Capítulo 17

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Al día siguiente todo fue como cualquier otro día, me levante gracias a la alarma de María. Cuando abrí la puerta tuve la esperanza que Nicholas estuviera esperando, sin embargo, se había marchado antes que se levantara las demás chicas.

El día paso lento, no le prestaba atención a ninguna de las clases, en la cafetería ya no notaba las miradas o murmullos de los demás, sentí un alivio al ver que ya no era más el centro de atención o eso creía.

No había visto a Nicholas por ningún lado, creo que tomo en serio lo que le dije. Ni siquiera lo vi junto con Aimee y Jace. Intente ignorar aquellos pensamientos y olvidar todo lo sucedido.

Me encontraba en la última clase junto con Salem, él había notado mi falta de atención a mí alrededor.

– ¿Es lo por lo que te dije ayer? –Preguntó preocupado– Dime, que no te puse a dudar.

–No es por eso –respondí con voz baja para que nos escuchara el profesor–, es solo que. . . creo que tenías razón.

– ¿Si te gusta Nicholas?

–No es eso, es que algo sucedió anoche.

– ¿Algo malo?

–Fue una idiotez mía –exhalé lista para confesarle a Salem todo–, creo que he caído en su juego.

– ¿De qué estás hablando?

–Anoche, estaba en la cabina, así que vi una silueta caminando hacia la entrada.

–Nicholas.

–Exacto, empezamos a discutir.

–Qué raro de ustedes –lo dijo con tono sarcástico–. Continua.

–Discutimos sin razón alguna, le dije que era una idiota y el empezó con tus estupideces de engreído.

–Dime que lo mandaste de vuelta a su dormitorio.

–Eso hubiera sido la mejor idea pero. . .

– ¡Oh por Dios!

–Una cosa llevo a la otra y. . . lo bese.

– ¡¿QUÉ?!

La clase se quedó en silencio al escuchar el grito de Salem, el profesor nos miraba negando con la cabeza y con los brazos cruzados, Salem solo le dio una sonrisa de disculpa, yo me encogía en mi asiento.

–Señor Andrews –el profesor se dirigió a Salem– ¿Acaso su charla con la señorita Brooks es más importante que mi clase?

–Por supuesto que no –se defendió Salem–, solo estábamos discutiendo sobre el tema.

–De acuerdo, ¿De qué discutían?

–De que. . . –pensó unos segundos– la biología es una parte importante para la enseñanza del joven, eso está claro.

Me tuve que morder los labios para no reírme de aquella tonta e inesperada respuesta.

– ¿Y qué más, señor Andrews?

–Que como sabemos, la biología nos enseña como reproducirnos, también.

–Ese no es el tema. . .

–Y principalmente, como hacerlo –lo interrumpió, la clase se reía por el atrevimiento de Salem– ¿Cierto, profesor?

–No, eso no quiere decir. . .

–Como todos sabemos, aquella reproducción es extraordinaria, nos ayuda a llegar al punto del. . .

Y la campana lo interrumpió en ese momento, el profesor exhaló de alivio. Todos nos levantamos de nuestros asientos y nos dirigimos hacía la entrada. Salem me siguió.

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