—Mm, ahora si... —me agarra Paulo de la cintura una vez que entramos a la habitación, es más que seguro que los chicos se pusieron de acuerdo, porque ninguno están acá, dejándonos solos.
—¿Posta estas tan... —me mordi el labio cuando él hizo lo mismo mirándome con cara de perrito. Lo bese nuevamente retrocediendo para caer en la cama con él entre mis piernas.
—Te necesito amor. —escucho que dice en mi oído, erizando cada pelo de mi piel. Le empeze a acariciar el pelo haciéndole caricias. —Te amo. —levanta la cebeza y me mira.
—Yo más, te amo más. —lo vuelvo a besar haciendo que el se acomode mejor entre mis piernas y acariciando mi pelo e intensificando el beso.
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Me levante y no encontré a Paulo al lado mío, pero escuchaba risas en la sala, estaba re cansada, literalmente anoche no dormimos.
Me levanto como puedo, me voy al baño a lavarme la cara y solo enjuagar mi boca ya que pensaba desayunar. Tenía puesta la remera de Paulo, la cual me quedaba super grande. Me hice un rodete improvisado y agarre mi celular yendo para donde estaban los otros.
Cuando llego veo que Camila y Piero estaban haciendo el desayuno.
—Buenos días... —digo adormecida, los dos que desayunaban me saludaron de igual manera mientras que Paulo me dio un corto beso y me hizo una seña para que me siente en su pierna, le hice caso y me senté allí rodeando su hombro con mis brazos.
—¿Estás cansada? —me pregunta este cerca del oído, asentí cerrando los ojos, soltó una risita y me dio un beso en la mejilla.
—Toma, mira nuestra super tortafrita y el super café que te hicimos. —exclama Camila contenta mientras sonreía y me ponía lo anterior mencionado.
—Ay, que rico. —me separo de Paulo y agarro mi taza, todavía sentada en la piernas de él, quien rodeo mi cintura con su brazo entrelazando sus manos en mi vientre, más hermoso.
—Hoy quiero ir al museo histórico... —dice Camila mirando a Piero y después a Paulo, quienes asienten.
—Uh, yo también quiero ir. —hablo y le doy un mordisco a la tortafrita acompañado a un sorbo de mi café.
—Vamos, después les hablo a los otros chicos. —dice por último Paulo, agarro ni celular y me pongo a jugar con el, mirando instagram y sonriendo abre los memes que subían. Seguí jugando hasta que sentí la mano fría de Paulo en mi pierna.
—Pau, tenes la mano fría culiado. —me quejo escuchando la risa de los dos chicos, y cuando me di cuenta también reí.
—No bueno, se te esta contagiando nuestro acento bebé. —escucho el tono divertido de Paulo. Este siguió con sus manos en mi pierna. —¿Qué miras? —pregunta después de unos minutos cuando estaba viendo unos memes en instagram.
—Nada interesante. —me encojo de hombros y tomó todo mi café. Apague el celular y seguimos hablando de pabadas y riendo ante mi super acento cordobés.
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El relleno no hace mal a nadie jajaja estamos casi en el final y no da darle tanta drama jeje.
-9 :(.
