Capítulo 6

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Aimee me guió al "escondite", era pasando el campo de fútbol, por un momento me preocupe por que era cerca del campo y a estas horas de la noche el campo se veía terrorífico. Nos acercábamos más al lugar en cuanto a lo lejos vi un granero, tal vez si debía estar preocupada.

–Ven, aquí es el lugar.

Le hice caso, agradecí que tuviera puesta mis botas porque apenas si Aimee podía caminar por la tierra con los zapatos altos que llevaba puestos. Toco un par de veces la puerta del granero, era como una contraseña, hice memoria que la próxima vez recordara aquello. Abrieron la puerta un poco.

–Soy yo –respondió Aimee–, vengo con Josephine.

– ¡Malibú! –Escuchamos el grito de Jace dentro del granero– Déjalas pasar, idiota.

Entramos al lugar, debo admitir que lucía increíble, mejor de lo que esperaba. Había un sillón largo, un par de puff's, una mesa redonda de vidrio en medio donde había botellas de alcohol, al fondo había un frigobar, una puerta, que debo creer que era el baño, habían un par de bocinas con la música en bajo, también había unas escaleras, había unos barandales pero no alcanzaba ver después de eso, no sabía que debía haber arriba, tenía curiosidad de subir.

– ¡Mis dos chicas favoritas! –Jace estaba acostado en el sillón, Aimee se lanzó a él y le dio un beso rápido, Jace dio unos golpes para que me sentara alado de ellos– ¿Por qué tardaron?

–Tuve que esperar a Josephine un rato más.

– ¿Te dio miedo el camino, Malibú?

–No, Jace –mentí, claro que me dio miedo– ¿De dónde sale la música?

–De las bocinas –dijo sarcásticamente Jace, Aimee le dio un codazo–, nos trajimos unos discos.

–Ah.

Jace saco una cajetilla de cigarros y prendió uno de ellos, me ofreció uno pero me negué. Los demás se pasaban con su vaso color rojo, uno que otro tomaba por la botella de vodka, escuchaba a Aimee contar otra más de sus historias, mientras yo me preguntaba ¿Cómo consiguieron las botellas de alcohol? Alguien debió filtrarlas, no un estudiante, pudo ser un profesor.

– ¿Malibú? –la voz de Jace me regreso a la realidad– ¿Vas a tomar algo?

Me ofrecía señalando la botella de vodka, no sabía si tomar de la botella en la que, obviamente, algunos ya le habían tomado directo de ahí.

Pero en eso alguien toco la puerta, otra vez con la misma contraseña con la que entramos, la abrieron un poco.

– ¡Soy yo, carajo!

Se abrió la puerta y de ahí entro. . . ¡No!

– ¡Nicholas! –grito Jace, se levantó del sillón y le dio un abrazo– Ya te habías tardado, ¿Lo has traído?

–Tu estúpido proveedor tardo tanto en entregármela –se quejó Nicholas, le entrego una botella de vodka sellada–, no vuelvo hacer tus malditos mandados.

Su mirada paso a todo el lugar y después a mí, me miro algo sorprendido, al igual que yo a él, ¿Qué carajo hacía el aquí?

–Ya debiste ver a Malibú –menciono Jace volviendo a sentarse en el sillón

– ¿Malibú?

–Ese no es su nombre –respondió Aimee por mí, se dirigió hacía Nicholas–, ya sabes cómo es un idiota Jace con los apodos.

–Está bien, es Josephine pero le decimos Malibú.

–Solo tú, Jace –respondí a mi favor

–Como sea –saco una bola humo por su boca–, siéntate, Nicholas, eres el amo de la fiesta ahora –le dio un beso a la botella y la abrió– ¿Estabas con aquella chica del otro día?

Perfecto Desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora