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Cuando Jiang Cheng escuchó que Jin Ling y Wei WuXian regresaron de la cacería nocturna a la que asistieron con éxito, no esperó ni deseó escuchar un “pero” en la misma oración.

Justamente por eso fue inevitable que sus ojos oscuros lanzarán chispas cuando dejó los campos de entrenamiento para dirigirse a la casa principal de Yunmeng, con el objetivo que averiguar qué rayos pasó con Jin Ling y Wei WuXian.

En su andar se hizo evidente su mal humor, cosa que realmente no sorprendía a los habitantes de la ciudad que ya estaban acostumbrados al carácter fuerte del líder, así que mientras algunos evitaron cruzarse por su camino, unos cuantos le dieron un respetuoso saludo con la cabeza, preguntándose qué ocurría para que Jiang Cheng tuviera una cara aun más enfadada que de costumbre.

Al llegar a su residencia lo primero que hizo Jiang Cheng fue preguntar dónde estaban Wei WuXian y Jin Ling, recibiendo como respuesta que lo esperaban en el salón principal.

Hecho una furia Jiang Cheng dirigió sus pasos hacía el salón.

Lo primero que notó en cuanto los responsables de su mal humor quedaron en su rango de visón fue que, mientras Jin Ling lucía ileso, Wei WuXian tenía algunos raspones en el rostro y la mano derecha envuelta en vendajes.

—¿Por qué debo interrumpir mis deberes a causa suya? —gruñó Jiang Cheng.

—Tío…

—¡Jiang Cheng, quita esa cara! ¡No te favorece para nada! —saludó Wei WuXian sin temor alguno.

—No tengo ánimos para soportarte —advirtió Jiang Cheng.

—Lo sé, pero un saludo tan brusco como el tuyo no es agradable —sonrió Wei WuXian—. ¿Qué tal si iniciamos de cero?

Jin Ling se hizo a un lado cuando escuchó a Zidian listo para atacar.

—¡De acuerdo, nada de amabilidad ni cortesía! Ahora entiendo la razón por la que sigues soltero.

Apenas conteniendo su furia, el líder de la Secta Yunmeng Ling frunció más el seño.

—Tienes diez segundos para explicar lo que pasó, Jin Ling… —rugió Jiang Cheng peligrosamente cerca del adolescente.

—Tío, no fue nuestra culpa… —dijo Jin Ling nervioso.

—La cacería fue buena, tanto que se extendió otra noche —interrumpió Wei WuXian con calma— y fue justamente en ésa segunda noche que los problemas se presentaron.

—Es verdad, tío.

—Unos jóvenes discípulos de una secta menor no tuvieron cuidado al entrar a los terrenos del cementerio del lugar —continuó Wei WuXian—, y ya que eran inexpertos provocaron a unos cuantos cadáveres furiosos… supongo que olvidaron sus enseñanzas y tomaron a la ligera la energía resentida de algunos muertos, así que las cosas se salieron de control.

Jiang Cheng escuchaba el relato sin soltar a Zidian.

—Jin Ling y otros jóvenes se encargaron de unos cadáveres, ¡Jin Ling lo hizo muy bien! Y yo de los otros.

—Si es así, ¿por qué me dijeron que hubo problemas?

—Uno de los cadáveres era muy fuerte, tío —contestó Jin Ling— y Wei WuXian se ocupó de él.

—¿Con qué medios? —exigió saber Jiang Cheng siendo consciente que Wei Ying no llevaba herramientas mágicas con él.

—Aun en este cuerpo y sin una espada propia soy capaz de valerme por mí mismo —contestó Wei WuXian—. Puedes estar seguro que no hice nada indebido, Jiang Cheng.

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