, ¿Cierto?

– ¿Acaso es muy obvio que soy nueva en este internado? –me masaje las sienes, odiaba ser la nueva– ¿Y por qué has llegado tarde?

–No es de tu importancia –me enderece por su comentario, no iba quedarme aquí y aguantar a este engreído. Lo mejor es esperar a la siguiente clase en la biblioteca– ¿Dónde crees que vas?

–No es de tu importancia.

–Abrirá la puerta y no estarás aquí –me detuve a mitad del pasillo–. Lo hará.

¿Por qué debería creerle?

Era mi primer día y dar una buena impresión resultaba agotador, aparte María me mataría si no me viera en esta clase y me diría miles de veces "te lo dije".

Le hice caso al engreído y espere junto con él a que el profesor abriera.

–¿Cuánto tiempo tardara?

–Haces varias preguntas –respondió, recargo su cabeza a la pared y cerró los ojos–, en unos minutos.

Un par de chicas pasaron a nuestro lado, una de ellas le murmuro algo a la otra y voltearon al mismo tiempo la vista a mi, a nosotros. Les di una mirada seria, se callaron y salieron más deprisa del pasillo, escuche una pequeña risita que venia de mi lado.

–Eres diferente.

Lo mire algo extrañada.

–¿Eso debería ser un insulto? –respondí seria

Levanto su cuerpo de la pared y dio unos pasos para acercarse, su mirada estaba en mi y no pude evitar mirar sus ojos azules, no sabía si lucían como el cielo o el océano ¿Desde cuando me importaban unos ojos cualquiera?

–En realidad, es algo único.

¿Algo único? Estuve apunto de contestarle con un insulto pero me quede en blanco, no lo conocía y por alguna extraña razón me sentía rara alado de el, sentía una presión en mi pecho que nunca antes había tenido.

–¿Han terminado?

Nos regreso a la realidad el profesor Hannigan, empuje del pecho al chico, el se rió por mi acción, el profesor nos miró con una mirada de desaprobación.

–Señor Swann, sabe perfectamente mis reglas y usted –se dirigió hacia mi–, usted debe ser la nueva –maldije por dentro, si alguien más me llamaba "la nueva" mandaría a todos al carajo–. Señorita Brooks, Señor Swann, esta será la primera y última vez que los deje entrar a mi clase después que yo haya entrado, ¿Entienden? –asentimos al mismo tiempo– Ahora, pasen a clase.

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