VXI

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Lan WangJi estaba molesto, muy molesto.

Aunque su sereno semblante no reflejaba la ira que lo consumía por dentro, la verdad era que no podía seguir tolerando que otros se permitieran tantas familiaridades con Wei WuXian, en especial cuando aquellos usurpadores del afecto que debía ser sólo para su persona se trataban de Jiang Cheng y principalmente, Jin Ling.

El Jade de Gusu sabía que los celos que sentía eran absurdos y que no debía desear empuñar a Bichen para alejar al adolescente de su esposa, pero resultaba realmente difícil controlarse cuando apenas podía decir que había compartido tiempo con Wei Ying desde que llegó a Lotus Pier.

Lan Zhan tenía ya dos días en el puerto intentando tener algo de privacidad con su esposa, misma que continuamente fue interrumpida por Jin Ling y sus caprichos con los que lograba que el Patriarca YiLing le diera toda la atención que pedía.

Lo que más le enfadaba era que alegremente Wei Ying cediera a las absurdas peticiones del adolescente porque, desde su punto de vista no tenía razón alguna para ser tan amable y cálido con él, no cuando sabía a la perfección que únicamente estaba en Yunmeng para recuperar algo del tiempo perdido gracias a su momentánea y disgustante, separación.

Sin embargo, Wei WuXian parecía encontrar su enfado divertido al grado de tomar a Lan SiZhui y Lan JingYi como cómplices de los juegos que se inventaba para probar su paciencia.

¿Hasta cuándo su esposa mantendría a Jin Ling pegado a él como si fuera su madre? ¿Acaso realmente estaba tan cómodo viviendo en Lotus Pier como se lo habían sugerido sus discípulos en cuanto encontraron la oportunidad de hablar seriamente con él? ¿Qué no notaba las ansias que sentía por estar a solas y a su lado?

Evidentemente no lo hacía porque de hacerlo no permitiría que el Joven Maestro Jin durmiera la siesta con tranquilidad a su lado.

Los ojos claros de Lan Zhan se clavaron en la silueta del adolescente que dormía apaciblemente entre los brazos de Wei Ying, ignorando por completo la media docena de ideas que atravesaban por su mente para dejarle en claro que nadie, absolutamente nadie tenía permitido compartir la cama con el doncel que llevaba en el vientre a su hijo.

¿Debía tomarlo por las solapas y lanzarlo lejos de la habitación de Wei WuXian? ¿Amenazarlo con Bichen para que no volviera a pensar en tomarse tales libertades? ¿Llamar a Wen Ning para que lo arrojara a un bosque lejano, uno lleno de zombes feroces y fantasmas? ¿Hacer el esfuerzo de hablar seriamente con Jiang Cheng para ponerle un alto a tan inapropiado comportamiento? ¿O simplemente debía decirle que no quería verlo nunca más cerca de Wei Ying?

Tras pensarlo unos segundos, Lan Zhan consideró seriamente usar a Bichen para darle un “pequeño” recordatorio a Jin Ling sobre su inadecuado comportamiento.

Sin embargo, y pese a tener la disposición de hacerlo, se dijo que si asustaba al niño que tomaba la mano de Wei Ying y lo alejaba en definitiva de él, su querida esposa se enfadaría (o burlaría) alegando que actuaba como otro niño celoso por atención.

¿Qué debía hacer para manejar esa situación? El Maestro Lan no tenía ninguna intención de continuar tolerando los desaires que recibía sólo por querer ver a su esposa y pasar tiempo con ella, sobre todo porque mientras más tiempo pasaba alejado de los mimos y caricias que tanto echaba de menos, más crecía su enfado y mal humor.

—Wei Ying —llamó Lan Zhan tras reprimir sus instintos casi homicidas por doceava ocasión en el día—, ven conmigo.

Desgraciadamente Wei Ying no lo escuchó y eso lo irritó más porque, gracias al pequeño intruso que dormía con él, no podía recurrir a su infalible método para despertarlo: besar lentamente su cuello.

—… Wei Ying —insistió Lan WangJi apretando lo puños cuando, inconscientemente su esposa abrazó con más fuerza a Jin Ling—, Wei Ying... el baño está listo.

Con eso el Maestro Lan esperaba que al menos Wei WuXian extendiera loa brazos hacia él justo de la misma manera en la que reaccionaba cuando estaban en jingshi y se negaba a abandonar la comodidad del lecho que compartían.

Pero Wei Ying no daba señales de querer interrumpir el agradable descanso que gozaba, para correr a su lado.

—Wei WuXian, estoy aquí —Lan Zhan no se dio por vencido porque en verdad moría por poder estrecharlo entre sus brazos—. Wei WuXian...

—¿Por qué no nos dejas dormir y te vas de una vez?

La sorpresiva e insolente respuesta de Jin Ling hizo que Lan Wangji frunciera el ceño debido a que no podía creer que el muchacho se atreviera a hablarle de esa manera, no cuando obviamente no tenía ningún derecho para usar tal tono despectivo para contestarle.

—Wei Ying es mi esposa y deseo hablar con él — repuso Lan Zhan haciendo un esfuerzo para no sonar molesto— Eres tú quien debe retirarse.

Abriendo los ojos con terror al darse cuenta que no era Jiang Cheng quien lo molestaba, Jin Ling se puso de pie inmediatamente como si varios resortes lo hubieran impulsado a dejar la cama de Wei Ying, sonrojándose tanto que no supo qué decir.

—Yo-yo... es-esto es... no, no quería... —balbuceó Jin Ling mirando fijamente sus pies mientas sentía la severidad con la que era observado.

—Mnn.

Avergonzado y sin tener una respuesta lo suficientemente buena para aclarar la razón de su atrevimiento y descortesía, Jin Ling salió corriendo de la habitación de Wei Ying, odiando de paso no tener el coraje suficiente como para ser tan audaz con HanGuang Jun como lo era con su tío cada vez que lo molestaba sólo porque no podía pasar tanto tiempo como él al lado del patriarca.

Entre tanto, sin prestarle atención al nerviosismo del adolescente que tantos disgustos le causaba, Lan Zhan se sentó al lado de Wei Ying y buscó besar su cuello para conseguir despertarlo y lograr recuperar algo de la cercanía que sus cuerpos anhelaban.

—No tenías que ser tan malo con él, Lan Zhan —la suave voz de Wei Ying sobresaltó al Maestro que apenas se acercaba su piel—. Está bien, más tarde lo recompensaré —agregó pasando los brazos alrededor de la figura que estaba casi sobre él.

—Despertaste.

—Debo estarlo para hablar contigo, ¿no lo crees, Lan Zhan? —sonrió Wei Ying con picardía.

—¿Desde cuándo?

—Hmm, desde que entraste y escuché tu gruñido —repuso el patriarca tirando de la cinta de la frente de Lan WangJi—, fue un gruñido aterrador y nada sexy, Lan Zhan.

—¿Por qué fingiste dormir? —preguntó Lan Zhan contrariado, pero aceptando las manos que se deslizaban por su cabello.

—Has estado de muy mal humor, pensé en jugarte una broma, Lan er gege —dijo Wei Ying—, pero parece que eso no mejorará tu ánimo... ¿o sí?

Lan WangJi miró fijamente a Wei WuXian deslizando con suavidad las manos por el contorno de su cuerpo, lo que causó una seductora sonrisa en su esposa.

—¿Dónde están Lan SiZhui y Lan JingYI?  —preguntó Wei WuXian rodeando con las piernas a su esposo.

—Con Wen Ning —repuso Lan Zhan.

—¡Qué inteligente de tu parte! Pero ¿sabes? No es muy amable dejar a los niños con Wen Ning para escabullirte a mi cama.

—¿Por qué no? —cuestionó Lan Zhan besando el vientre de Wei WuXian.

—Porque estás aquí por ellos también —sonrió Wei Ying—. A menos que tu verdadera intención sea darme un “todos los días”.

—¿No lo deseas? —dijo Lan WangJi deteniendo sus ansiosas manos.

—¿Qué pasaría si te digo que estoy cansado, Lan Zhan?

—Nada.
—¡Jajaja, frunciste el ceño! —se burló Wei WuXian acariciando el rostro de Lan WangJi—. Vamos, vamos, no puedo ser tan malo contigo —dijo extendiendo los brazos para darle la bienvenida.

—… Mnn —sin decir nada más Lan Wangji empezó a deshacerse de la molesta ropa que cubría a Wei Ying, totalmente dispuesto a hundirse en el cuerpo que lo invitaba a perderse en sus contornos.

—Mi buen esposo, ¿A esto se debía tu mal humor? —rio Wei Ying imitando al Maestro Lan—. ¡Debiste decirlo antes!

HanGuang Jun calló las palabras del Patriarca YiLing usando sus labios para besarlo con pasión y posesividad, satisfecho al ser correspondido con ese dulce entusiasmo que tanto extrañaba, acariciando las piernas que pronto no lo dejarían separase ni un milímetro de él.

Entre tanto, Wei Ying tomó la firme erección de su esposo sonriendo al notar que ya estaba más que lista para clavarse en su cuerpo, por lo que prolongó un poco más ese momento que ambos esperaban con ansias al envolver los dedos en la palpitante carne que sabía cómo llegar a lo más profundo de su ser para arrancarle grandes y largos jadeos.

Besando el cuello y labios de Wei WuXian, Lan Zhan buscó acomodarse sobre él cuidando no presionar el suave y redondo estómago que albergaba a su primogénito, estremeciéndose al sentir sobre su espalda las tiernas caricias que la recorrían hasta llegar a sus glúteos; también gruñó por lo bajo cuando Wei Ying los pellizcó al mismo tiempo que comentaba que sin duda tenía un magnífico cuerpo.

De esa manera, cediendo ante las quejas de su esposa sobre el tiempo que se tomaba para llenarlo de una vez por todas, el Jade de Gusu empujó con cautela la cadera contra el centro de Wei Ying, cerrando los ojos al sentir la estrechura que le daba la bienvenida.

—¡Ah, Lan Zhan...!

—Wei Ying... —respondió el Maestro al erótico llamado.

—También te extrañaba —gimió Wei WuXian dejándose envolver por esa cálida y reconfortante sensación.

—Mnn...

—¿Tanto me extrañas… que te pones de mal humor si no nos tocamos?

—Sí —repuso Lan Zhan besando la mano que acariciaba su mentón mientras se movía con delicadeza en ese cuerpo que calmaba su pasión.

—En-entonces hazlo... hazlo más rápido —gimió el doncel mirado con atención los ojos claros que no perdían detalle alguno de sus reacciones.

—Mnn —sin más y dispuesto a complacer a Wei WuXian ahora que tenía la oportunidad de hacerlo, Lan WangJi apoyó las manos sobre la cama e hizo exactamente lo que se le pedía.

Wei Ying sonrió satisfecho mientras jadeaba y pedía por más, diciéndose que la abstinencia tenía maravillosos efectos en su esposo que no dudaba en hacer todo lo que pedía con tal complacerlo. Sin embargo, y pese a que no lo parecía, tampoco podía negar que también necesitaba de su silueta abrazándolo por las noches o sirviendo de almohada cada vez que lo pedía.

Por eso Wei Ying se aferró a los fuertes brazos de su esposo, totalmente conmovido por la delicadeza con la que lo tomaba gracias a la preocupación que le causaba ser demasiado brusco con su cuerpo e hijo.

De esa manera y finalmente unidos en un apasionado abrazo, Wei Ying y Lan Zhan se besaron y acariciaron mientras el ruido de la cama crujiendo bajo ellos se mezclaba con el sensual sonido que sus cuerpos hacían al chocar mutuamente, uniéndose también a los jadeos que brotaban de sus gargantas y que llenaba cada rincón de esa habitación.

Quizás se debía a lo mucho que se anhelaron o la profundidad con la que HanGuang Jun penetraba al patriarca lo que los llevó al límite antes de lo pensado, un límite que ambos disfrutaban y que sólo conocerían entre sus brazos y caricias.

—Lan Zhan... Lan Zhan —gimió Wei Ying al sentir que pronto llegaría la cúspide del placer.

—Wei Ying... —repuso Lan WangJi buscando unir de nuevo sus labios.

—… un poco más… profundo —suplicó Wei WuXian cerrando los ojos por unos segundos.

—… ¿Aquí? —preguntó Lan WangJi atento a la expresión de su esposa.

—¡Ah, Lan Zhan! ¡Justo ahí! —fue el largo jadeo que brotó de la garganta de Wei WuXian al ser complacido.

—… mi esposa.

Lan WangJi embistió un par de veces más a su esposa en busca de tener el mismo placer que acababa de darle, respirando profundamente cuando llenó con su esperma el interior que seguía comprimiéndose a su alrededor.

—… HanGuang jun, eso fue rápido —bromeó Wei WuXian extendiendo la mano para acariciar el rostro del Maestro—, ¿Tanto así deseabas estar dentro mío?

—No rías —protestó Lan Zhan frunciendo el ceño.

—¿Por qué no? Me gusta reír —se defendió el patriarca—. Dime, mi buen Lan Zhan, ¿te molesta que ría?

—No.

—Entonces, ¿por qué te molestas? —preguntó Wei Ying—. Creí que después de esto estarías de mejor humor, Lan Zhan.

—No estoy molesto.

—Ah, ¿en serio? —insistió el doncel recostándose sobre su lado derecho mientras su esposo tomaba asiento—. Entonces, si es así, podemos volver ahora que ya no estás molesto.

—… —Lan WangJi guardó silencio, tratando de encontrar una excusa para no permitir que Wei WuXian dejara la habitación.

—Ven aquí, Lan Zhan —pidió Wei Ying con una sonrisa—. Te vestiré y peinaré, después puedes hacer lo mismo por mi.

En respuesta Lan Zhan sujetó una vez más al patriarca por las caderas y lo besó con delicadeza, sonriendo al sentir el alboroto que su hijo armaba dentro del vientre materno que lo cobijaba; después de eso y en silencio, dejó que Wei WuXian lo vistiera y peinara apropiadamente mientras tarareaba su canción, no sin antes volver a sostenerlo entre sus brazos.

Cuando Wei Ying estuvo finalmente vestido y listo para volver con los adolescentes que ansiosos esperaban pasar más tiempo a su lado (notando la falta de entusiasmo de su esposo), decidió buscar la manera de dividir su atención de tal forma en que todos los que lo rodeaban no se sintieran ignorados.

Claro que pensarlo era mucho más fácil que llevarlo a lo práctica, en especial cuando no sólo los adolescentes peleaban por su atención, pues Jiang Cheng y Lan WangJi no se quedaban atrás cuando se refería a mostrarse atento con él.

Todo aquello divertía enormemente a Wei WuXian porque era la primera ocasión en su vida que las personas luchaban para acercarse a él en lugar de huir, en especial cuando se percataba que los celos que Jin Ling y Lan WangJi los llevaban a pelear de una manera no tan discreta.

Gracias a eso pudo ver a Jin Ling siendo más posesivo con él, pues no sólo buscaba cualquier oportunidad para sentarse a su lado derecho impidiendo que su esposo tomara ese lugar, también se divirtió enormemente cuando Lan WangJi respondió a esa ofensa besándolo frente a todos mientras paseaban por las calles del puerto.

Como si aquello no bastará, y en vista de que Jiang Cheng apoyaba a su sobrino al unírsele para impedir que los Maestros Lan caminaran al lado del doncel, Lan WangJi mostró que era la única persona que podía gozar de tocar libremente a Wei WuXian y ser correspondido siempre que lo quisiera, al tomarlo por la cintura para recibir muchos besos a lo largo de su cuello y labios mientras lo llamaba cariñosamente “mi esposa”.

Jiang Cheng no se quedó atrás, comentando con audacia que el deber de los maridos era proveer y proteger a sus esposas sin importar las circunstancias, agregando con burla (mirando a Lan Zhan fijamente) que esa era una responsabilidad que pocos podían llevar en sus espaldas respondiendo adecuadamente, en especial cuando había niños de por medio.

Lan SiZhui y Lan JingYi sintieron esa ofensa tanto como HanGuang Jun, por lo que replicaron comentando que en ese caso, y dadas las grandes virtudes que poseía, Sandu Shengshou podría inflarse el pecho con orgullo cuando a su lado tuviera una bella y digna esposa.

Wen Ning se interpuso discretamente entre los jóvenes Lan y la fulminante mirada de Jiang Cheng, temeroso del corto carácter del mismo y del resplandor de Zidian.

Entre tanto, riendo a carcajadas por la infantil conducta que observaba en todos, Wei WuXian tomó del brazo al general y lo llevó a comprar unos dulces con él.

—Maestro, ¿No deberías hacer algo…? —preguntó Wen Ning sintiendo cinco pares de ojos clavándose en él.

—Déjalos así por un rato, no creo que puedan ser más caprichosos —rio Wen Ning despreocupado.

Tal vez Jiang Cheng y los Jóvenes Maestros Lan guardaban más compostura la mayor parte del tiempo que se veían obligados a estar juntos debido a que esos eran los deseos del doncel, pero eso no ocurría con Jin Ling y Lan WangJi.

Desde el punto de vista del adolescente, pese a saber que en realidad HanGuang Jun no se quedaría mucho tiempo en Yunmeng, era el frío, severo, distante e inexpresivo marido de Wei Ying la persona de la que más debía preocuparse.

Jin Ling había notado la enorme felicidad con la que Wei WuXian recibió a Lan WangJi en Lotus Pier y el entusiasmo con el que le habló sobre su hijo mientras era escuchado con atención, sintiéndose un poco pequeño porque nada de lo que hacía lograba darle tal felicidad a su mentor.

No importaba que se mantuviera a su lado en todo momento ni que fuera un buen niño porque simplemente no podía competir con Jade de Gusu cuando se trataba de darle felicidad a Wei Ying.

Y gracias a que ese pensamiento lo entristecía tanto como lo enfadaba, Jin Ling insistía en pegarse a Wei WuXian sin dejarle oportunidad alguna a Lan WangJi de acercársele en un deseo de monopolizarlo para que no lo dejara solo.

Afortunadamente Wei WuXian no se molestaba con él debido a su caprichoso actuar, así que hasta cierto punto le seguía la corriente con amabilidad y una sonrisa, ignorando los gestos desaprobatorios de Jiang Cheng y la molestia que su esposo sentía al verlo tan cercano a Jin Ling.

Fue en medio de la cena, tras una tarde llena de comentarios ácidos de Jiang Cheng y respuestas contundentes y severas de Lan WangJi, que Jin Ling de nuevo sintió que le robaban el afecto de Wei Ying debido a que no logró sentarse junto a él, pues los puestos fueron ocupados por Lan SiZhui y Lan JingYi, como si le dijeran que seguía tomándose más libertades de las que le correspondían.

Haciendo un puchero porque debía conformarse al estar junto a su tío, observando también la cálida sonrisa que el patriarca le dedicaba a Lan JingYi mientras hablaban sobre sus días en Cloud Recesses, Jin Ling encontró la manera de tener la atención que tanto deseaba pese a no estar junto a Wei Ying.

—Wei Ying —llamó interrumpiendo la conversación—, tú conociste a mi madre ¿Verdad? ¿Cómo era ella? Mi tío no me cuenta mucho cuando le pregunto…

—¿Qué diablos dices, Jin Ling? —se quejó Jiang Cheng—. Te digo todo lo que debes saber de tus padres.

—Me dijiste que Wei Ying los mató —repuso Jin Ling con tranquilidad, ignorando los rostros de sorpresa en sus invitados.

—¡Jiang Cheng, Jiang Cheng! —dijo Wei WuXian sin dejar que aquello afectará su ánimo o el de Wen Ning (él los acompañaba, pero bajó el rostro con pesar ante la pregunta de Jin Ling)—. De verdad que no tienes nada de tacto, así no dejaré que le cuentes historias para dormir a mi hijo cuando salga de cacería con Lan Zhan y tú seas su niñera.

—¿Quién dijo que haré tal cosa?

—Bueno, entonces el buen tío Lan XiChen será su niñera —repuso Wei WuXian—. Ustedes no podrán serlo, temo que yo los cuidaré cuando volvamos a ir de cacería juntos —añadió sonriéndoles a Lan JingYi y Lan SiZhui.

—Wei Ying, ¿Cómo era mi madre? —insistió Jin Ling para volver a la pregunta que hizo.

—Shijie era muy hermosa, amable y dulce —repuso Wei Ying con alegría—. También era muy buena en la cocina, su sopa simplemente es lo mejor que he probado en mi vida.

—¿Eso es todo lo que tienes que decir? —se quejó Jiang Cheng sirviéndose un trago de vino.

—¡Claro que no! Mi shijie fue la persona más bondadosa que puedas imaginar, Jin Ling —continuó el doncel—. Quizás te cueste creerlo, pero ella también tenía un buen nivel de cultivo y sabía muy bien cómo lidiar con Jiang Cheng y conmigo cada vez que hacíamos alguna travesura, gracias a ella los castigos de Madam Yu no eran tan severos.

Jin Ling sonreía mirando y escuchando atento a Wei WuXian, verdaderamente complacido al escuchar algo más sobre su madre que no era “fue una gran persona y le debes la vida”.

—¿Qué más? ¡Dime más de ella!

—Poseía una muy buena voz, solía cantarnos cuando éramos niños y las tormentas nocturnas nos asustaban —dijo Wei WuXian—. También nos daba dulces en nuestros cumpleaños ¡Ah! Fue ella la que me pidió darte un nombre de cortesía, ese día yo estaba muy feliz por ello…

—¡Cuéntame más! —pidió alegre Jin Ling.

—¿Qué quieres que te diga? —preguntó Wei Ying entusiasmado.

—Cuéntame qué hacían cuando estaban juntos.

—Shijie me preparaba un té de jazmín realmente delicioso —dijo Wei Ying— y eso enfadaba a Jiang Cheng porque decía que no era apropiado que se comportara así cuando ya tenía un prometido.

—Abusabas de su amabilidad —se defendió Jiang Cheng.

—¡No lo hacía! Además, shijie también te servía té y te preparaba su sopa cada vez que se lo pedías.

—¿Qué más?

—Um, paseábamos por el muelle cada tarde de verano —dijo Wei WuXian— y como era tan bella y gentil debía alejar de ella a todos los que buscaban acercársele, ninguno era digno del amor de shijie.

Mientras Wei Ying hablaba con entusiasmo sobre sus días de antaño en Lotus Pier, todos los presentes sonreían al verlo tan alegre porque era muy refrescante saber que tenía tan buenos recuerdos del pasado, mismo que rara vez mencionaba.

—… no creas todo lo que te dice, Jin Ling, Wei Ying metió en problemas a tu madre —decía Jiang Cheng ante lo que escuchaba.

—¿Cómo pudo hacer tal cosa? —preguntó Lan JingYi con genuina curiosidad.

—Gritando a los cuatro vientos que nadie más que él tenía el derecho de tomar su mano —contestó Jiang Cheng—... Como si verdad se lo hubiera permitido.

—No le hagas caso, Lan JingYi —rio Wei WuXian—. Jiang Cheng actúa todo genial ahora para compensar su falta de genialidad de ese entonces.

—¿En serio? Creo que el Líder de Secta es muy genial —comentó Lan JingYi ganándose una sonrisa de Jiang Cheng.

—Si se lo dices con esa confianza se lo va a creer —bromeó Wei WuXian.

—¿Y qué con eso? —se defendió Jiang Cheng sirviendo un poco más de té para Lan JingYi, mismo que fue agradecido con otra sonrisa—. El niño tiene claras sus ideas, no interfieras en ellas.

—Wei Ying —llamó Jin Ling deseando no desviar la atención de Wei WuXian a otros—, dime, ¿De qué manera querías a mi madre? Hablas con mucho cariño de ella.

La pregunta sorprendió a Wei Ying, sobre todo porque le recordó cierto momento en su vida donde debió contestar a un comentario parecido.

—¿De qué manera quería a shijie? —repuso llevando la mano derecha a su mejilla—. ¿De qué manera piensas tú que la quería?

—Hmm… tal vez… ¿Te gustaba?

—¡Shijie no me gustaba de esa forma! —rio Wei WuXian notando que Lan Zhan esperaba oír su respuesta—. Shijie fue como una madre para mí, siempre estuvo conmigo cuando más la necesité y me brindó todo su apoyo… además, ¿Cómo podía gustarme cuando desde ese tiempo ya tenía a mi buen Lan Zhan?

La sonrisa de Wei WuXian ruborizó un poco a Lan Zhan, por lo que su esposa le guiñó el ojo causando disgusto en Jiang Cheng y Jin Ling.

—¿La extrañas? —fue la siguiente pregunta de Jin Ling, misma que logró incomodar a todos los presentes.

—¡Claro que la extraño! —dijo Wei Ying acariciando su vientre—. Pero luego la veo en ti y me digo que te cuidaré de la misma forma en la que ella me cuidó de niño, puedes estar seguro de eso.

Jin Ling sonrió victorioso cuando Lan SiZhui decidió, apenado por la conversación, cederle su lugar junto a Wei Ying, enfadando a Lan WangJi por la forma en la que la manipuló los sentimientos de su esposa para salirse con la suya.

Después de la cena y de tratar inútilmente pasar otra noche cuidado por Wen Ning en la habitación de Wei WuXian, Jin Ling frunció el ceño cuando todos se despidieron para retirarse a dormir. Sin embargo, motivado por sus celos y miedo de perder a su figura materna, el adolescente se armó de valor para llamar al Jade de Gusu que se despedía de sus discípulos en el pasillo que llevaba a las habitaciones donde se hospedaban.

Lan WangJi miró inexpresivamente a Jin Ling tratando dejar de lado la molestia que le causaba que tuviera el atrevimiento de llamarlo después de ser tan descortés con él y de robarse la atención de Wei Ying.

—Jin RuLan —contestó el Maestro al nervioso muchacho que trataba de mirarlo a los ojos.

—Yo… yo tengo algo que-que decir…

—Escucho —dijo Lan WangJi con simpleza.

Jin Ling apretó los puños tratando de sonar firme, pues estaba convencido que así cómo enfrentó a su tío y a los otros discípulos que trataban de arrebatarle a Wei Ying, debía pelear con el que era su mayor enemigo y que podía realmente alejarlo de su persona más preciada.

—Wei Ying… él está muy bien aquí… —inició Jin Ling—. Yo-yo y mi tío lo cuidamos mu-muy bien y nada le falta…

—Lo sé —contestó Lan WangJi sin cambiar su tono de voz ni su expresión.

—Y… y no quiero que se va-vaya.

—Wei Ying es mi esposa —dijo Lan WangJi—, debe estar conmigo en Cloud Recesses.

—¡Pero nadie lo quiere ahí! —se quejó Jin Ling levantando la voz—. ¡Mi tío y yo sí lo queremos y se lo demostramos!

—Wei Ying es mi esposa —repitió Lan Zhan molesto por las palabras que escuchaba—, Cloud Recesses es su hogar y la Secta Gusu Lan su familia, es ahí donde pertenece.

—¡Wei Ying también es mi familia! —protestó el adolescente—. ¡Y-y si mi tío se lo pide y él lo acepta, también puede ser parte de Yunmeng!

—Jin RuLan, mide tus palabras.

Jin Ling se asustó por la severidad empleada por Lan WangJi, retrocediendo un par de pasos ante la imponente figura que estaba frente a él, más se negó a retroceder.

—… pero es verdad —continuó Jin Ling—. Wei Ying podría ser feliz aquí, él puede de-decidir si se queda con no-nosotros.

—Puede decidir —aceptó Lan Zhan—, debe hacerlo sin que manipules sus sentimientos.

De nuevo Jin Ling apretó los puños y se mordió los labios.

—… no te lo lleves —pidió con tristeza—, si Wei Ying me deja nadie más me tratara como él lo hace ni me dará su amor…

—Otros lo harán —contestó Lan WangJi—, su amor no te pertenece.

—¿Pero a ti sí? —bufó Jin Ling—. Tú-tú no lo dices que lo quieres ni le son-sonríes, tampoco estás con él cu-cuando está triste y se siente so-solo y yo, yo sí lo hago.

—Jin RuLan, Wei Ying tiene todo mi afecto —dijo HanGuang Jun—. No hay necesidad de mostrarlo frente a todos para que esté consciente de ello, lo sabe bien.

—Entonces, si es así… ¿Por qué, por qué tú no…?

—Nuestras circunstancias actuales no le competen a nadie más que a nosotros —interrumpió Lan WangJi con severidad—. Debes entenderlo y dejar de ser caprichoso, tu actitud es molesta.

Jin Ling sintió deseos de llorar ante las duras palabras que escuchaba y ante su incapacidad de dejarle en claro a Lan Zhan que no quería que le robara a Wei WuXian.

Notando la tristeza de Jin Ling y suponiendo que había sido demasiado duro, Lan Zhan suspiró.

—Jin Ling, también amo a Wei Ying y como tú deseo que no se aparte de mi lado —dijo el Jade de Gusu—, pero él es mi esposa.

—… Wei Ying… él… —sollozó el adolescente.

—Lo lamento, no renunciaré a Wei Ying.

Jin Ling miró con lágrimas en los ojos a Lan Zhan antes de verlo marcharse, sintiendo su corazón hecho trizas debido a que nada de lo que dijera lograría que Wei Ying no lo dejara en algún momento.

—Jin RuLan, puedes ser parte de la vida de Wei Ying —dijo Lan Zhan antes de ir con su esposa e hijo—, si entiendes que su lugar es a mi lado.

Jin Ling se marchó limpiándose las lágrimas, dejando a Lan Zhan preguntándose qué haría para no herir el muchacho que obviamente sentía un gran apego por su esposa.

En la habitación ya lo esperaba Wei Ying con una cálida sonrisa sin saber que lejos de él Jin Ling lloraba por el gran temor que le causaba perderlo.





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