Capítulo 16

418 36 25
                                    

Era inevitable no llegar a este punto, no podía evitarlo, solo quería que durara.

Rodeo con mis brazos su cuello y lo acerco hasta que mi pecho esta contra el suyo, siento como exhala al sentir mi tacto. Su manera de besarme era diferente, me besa con ganas, deseo. Sus labios saben exquisitamente, sus manos bajan delicadamente a mi cintura.

Se aparta un poco y escucho como exhala mi nombre, lo vuelvo a pegar rápidamente mi boca contra la suya. Me gustaba esta sensación.

No me quiero detener, pero me hago recordar donde nos encontramos.

Aparto mis labios de los suyos, él me vuelve a tomar de mis mejillas rojas jalándome hacía el pero me rehusó.

–Nicholas –exhalo su nombre–. Tenemos que parar.

No me escucha, ni siquiera yo puedo escucharme en este momento, quería seguir con esto pero tenía que pararlo.

–Nicholas –baje mis manos a su pecho y lo aparte un poco–, no podemos seguir.

– ¿Por qué?

– ¿Acaso no te das cuenta donde nos encontramos?

– ¿Eso es un problema para ti? –Esbozo una sonrisa encantadora que no pude resistirme a sonreír– ¿Quieres que pare?

Se acercó a mis labios y me dio un beso rápido, no quería que parara pero no podía arriesgarme a más condiciones de la rectora. Lo aparte de nuevo y pude ver que sus ojos brillaban y mostraban una calidez que no había visto antes en él.

–Creo que tengo que entrar.

Aparta sus manos de mi cintura y siento la falta de su contacto, me incorporo y me acerco a la entrada con miles de pensamientos en mi cabeza y cuando intento empujarla no cede, lo hago una vez y no abre.

–No otra vez –gruñí, intento abrirla y nada, la habían cerrado– ¡Maldición!

–Vaya suerte que tienes con las puertas.

–Cállate que todo ha sido tu culpa.

– ¿Mi culpa?

–Si no hubieras venido, no me hubieran cerrado.

–Cuando había llegado ya estaba con seguro.

–No es cierto, tenía la mira en la maldita entrada hasta que te vi llegar.

– ¿En serio discutirás de esto?

–Sí, por supuesto que si –él se carcajeó– ¿Qué estás pensando?

–Creo que tu única opción es mi dormitorio.

–Debes estar bromeando –cruce mis brazos–, por lo que sucedió esta mañana creo que lo último que quiero hacer es quedarme en tu dormitorio.

–Eso mismo dijiste hace unos segundos y mira lo que sucedió.

–Eres un idiota.

–Soy el idiota acabas de besar.

Maldita sea, como odiaba sentirme atraída por Nicholas.

No quería contar su dormitorio como una opción, no quiero meterme más en problemas y los rumores ya habían llegado a mi límite, así que pensé en ideas, hasta que una se me vino a la mente.

Camine hacía el otro lado de los dormitorios.

– ¿Dónde vas? –preguntó Nicholas siguiéndome

–Tengo un plan –anuncie sin detenerme, hasta que llegamos a la pared donde se encontraban las ventanas de los dormitorios–, busca una ventana con una calcomanía.

Perfecto Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora